Caza al 'chivato' en la Zona Franca tras una macrorredada de Mossos
Los clanes de la droga atacan a vecinos para buscar a "confidentes" policiales mientras las fuerzas del orden incrementan la vigilancia
Caza al chivato en la Zona Franca de Barcelona tras una macrorredada de Mossos d'Esquadra y Guardia Urbana contra el cultivo y tráfico de marihuana la semana pasada. Miembros de los clanes de la droga están amedrentando e incluso atacando a vecinos a los que acusan de ser confidentes policiales en una operación que terminó con 18 detenidos. La policía catalana, a su vez, ha reforzado la seguridad en el enclave.
Alertan de ello fuentes policiales. Indican que personas cercanas a los clanes de la droga se ceban con residentes que creen que pasan información a la policía, algo que es falso. Algunos de ellos han recibido amenazas de estos grupos violentos, mientras que en dos casos se ha pasado de las palabras a los hechos con ataques a una vivienda y a un vehículo.
Caza al 'chivato'
Todo ello ha ocurrido en el barrio del Polvorí de la Zona Franca, el escenario la semana pasada de una operación conjunta de los dos cuerpos de seguridad implicados en la lucha contra el tráfico de estupefacientes cuyo objetivo era acabar con las plantaciones interiores de cannabis en pisos okupados. Además de los 18 detenciones, se incautaron plantas, material para su cultivo y armas de diversos tipos.
La intervención policial quedó explicada de forma profusa en una nota de prensa conjunta [consultar aquí]. Lo que no se contó es lo que pasó después. Miembros de alguno de los clanes que sufrieron por el golpe policial están amedrentando e incluso atacando a algunos vecinos. Los que consideran que pasan información a los cuerpos de seguridad, cuestión que carece de pruebas y que es errónea, tal y como destacan interlocutores conocedores de la intervención.
Al menos dos ataques
Fuentes policiales han señalado al menos dos ataques contra vecinos del barrio de la Zona Franca por este motivo. Uno sería a un vehículo. Otro, a un domicilio particular. ¿Son confidentes? "Se les ataca por ser activistas vecinales", indican las mismas voces.
"Ocurrió la noche del sábado de madrugada. Un miembro de una de las familias había intimidado a vecinos, tildándoles de chivatos. Sin solución de continuidad, se produjo un ataque a un domicilio seguido de asaltos a vehículos", indican las mismas fuentes. Los hechos han sido denunciados a Mossos d'Esquadra, que los conoce y admite a Crónica Global que ha "reforzado la seguridad" en la zona. Por su parte, una portavoz de Guardia Urbana se ha remitido a la policía autonómica para ofrecer más detalles.
Relaciones deterioradas
Como explicó este medio, la macrorredada policial de El Polvorín terminó con una celebración popular tras la liberación con cargos de algunos de los detenidos. La juerga, celebrada en la Plaza de Lorca, incluyó una gran barbacoa que era a la vez de júbilo por los autos de libertad con cargos y de desafío a policía y vecinos hartos por los cultivos en pisos okupados y todo lo que conlleva.
"Aquello era una cosa. Los vecinos sabían que en el barrio hay lo que hay, pero es que los ataques a casas y coches son intolerables. Es una escalada preocupante", lamentan los investigadores conocedores de los hechos. En efecto, las mismas fuentes han detallado el "envenenamiento" de relaciones comunitarias en la zona tras la intervención a gran escala de Mossos y Urbana. "Algo se ha roto", lamentan.
Controlaban el barrio
Esa ruptura podía haber sido prevista por los cuerpos policiales, si se atiende a lo que ellos mismos explicaron en la nota de prensa tras la operación. Mossos y Urbana alertaron del "fuerte control" que ejercían los narcos en el barrio de El Polvorí de la Zona Franca. Los agentes hablaron de contravigilancia policial y observación a la entrada y salida de vecinos y hasta de repartidores de paquetería por si podrían estar implicados en el tráfico de la droga.
Tras el mazazo policial, los clanes que controlaban el territorio se han tornado contra unos residentes que pasan a ser meras víctimas de los narcos. La población pide atajar la suerte de caza al chivato y exige más presencia policial para evitar que el conflicto escale y salga de control. En ello van las relaciones comunitarias en un barrio obrero, sentencian.
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