Centenares de jóvenes se reúnen para montar raves en el metro de Barcelona. Este fin de semana, el primero sin toque de queda desde que se aplicaron las restricciones para frenar la variante Ómicron, varios grupos han encontrado una alternativa al cierre de discotecas: organizar fiestas en los vagones del suburbano.
La madrugada de este domingo, 23 de enero, convocaron una quedada multitudinaria en diferentes líneas del metro de la capital catalana, tal y como se puede observar en las imágenes a las que ha tenido acceso Metrópoli.
RECORRIDO POR EL METRO
En diferentes vídeos a los que ha tenido acceso este medio, se observa que los asistentes se concentraron en líneas como la L2 o la L4.
La fiesta no paró ni un segundo: desde que entraron a la estación empezaron a formar alboroto. Una vez en el interior de los vagones, se encargaron de dejar rastro: muchos de los asistentes llenaron de grafitis las paredes y pantallas.
No es la primera vez que se viven estas escenas en la capital catalana, pero sí se trata de la primera macrofiesta –pública– en el transporte público desde el estallido de la pandemia. Los organizadores montaron las primeras fiestas en 2014 y paralizaron las convocatorias por la situación sanitaria. En el siguiente vídeo se puede observar una de susraves previas a la pandemia:
Las subway parties se retomaron este fin de semana, cuando el metro todavía cerraba a las 2:00 horas. Al coincidir con los primeros días sin restricción horaria, TMB todavía no había retomado la apertura continuada durante toda la noche.
NO CONSTAN INCIDENCIAS
Consultado por este medio, Sergio Sánchez, portavoz de ADN Sindical –el sindicato mayoritario de seguridad privada–, asegura que desde TMB no se ha reportado ninguna incidencia. “Como no se denuncien los hechos en la comisaría del metro nadie dice nada”, cuenta.
En las imágenes se puede observar cómo hay diversos vigilantes de seguridad entre los asistentes e incluso se enfrentan a ellos. Según ADN, los trabajadores hicieron lo que se suele hacer en los casos “en que la intervención se puede desmadrar y no se puede frenar”. En estos casos, los vigilantes acompañan al grupo "para controlar".
FALTA PERSONAL
Sánchez considera que hay "una clara falta de personal". En la L2 o en la L4, por la noche, tan solo hay "dos parejas de seguridad", es decir, cuatro trabajadores.
Además, desde que se aplicó el toque de queda se ha reducido el número de efectivos "para reducir gastos". La conclusión de ADN es clara: "falta un protocolo de actuación para evitar todos estos sucesos".
COLGARSE DEL METRO
Sánchez también hace referencia a un suceso reciente: varios jóvenes se colgaron de un vagón para saltar antes de que el convoy accediese al túnel.
Según cuenta el portavoz, es una práctica muy habitual –tanto esta como otras actuaciones peligrosas– y lamenta que "hasta que no suceda una desgracia", no habrá una actuación contundente.
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