'Patrullas vecinales' contra la delincuencia del Besòs: "La ley del silencio terminó"
Un grupo de Whatsapp entre vecinos del Besòs i Maresme de Barcelona los mantiene conectados e informados. El objetivo es detectar los episodios de delincuencia callejera –qen ocasiones, también organizada– para ayudarse. Son una treintena de vecinos dispuestos a salir a la calle para intentar intimidar al malo. Una decena de ellos ya ha comprado silbatos para señalarlos. Se trata de una suerte de patrulla vecinal recientemente formada y que los Mossos d'Esquadra desaconsejan.
"Yo siempre he sido muy contraria a esto. Es un trabajo que no nos toca a hacer a los vecinos, pero no podemos depender de la policía", comenta una vecina que como las otras seis residentes prefieren no revelar su nombre. "La gente está normalizando las peleas, los robos, que la policía no acuda cuando se le llama....", lamenta otra mujer. Los residentes exponen su relato sobre los retrasos de la llegada de los agentes en diferentes casos y muestran las capturas de sus teléfonos para corroborarlo.
LOS MOSSOS: "ES PELIGROSO"
La policía catalana, competente en seguridad ciudadana, avisa de los peligros de estas actividades vecinales en contra de la delincuencia. "Lo desaconsejamos rotundamente. Velar por la seguridad es nuestro trabajo. Estas patrullas pueden generar un conflicto mayor del que se quiere evitar, por ejemplo, en enfrentamientos y problemas de orden público. Puede ser peligroso para su integridad y pueden cometer un delito si prohíben a alguien la libertad de movimientos", explica a Metrópoli un portavoz de los mossos. El cuerpo policial "valora mucho" la colaboración ciudadana para resolver delitos, pero pide a la ciudadanía que no sobrepase esa raya.
Que esta zona del litoral barcelonés tiene problemas de inseguridad no coge a nadie por sorpresa. El barrio tiene un grave problema con las okupaciones conflictivas gestionadas por clanes familiares que hacen y deshacen a su antojo con unos claros perdedores: los vecinos y las familias sin recursos que aceptan su ayuda envenenada cuando aceptan hasta 3.000 euros para entrar en una vivienda sin ninguna garantía, pues estos clanes o el banco puede echarlos en cualquier momento.
MAFIAS DE LA OKUPACIÓN
Las entrada furtivas de pisos en este punto del distrito de Sant Martí están, prácticamente, a la orden del día. Muchas se concentran en las calles Oristany, Catània, Marsala y Albània. Esta misma semana, una vecina logró parar una nueva okupación. Cuando no alojan a personas desfavorecidas, estas viviendas acogen plantaciones de marihuana, o bien funcionan como almacenes para objetos robados. Los Mossos explican que investigan cualquier delito de okupación que conozcan. En los casos flagrantes, con una denuncia del propietario donde pide una medida cautelar, los agentes expulsan a los ocupantes. "Cuando no podemos comprobar con inmediatez instruimos diligencias para que la autoridad judicial se pronuncie", comenta el portavoz.
Los vecinos insisten en denunciar una muy lenta reacción policial que, en ocasiones, es nula porque las patrullas no asisten. El pasado sábado 15 de enero, una disputa entre unos okupas y un clan de etnia gitana, según El País, se saldó con dos personas tiroteadas. Uno recibió un balazo, el otro tres. Una vecina explica que el sonido del helicóptero –que aquella tarde sobrevolaba la zona buscando a los agresores– y las sirenas ya no extrañan en el vecindario– . Un día después, unas 50 personas organizaron una manifestación para denunciar la inseguridad y una proclama: "No normalizaremos los tiroteos".
PALIZA A UN VECINO
La falta de reacción policial subrayada por los vecinos también ocurre en robos como el intento de robo de un hombre con un cuchillo a un grupo de cinco chicas el pasado 10 de enero en la estación del tranvía de Alfonso el Magnànim. La mujer ]que avisó al 112 muestra la hora de la llamada: 23.38 horas. Afirma que el coche de los Mossos llegó a las 00:07. Las cámaras de la estación, además, no funcionan. "Yo me alegro de no tener hijas adolescentes", suelta una vecina de edad avanzada. "Queremos vivir sin este miedo constante", dice otra más joven.
Cuatro días antes, el 6 de enero, un grupo de jóvenes agredió a un hombre cuando entraba en su domicilio de un edificio de pisos en la calle Constantinopla. Sobre las 21.00 la víctima quiso entrar en su portal, bloqueado por un grupo de siete jóvenes. Les pidió paso y tras recriminarles el humo de los porros que fumaban le dieron una paliza. Una vecina llamó al número de emergencias a las 20:51. La policía llegó una hora más tarde, a las 21:54 y los agresores se habían esfumado. Los Mossos señalan que existen prioridades y que, sin comprobar el caso concreto, es posible que en ese momento existieron situaciones más urgentes.
Manifestantes el domingo 16 de enero en el barrio del Besòs i Maresme / METRÓPOLI
QUEJAS A ESCUDÉ
Los actos vandálicos en el colegio Concepción Arenal de este verano protagonizados por varios jóvenes es otro ejemplo que los vecinos usan para argumentar una falta de presencia policial en el barrio. "Se colaban y destrozaban el colegio. Rompieron varias persianas, pero a los mossos no les constaba. Igual ocurre con las piscinas y las barbacoas en medio de la calle. La policía nunca actúa de oficio", se queja una vecina. En ocasiones la policía contesta la llamada a los vecinos horas después para reportar que no han podido acudir, o bien para preguntar si el problema sigue vivo.
Desde la policía autonómica expresan que mantienen canales abiertos con todos los vecinos y emplazan a los vecinos a comunicar las quejas que tengan sobre el trabajo de sus agentes a la comisaría.
El pasado miércoles el regidor de Sant Martí, David Escudé, visitaba el barrio junto al intendente de la Guardia Urbana del distrito. Tres de estas vecinas mobilizadas se acercaron al concejal socialista para reprocharle la supuesta inacción policial. Horas antes habían intentado okupar en un edificio de una de ellas. El regidor les pidió que informaran de ello al distrito para gestionar el problema. "Si lo saben de sobras", se quejaba al marchar una de ellas. Una portavoz del Ayuntamiento señala este viernes que la seguridad ciudadana es competencia de los Mossos d'Esquadra así como las okupaciones.
LOS MOSSOS, EN CONTRA DE LAS 'PATRULLAS'
Los Mossos defienden la labor policial realizada este 2021 con dispositivos específicas en la zona para "dar seguridad al barrio". Los agentes realizan el Pla Tremall, una operación destinada a luchar contra la multireincidencia delictiva. Desde el pasado diciembre han desplegado el dispositivo Límit para lidiar con los problemas en la zona limítrofe con el barrio de La Mina de Sant Adrià de Besòs.
Los vecinos están decididos y quieren demostrar a los delincuentes que no les tienen miedo. "La ley del silencio ha terminado. Que lo tengan claro. La impunidad se acabó", avisa una mujer. "El objetivo es que si un vecino necesita ayuda podamos acudir allí. Queremos evitar enfrentamientos individuales. Acudir y hacer presión", explican. Una vecina relata el asalto a un supermercado en la plaza Germans Serra el 28 de diciembre de 2020. La policía tardó una hora y cuando llegó detuvo a algunos jóvenes que robaban botellas de alcohol. Los ladrones que habían robado el dinero habían desaparecido.
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