La amenaza nuclear lleva presente en la crisis de Ucrania desde antes de la invasión rusa, cuando Vladímir Putin avisó de que cualquier conflicto directo con la OTAN supondría una guerra en la que no habría vencedores debido al potente arsenal nuclear con el que cuenta su país. Este domingo, en la cuarta jornada de guerra, Putin ordenó poner las fuerzas de disuasión nuclear rusas en "régimen especial de servicio" tras las "declaraciones agresivas" de los principales países de la OTAN.

Esta amenaza la realiza el país con mayor número de ojivas nucleares en el mundo, según el último informe del Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI), un país que, además, en los últimos años ha modernizado su armamento nuclear. El ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, informó el pasado diciembre de que cerca del 90% de este tipo de armamento había sido actualizado.

Ojivas operativas

El Bulletin of Atomic Scientists publicó el pasado 25 de febrero un estudio sobre el actual armamento nuclear ruso realizado por Hans M. Kristensen, director del Proyecto de Información nuclear de la Federación de Científicos Americanos, y Matt Korda, investigador asociado al proyecto.

Rusia cuenta actualmente con 5.977 ojivas nucleares: 1.500 estarían pendientes de ser desmanteladas y 4.477 ojivas todavía estarían disponibles para su uso. Hay un total de 1.588 ojivas estratégicas -utilizadas en objetivos estratégicos y no en el campo de batalla- de las cuales 812 estarían asignadas a misiles balísticos terrestres (MBI), 576 a misiles balísticos lanzados desde submarinos (MBLS) y unas 200 a bases de bombarderos pesados. Almacenadas hay al menos 977 ojivas estratégicas junto a 1.912 ojivas no estratégicas.

Armamento mostrado en los últimos años

Rusia ha mostrado en los últimos años algunas de las nuevas armas con las que se ha modernizado, muchas de ellas son misiles capaces de portar explosivos convencionales y nucleares. 

  • Submarinos de misiles balísticos de clase Borei. Estos misiles tienen un alcance de 8.000 kilómetros y pueden portar entre 6 y 10 cabezas nucleares.
  • Misiles intercontinentales Yars con un alcance estimado de 12.800 kilómetros.
  • Misiles hipersónicos Avangard con un alcance de aproximadamente 10.000 kilómetros. Según el propio Putin, son capaces de superar el escudo antimisiles estadounidense. Pueden alcanzar las capas más densas de la atmósfera y superan 20 veces la velocidad del sonido, pudiendo llegar a territorio estadounidense en 15 minutos.
  • Misiles de alta precisión Kalibr. Con un alcance de entre 2.000 y 2.600 kilómetros, pueden ser instalados en buques y submarinos.
  • Misiles de corto alcane Iskander. Con un alcance de entre 280 y 400 kilómetros, son misiles transportables por tierra en camiones para su despliegue táctico.
  • Misiles balísticos Sarmat. Misiles balísticos intercontinentales de un alcance "prácticamente ilimitado" (aproximadamente 17.000 kilómetros), según el propio Putin, lo que, de nuevo, convierte en "inútil" el escudo antimisiles de Estados Unidos.
Despliegue Nuclear de Rusia
Despliegue Nuclear de Rusia
Carlos G. Kindelán

¿Cuál es la estrategia de Putin con el armamento nuclear?

Daniel Rajmil Bonet, profesor de la Universitat Oberta de Catalunya, experto en conflictos internacionales, defensa y seguridad y política nuclear, explica a 20minutos que la información sobre armamento nuclear es imprecisa y que la que transmiten los propios países "se basa en lo que se está dispuesto a mostrar al exterior para disuadir". La disuasión es el concepto clave en el que se enmarcarían las recientes menciones de Putin a un posible uso de su armamento nuclear.

"Dentro de la estrategia del país, ya hace varios años que Putin ha afirmado cuál es la estrategia y qué papel juegan las armas nucleares en la estrategia de defensa rusa", dice el profesor Rajmil. En 2020, el propio Putin aprobó la doctrina de disuasión con un claro carácter defensivo, aunque el Kremlin se reservaba el derecho a un ataque con armamento nuclear en caso de agresión exterior o amenaza a la supervivencia del Estado -la decisión sobre el empleo de estas armas la toma el propio presidente-.

Los principales puntos de esta doctrina que justifican el uso de arma nucleares son: el empleo por parte del enemigo de armas nucleares u otro tipo de armamento de destrucción masiva contra territorio de Rusia o de sus aliados o acciones contra instalaciones estatales o militares vitales para el país que le hagan perder el control sobre el mando nuclear; una agresión exterior con el uso de armamento convencional que amenace "la existencia misma del Estado" o si el Estado recibe información fidedigna sobre el lanzamiento de un misil balístico contra Rusia o sus aliados, 

"Desde el punto de vista ruso, se enfatiza la naturaleza estratégica defensiva de las armas nucleares. Aquí entraríamos también en si realmente la doctrina rusa utiliza las armas nucleares para desescalar, o al revés, para escalar y llevar ventaja estratégica", señala Rajmil. "Desde el inicio de la crisis, Putin ha señalado la capacidad de utilizar armamento nuclear si es percibido, por parte de Rusia, que hay una interferencia en las 'operaciones convencionales' de Rusia en Ucrania".

El profesor Rajmil destaca que lo que está haciendo Putin no es algo nuevo y se ha visto en algunas situaciones bélicas en las que se trata de jugar a la disuasión para compensar una posible inferioridad en el caso de que, con armamento convencional, no se sea capaz de conseguir los objetivos. "Esto ha pasado en el caso de Paquistán e India, con Corea del Norte, Israel en 1973,...".

Tratados internacionales

"La diplomacia internacional se ha regido por el Tratado de No Proliferación Nuclear, en el que aparece reconocido el estatus nuclear de Rusia y Estados Unidos, y por otros tratados que se han hecho dentro de la desescalada de tensiones que ha habido en la Guerra Fría", expone Rajmil.

En ese contexto post Guerra Fría se sitúa el START III o Nuevo START, firmado por Barack Obama y Dmitri Medvédev, entonces los respectivos presidentes de Estados Unidos y Rusia, en 2010. Las partes se comprometieron a reducir su arsenal atómico en dos tercios, con lo que se limitaría a 1.550 ojivas el arsenal de cada país. 

Además, también se incluyó un sistema de inspección de los arsenales y se limitó a 700 el número de misiles balísticos intercontinentales, el de los desplegados en submarinos y bombarderos estratégicos equipados para armamento nuclear. Asímismo, se reducía a 800 las lanzaderas para misiles intercontinentales, las lanzaderas submarinas para misiles balísticos y los bombarderos estratégicos equipados para armamento nuclear, estén desplegados o no.

Estas obligaciones tenían que ser aplicadas durante 10 años. En febrero de 2021, Rusia y Estados Unidos prorrogaron por cinco años este último tratado de desarme. Sin embargo, el profesor Daniel Rajmil apunta a que la escalada de tensión en el conflicto también podría desencadenar en un abandono del tratado START por parte de Rusia. 

"Hay una serie de cálculos racionales que se hacen como actor a la hora de valorar el uso de armas nucleares que es difícil que se den en la realidad, porque hay cientos de factores que no se pueden controlar". Por ello, "cuando un estado juega con la disuasión nuclear, lo que dice la teoría, y demuestra la práctica, es que aumenta el riesgo de una confrontación nuclear. En el fondo es un poco incoherente. Como comentamos algunos académicos sobre la teoría de la disuasión, en lugar de dar tranquilidad, lo que hace es aumentar el riesgo de una confrontación nuclear".

Aun así, habiendo señalado la peligrosidad de una situación como la actual, Rajmil explica que hay motivos para el optimismo debido a que, a principios de 2021, entró en vigor el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares impulsado por la ONU. "Obviamente, los países nucleares no lo han ratificado y Rusia ha votado en contra porque no le beneficia. Sin embargo, a nivel internacional es importante destacar que este tratado existe y que una posible consecuencia de esta crisis es hacer reflexionar sobre las posturas de las doctrinas nucleares".