Canal Historia :
7 PUERTAS: EL PRIMER CAFE CON AGUA CORRIENTE
Josep Xifré (1777-1856) fue el primero de aquellos indianos que volvió a Barcelona para invertir su patrimonio. Fue el catalán más rico del siglo XIX por lo que se puso de moda la frase: “ser más rico que Xifré”. Él nos legó el que años después sería conocido como Restaurante Siete Puertas, uno de los locales más emblemáticos de la ciudad. Los padres de Josep Xifré, vecinos de Arenys de Mar, habían vuelto de su aventura cubana arruinados. Sin perder la esperanza, decidió marchar hacia La Habana con la intención de sacar de la ruina a su familia. Empezó trabajando en una de las primeras curtidurías de la isla, propiedad de un tío suyo. Con el tiempo llegó a poseer plantaciones de azúcar y café, una compañía naviera y llego a controlar la exportación a España y Estados Unidos de pieles de vacas y ovejas cubanas. Al final se casó (1818) con la hija de su agente en NY, Judith Downing con la que tuvieron a su heredero, José Xifré Downing. En 1823 la familia se trasladó a vivir a NY. Trabó amistad con el gallego Pedro Gimeno, multimillonario e inversor en la Gran Manzana que se hacía llamar Peter Harmong. Él introdujo a Xifré en el mundo de las grandes finanzas. Compró acciones de los bancos más importantes de América y deuda estatal y negocios inmobiliarios y fundó en Nueva York, el “Mechanics Bank” una entidad que dedicada a financiar proyectos donde aplicar la máquina de vapor. La fortuna de Josep Xifré era inmensa. Ya no era aquel joven que llegó a Cuba un chavo. Liquidó sus negocios americanos y decidió establecerse en Barcelona (1840). Su esposa, que no estaba muy ilusionada de vivir en una ciudad de provincias, prefirió quedarse en París con su hijo. INVERSIONES EN EL PLA DE BARCELONA En Barcelona compró (1833) por veinte mil reales (hoy serían unos 1000 euros) la propiedad de Can Milans en Sant Martí de Provençals donde construyó una magnifica mansión, la Torre Xifre. Tenía trescientos mil metros cuadrados… una pequeña parte de aquellos terrenos pertenecen hoy al Hospital de Sant Pau. También financió los estudios frenológicos de Mariano Cubí y creo el cuerpo de bomberos (1835) del que fue capitán. En esos años se demolió el portal del Mar y se reformó el Pla de Palau. Xifré adquirió varias parcelas enel paseo de Isabel II (1836), junto al hoy desaparecido Palacio Real. «ELS PORXOS D´EN XIFRE» Aquí, invirtió 9000 euros de los de hoy para levantar unos inmuebles porticados neoclásicos, al estilo de la Rue de Rivolí de Paris. De las obras se encargaron (1836) Francesc Vila y Josep Boixareu y duraron tres años (1836-1840). Aquí instaló su domicilio y su despacho (1840). Unos meses antes, en noviembre de 1839, se había tomado la primera fotografía en España. Era un daguerrotipo que tenía por motivo los flamantes edificios de nuestro protagonista. LOS PRIMEROS PISOS EN ALQUILER DE BARCELONA El resto de los pisos los arrendó ¡Eran las primeras viviendas de Barcelona en régimen de alquiler!. Disponían del último modelo de cocinas americanas Franklin. Fue el primer edificio de Barcelona que contó con agua corriente, caliente y fría. Sirvió de modelo para tomar la primera imagen fotográfica en España. La familia Picasso vivieron un breve tiempo en un piso de alquiler (1895) al llegar a Barcelona en 1895. Desde su azotea Pablo Picasso pintó sus depósitos de agua. Todos los barceloneses conocían al inmueble como “casas d´en Xifré”. Otro de los inquilinos ilustres era Ferdinand de Lesseps cónsul de Francia en la ciudad. Estaba buscando inversores para su proyecto de unir el Mediterráneo y el Mar Rojo a través de del canal de Suez. Xifré se convirtió en el accionista mayoritario de un proyecto que parecía imposible!. EL CAFÉ DE LAS SIETE PUERTAS Durante todo el siglo XIX los cafés fueron un floreciente negocio en toda Europa. Al contrario de las tabernas, donde se iba a bebía alcohol, el café nació con vocación socializadora. Se iba a pasar el rato, tal vez leer el diario con un café en la mano o para asistir a alguna tertulia. En Barcelona los cafés más exclusivos se situaron siempre en las zonas más concurridas, como en su tiempo lo fue la calle Fernando, al final de la Rambla o después la plaza del Pla de Palau, recién inaugurada. A Xifré le apetecía tener un café en la puerta de su casa. Le alquiló uno de los locales a un restaurador de prestigio, Josep Cuyás que había regentado café "El Neptuno" también conocido como el Café de la Constancia, estaba en el Paseo de la Aduana. Al principio, el nuevo café iba a llamarse Minerva, pero finalmente acabó llamándose "Café de Las Siete Puertas".
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