Vladimir Putin prepara la ofensiva final contra Ucrania, mientras en sus filas castiga y arresta a quienes considera traidores y espías. Una purga masiva que se ha llevado por delante a 150 funcionarios según publica el Daily Mail.

En un intento de reorganizar sus fuerzas, el presidente ruso ha iniciado una "caza" contra varios miembros del Servicio Federal de Seguridad, sucesor de la KGB, acusándolos de espías.

Un hecho que tiene lugar después de que las filtraciones expuestas por la inteligencia occidental hayan hecho saltar las alarmas en el servicio de contrainteligencia rusa.

Campaña militar al descubierto

El 24 de febrero, día de la invasión rusa a Ucrania, horas antes del inicio de la ofensiva, desde el Ministerio de Defensa Británico publicaron el mapa con las posiciones militares rusas. Un hecho que se ha repetido desde inteligencia británica y estadounidense descolocando a Rusia.

Ante las consecutivas derrotas que sufren sus ofensivas, Putin ha buscado responsables y ha querido reforzar su ejercito. Las últimas informaciones apuntan a la posibilidad de que triplique el número de tropas en la región de Donbas en un intento desesperado obtener una victoria allí.

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Según fuentes occidentales, uno de los ataques seria el secuestro de combatientes ucranianos, a los que superan en número. La maniobra consistiría en un avance por el norte desde la ciudad sitiada de Mariúpol para unirse a las unidades que avanzan hacia el sur desde Izyum.

Aunque no se sabe la eficacia que puede tener o no este ataque, la cuestión gira entorno a sí el ejercito ruso será capaz de llevarlo a cabo en un punto decisivo que le hará lograr la victoria. Todo un planteamiento reforzado por la ventaja numérica que tendría sobre el ejercito ucraniano.