La principal respuesta de la comunidad internacional ante la invasión de Ucrania por parte de Rusia y la guerra que ha desencadenado fue la imposición de sanciones económicas al país dirigido por Putin.

Un mes y medio después del inicio de la guerra, los efectos de las sanciones ya se están notando en el pueblo ruso: los ciudadanos están empezando a acumular comida.

Tal y como recoge el Daily Mail, los rusos están gastando alrededor del 40% de sus ingresos disponibles en alimentación, el doble de lo que gastaban antes de la guerra.

El motivo es la galopante inflación que está sufriendo el país. Los rusos están llevándose sobre todo artículos de primera necesidad y alimentos básicos como azúcar o trigo por temor a que los precios sigan subiendo.

Los datos del gobierno de Rusia revelaron que la inflación anual de alimentos alcanzó el 18,7%, con fecha del 1 de abril.

El Mail cita a Oleg Kobiakov, de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, que dijo que muchos hogares rusos están recurriendo a "estrategias para hacer frente a la crisis".

Según Kobiakov, "la gente está posponiendo planes como ir a la universidad o comprar una casa. Están ahorrando por si pierden el trabajo, por si se mueren".

En comparación con el 40% de Rusia, el hogar promedio de la UE gasta alrededor del 12% de sus ingresos en alimentos, dijo Kobiakov, y agregó que si bien el hambre todavía no ha aparecido en Rusia, los hogares más pobres se enfrentarán mayores niveles de inseguridad alimentaria.

Por su parte, Moscú está considerando regular los precios de alimentos, medicinas y otros bienes y ha prohibido temporalmente algunas exportaciones agrícolas. 

Si bien estas medidas han tenido cierto impacto para limitar la inflación al consumidor, aún se espera que alcance un 23,7% este año, su nivel más alto desde el año 1999.