viernes, 16 de diciembre de 2022

La Mina, el otro repunte de la droga en los márgenes de la ciudad

 

Como ha pasado en el Raval, el consumo está creciendo, con más usuarios en el centro de reducción de daños y una cifra disparada de 55.000 jeringas recogidas en la calle este año en todo Sant Adrià de Besòs





Lejos del debate que ha protagonizado el Raval por el consumo en la calle, la droga ha repuntado también en los límites más olvidados de la ciudad. En La Mina, en Sant Adrià de Besòs, no sólo es evidente en los solares y descampados donde se acumulan jeringas y restos de dosis. El incremento "progresivo" también se está notando en el número de usuarios que acuden al centro de reducción de daños, el REDAN, para consumir la droga que a menudo acaban de comprar en el mismo barrio.

Como la Sala Baluard del Raval, el equipamiento les ofrece un espacio controlado y material higiénico para tomarla de forma segura, con la idea sobre todo de evitar el riesgo de muerte por sobredosis. Entre 70 y 80 personas están haciendo actualmente cada día unos 180 consumos de media, según la coordinadora del REDAN, Noemí González. "Van aumentando poco a poco aunque estamos todavía en un ritmo inferior al de antes de la pandemia", asegura.

La sala de consumo es un espacio controlado con capacidad para una decena de usuarios

En total, en 2021, unos 1.200 usuarios diferentes hicieron unos 39.000 consumos en este centro de La Mina. "Este noviembre ya habíamos superado esta cifra", explica a la espera de cerrar el año Francina Fonseca, directora de adicciones del Parque de Salud Mar, que gestiona el REDAN. Es el segundo centro de reducción de daños con más actividad de Cataluña, sólo por detrás de Baluard, pero el primero en sobredosis atendidas (81 el año pasado).

La recogida de jeringas en la calle bate récords

El programa de intercambio de jeringas es otro de los servicios que se ofrecen. Aquí se distribuyeron en 2021 más de 180.000 nuevas, según datos del Departamento de Salud (más del doble que en Baluarte). A los consumidores se les pide a cambio que regresen de utilizar, pero no siempre es posible y muchas acaban en la vía pública. Varios equipos de diferentes equipamientos y administraciones trabajan para recogerlas.

El servicio de educadoras de calle del Ayuntamiento de Sant Adrià es uno de los que realiza esta tarea. "Varía en función de la venta, pero podemos llegar a recuperar un centenar en un día", afirma Sara Parrilla, que forma tándem con Andrea. Este es, de hecho, uno de los indicadores más evidentes del repunte del consumo en La Mina.

Con datos municipales hasta noviembre, se habían recogido ya este año 55.000 jeringas en todo el municipio de Sant Adrià (aunque la gran mayoría están en La Mina). La cifra supera ampliamente no sólo los registros de los dos últimos años, sino también el de 2019 (38.600).

"Kit" de material higiénico nuevo que se proporciona a los usuarios del REDAN

Sobre el perfil de los consumidores se trata sobre todo de personas en una situación de precariedad y vulnerabilidad grave, que duermen al raso u ocupan alguna vivienda, y muchos proceden de países del este "y en especial de Georgia", explica Parrilla.

Cerca de donde está la venta

Desde el REDAN reivindican el trabajo del centro y destacan que si no existiera, "las jeringas, los consumos y las sobredosis, todo pasaría en la calle". Ante las críticas de algunos vecinos por la presencia de la sala en el barrio, González y Fonseca defienden que estos centros deben ubicarse donde están los puntos de venta porque "está estudiado que entre la compra y el consumo no pasan más de 10 minutos". "No vienen aquí porque estamos nosotros, sino porque compran la droga en La Mina."

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