La mayor tragedia ferroviaria en la historia de Grecia -y la peor en
Europa
en la última década- ha dejado al menos 43 muertos y ha abierto
numerosos interrogantes sobre los errores que llevaron al choque
frontal
de dos trenes. La conmoción del país se trasladó este miércoles por la
noche a las calles de Atenas, donde alrededor de mil personas, según la
prensa local, salieron a la calle para protestar frente a la sede de la
empresa propietaria del ferrocarril, Hellenic Train, y frente al
Parlamento.
Las protestas también se registraron en las ciudades de Tesalónica y
Larisa, cercanas al punto donde el tren de pasajeros -con 356 personas a
bordo- y el tren de mercancías -con dos maquinistas- colisionaron de
frente cuando circulaban por la misma vía en sentido contrario el
martes
sobre las 23.30 horas de la noche.
Según la prensa griega, durante las protestas se han registrado
incidentes
cuando un grupo de manifestantes lanzó piedras, rompieron vidrios
de
las oficinas de la gestora ferroviaria y se enfrentaron a policías.
En Tesalónica, los estudiantes realizaron una sentada frente a la
estación de tren, con pancartas que decían "La tragedia no será
olvidada", "No es un accidente, es un crimen", "Podría ser cualquiera
de nosotros".
Familiares de los jóvenes que viajaban en el tren han acudido al hospital
de Larisa con fotografías porque sus parientes no figuran ni entre los
muertos ni entre los heridos. Tampoco hay una lista oficial de
desaparecidos y mientras algunos medios griegos señalan que podrían
ser decenas, otros recuerdan que muchos supervivientes se trasladaron
por sus propios medios hasta Salónica sin notificarlo.
Las imágenes del lugar del siniestro muestran la violencia del choque, con
los primeros vagones de ambos convoyes convertidos en un amasijo de
metales calcinados. "Las imágenes que vi apenas bajé del vagón fueron
increíbles, trágicas. Vi llamas por todas partes, pedazos de metal de los
vagones se habían derretido y mucha gente perdió la vida. No tuvieron
tiempo de salir", dijo un pasajero a la agencia estatal griega AMNA.
El ministro de Infraestructura y Transporte, Kostas Karamanlís,
dimitió reconociendo que sus "esfuerzos" para mejorar una
infraestructura ferroviaria "que no se corresponde con el siglo XXI" no
fueron suficientes para evitar el accidente.
El primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, señaló en un mensaje
que "la tragedia, desafortunadamente, se debe sobre todo a un error
humano".
El jefe de Gobierno conservador declaró tres días de luto y prometió que
"se depurarán responsabilidades" y se formará una comisión especial de
expertos para investigar los hechos.
El jefe de la estación de Larissa ha sido detenido y, según la prensa
local, reconoció que cometió un error cuando el tren de pasajeros hizo
una parada en Larisa y lo situó en la misma vía en la que viajaba en
dirección opuesta el tren de carga. El hombre de 59 años se presentará
ante el fiscal de esta ciudad mañana y según la prensa local se le
imputará por homicidio involuntario y otros delitos que pueden acarrear
penas de 10 años de prisión hasta cadena perpetua.
El presidente del sindicato de maquinistas, Kostas Geridunias, denunció
en la televisión pública de ERT el estado de deterioro en el que se
encuentra la infraestructura ferroviaria del país. "Nada funciona, todo
se hace manualmente, estamos en modo manual en todo el eje Atenas-
Salónica. Los semáforos tampoco funcionan. Si lo hicieran, los
conductores verían los semáforos en rojo y se detendrían a tiempo",
señaló.
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