Los paramilitares del RSF han iniciado esta mañana una ofensiva contra el Consejo Soberano de Sudán que ya se ha extendido por casi todo el país
El ejército sudanés anunció este sábado que los paramilitares del RSF han atacado sus bases en la capital, Jartum, y en otras zonas del país, poco después de que los paramilitares acusaran al ejército regular de atacar sus campamentos. "Los combatientes de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) atacaron varios campamentos del ejército en Jartum y en otros lugares de Sudán", dijo a la agencia AFP el portavoz del ejército, el general de brigada Nabil Abdallah. "Los enfrentamientos continúan y el ejército está cumpliendo con su deber de salvaguardar el país".
Pocas horas después, miembros del RSF comunicaron que ganaron el control de varios enclaves tras los primeros combates, entre los que se incluiría el “control total” del palacio presidencial de Jartum y los aeropuertos de Jartum, Al Obeid y de la ciudad norteña de Marawi, muy próxima a la frontera con Egipto. Anunciaron asimismo que estos ataques son una respuesta a los ataques previos efectuados por el ejército regular contra las bases del grupo paramilitar al sur de la capital. El líder del RSF y número dos del ejército sudanés, Mohamed Hamdan Dagalo (conocido como Hemedti), confirmó las razones que empujaron a la agresión e hizo un llamamiento a la población “para que la apoyen y continúen con sus esfuerzos para proteger los logros del país y la gloriosa y victoriosa revolución de su pueblo”. En su opinión, por sorprendente que parezca, es el ejército regular el responsable del golpe y son los RSF quienes procuran detenerlo.
La reacción del Consejo Soberano de Sudán, que ahora cataloga al RSF como “una milicia rebelde”, no se ha hecho esperar. Esta mañana fueron bombardeadas las posiciones de los paramilitares más próximas a la capital, y las notas de prensa emitidas por el gobierno hablan de una “conspiración” y de una lucha contra un “enemigo” que procura hacerse con el control de Sudán. Los combates se habían extendido por el sudoeste del país al comenzar la tarde.
Este golpe de Estado no ha pillado por sorpresa a la población civil, que ha atestiguado como el ejército fue ocupando las ciudades más importantes en las últimas dos semanas y que ya conocía los roces entre el RSF y el ejército regular. El ejército de Sudán incluso advirtió este jueves en la televisión pública sobre la posibilidad de que ocurrieran choques entre ambas facciones, achacándolos a los métodos violentos utilizados por las RSF contra la población civil y a la falta de diálogo entre el general Al Burhan, presidente de la junta sudanesa, y Hemedti.
Luchas de poder
Jartum ha amanecido hoy salpicada por unas columnas de humo cuyo mensaje es claro: las negociaciones que se anunciaron el jueves en televisión han fracasado estrepitosamente, pese a que el viernes se informó de que se había llegado a un acuerdo. Nadie sabe qué esperar a partir de ahora. El Secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, catalogó la situación como “frágil” desde Hanoi, aunque mostró su esperanza en que todavía pudiera darse la transición de un gobierno militar a uno civil. Igualmente advirtió contra la existencia de actores que “presionan contra este progreso”.
Lo que algunos expertos comienzan a catalogar como una lucha de poder nace del golpe de Estado dirigido por Al Burhan en octubre de 2021. El general sudanés reorganizó entonces el Consejo Soberano de Sudán (que fue instaurado inicialmente tras el golpe de Estado de 2019) para cambiar una mayoría de miembros civiles por militares, empujando a la monopolización del poder hacia las Fuerzas Armadas y consiguiendo así la renuncia del primer ministro (civil) Abdalla Hamdok a principios de 2022.
No son pocos quienes piensan que las desavenencias entre el ejército regular y el RSF no dejan de ser una estratagema ideada para mantener viva la tensión social y garantizar así una continuidad de los militares en el poder. Los choques entre Al Burhan y Hemedti ya se han sucedido a lo largo de los últimos meses, desembocando en ocasiones en momentos de alta tensión que no hacían sino aumentar la inestabilidad de la nación, en efecto, facilitando así que las Fuerzas Armadas permanezcan en el poder como medida preventiva a su frágil seguridad.
Lo que hace de este choque uno diferente al resto es la discursiva tomada por el Consejo Soberano de Sudán al declarar a los RSF como “rebeldes” y “enemigos del Estado”, calificativos que hasta ahora se había cuidado mucho de utilizar. Se teme que lo que hoy ha comenzado como un golpe de Estado desemboque en los próximos días en una guerra civil.
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