Un parking del Guinardó está en el punto de mira de los vecinos. Según explican las fuentes consultadas por Metrópoli, el tráfico de drogas, la suciedad, las ratas, la indigencia y la presencia de jóvenes haciendo botellones se ha convertido en algo habitual en este aparcamiento, situado en la calle de Lepant, a la altura de la ronda del Guinardó. Los residentes denuncian que el estado del parking es una muestra más de la degradación del barrio.
Conchi Francisca vive a escasos metros del polémico aparcamiento. Llegó al Baix Guinardó hace casi un año y, desde hace unos meses, prefiere pagar la zona verde antes que dejar su coche en el parking. "Decidí sacarlo porque siempre está ocupado por furgonetas que hacen un mal uso del espacio, con gente durmiendo en el interior. Entiendo su situación, pero creo que deberían brindarles los recursos suficientes para poder salir de ahí".
"HAY MENUDEO"
Marisa Redondo confirma todo lo que dice su vecina Conchi y añade aún más problemas. Asegura que en una de las furgonetas abandonadas se vende droga: "Entra y sale gente constantemente, es evidente que hay menudeo. Yo cuando voy a pasear el perro por la noche, me aparto de esa zona porque da un poco de miedo", dice la mujer, que reitera que el parking parece un laberinto: "Sobre todo si metes el coche al fondo, es muy caótico, menos mal que lo están asfaltando", concluye.
Desde hace meses, están haciendo unas obras para mejorar su estado, pero las fuentes consultadas temen que no sea suficiente. Tal como ha podido comprobar este medio, la degradación del parking de Lepant es más que evidente: los jóvenes montan botellones por la noche y dejan el suelo lleno de latas y botellas de cristal, que se suman a la presencia de ratas y excrementos.
"Cada noche se llena de indigentes. Entiendo que no tienen donde dormir, pero no da una buena imagen del barrio. Deberían darles alguna alternativa porque en este parking no deberían estar", lamenta otra fuente vecinal. Metrópoli ha podido hablar con uno de los chatarreros que frecuenta una de las polémicas furgonetas, que niega rotundamente que se venda droga: "Yo no vivo aquí, pero sé que en uno de los vehículos vive un hombre con problemas de alcoholemia y que a veces viene gente a visitarlo, pero no venden ningún tipo de sustancia estupefaciente", reitera.
LA PUNTA DEL ICEBERG
Las declaraciones no han gustado ni a Francisca ni a Redondo, que están convencidas de que hay trapicheo en el parking. El tráfico de drogas a pequeña escala es solo la punta del iceberg de la situación de abandono que hay en el aparcamiento. Este medio ha comprobado que abundan los excrementos de perros y que también hay animales muertos. Hace tanto tiempo que no lo limpian que el cuerpo del roedor empieza a rozar la putrefacción.
Otra de las vecinas, que ha querido preservar su anonimato, vive en una primera planta y su balcón comunica con el polémico aparcamiento. "Los ruidos son constantes, además los sintecho se ponen a dormir tapando la salida de emergencia de la residencia de ancianos que hay justo al lado. Por las noches se llena de jóvenes haciendo botellón y consumiendo marihuana. Ya nos hemos acostumbrado", dice la anciana resignada.
Metrópoli ha contactado con el Ayuntamiento de Barcelona para conocer su versión de los hechos, pero a fecha de publicación de la noticia no ha obtenido respuesta.
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