La exprimera ministra insta a Occidente a romper lazos con Pekín y a prepararse para imponer sanciones por su política agresiva contra la isla
Liz Truss se encuentra inmersa en un periplo de cinco días por Taiwán. China ha fustigado esta visita tachándola de "peligroso espectáculo político", al tiempo que la ex primera ministra británicaha exhortado a Occidente a reducir su "dependencia" de Pekín. Su llegada a Taiwán la convierte en la primera ex mandataria que visita el territorio desde Margaret Thatcher en la década de 1990.
En un discurso pronunciado el miércoles en Taipéi, Truss recordó que “los aliados occidentales han de extraer lecciones de las consecuencias internacionales de la invasión rusa de Ucrania y prepararse para imponer sanciones a una China agresiva respecto a Taiwán”, describiendo la isla democrática como "un desafío perenne al totalitarismo".
En su disertación ante la Fundación Prospect, Truss afirmó que Occidente necesita "reducir la dependencia de China en todos los ámbitos" y añadió que "si Pekín cumple su palabra e intensifica su agresión, será inevitable una desvinculación sustancial. Si no nos preparamos para ello, todos los pueblos del mundo libre sufrirán consecuencias económicas".
Asimismo, abogó por no cooperar con China en cuestiones globales como el cambio climático, y advirtió de que los regímenes totalitarios "no son sinceros", aludiendo como ejemplo a su política respecto a Hong Kong y al secretismo del régimen comunista durante la pandemia.
Para Truss, China es una amenaza para el orden internacional basado en normas que han regido el comercio y la diplomacia tras la Segunda Guerra Mundial, y considera que su papel es construir un baluarte contra ella. Cabe recordar que, durante su breve estancia en Downing Street, llegó a declarar que China era una "amenaza" para el Reino Unido, pero desde que Rishi Sunak la relevó en el cargo, esa retórica se ha atenuado.
Pekín no tardó en manifestar su descontento ante las palabras vertidas por la británica. La embajada china en el Reino Unido emitió un comunicado en el que advertía de que el discurso sería perjudicial para el país de la ponente, al calificarlo de "provocación".
Además, le instó a que dejara de defender la independencia de Taiwán o, de lo contrario, "se expondría públicamente como una política fracasada y sufriría más represalias por parte del pueblo chino". “Esta visita constituye un peligroso espectáculo político que no hará más que perjudicar al Reino Unido y cualquier violación del principio de una sola China tendrá graves consecuencias para las relaciones bilaterales", declaró un portavoz de la embajada.
Es más, el Partido Comunista a través del rotativo "Global Times", aludió a la mala prensa de Truss en algunos medios británicos: "La torpe intromisión de la desgraciada primera ministra pone en peligro las delicadas relaciones con Pekín", o "dando rienda suelta a su arrogancia y despecho, la irresponsable diputada por el suroeste de Norfolk está haciendo otro flaco favor a su país", "lo último que necesita el pueblo de Taiwán es la "ayuda" de Truss", citó el vocero estatal.
Pekín reacciona con importantes represalias cuando políticos occidentales visitan la isla autogobernada. El gigante asiático la considera como parte de su territorio y se ha comprometido a recuperarlo, si bien el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha prometido armar y defenderla en caso de una invasión.
El año pasado, tras la visita de Nancy Pelosi, por entonces presidenta de la Cámara de Representantes de EE.UU., la potencia asiática bloqueó Taiwán con sus fuerzas navales y aéreas, cortando los canales de comunicación con Washington en asuntos que iban desde la protección del medio ambiente a la seguridad marítima.
No obstante, Truss argumentó que los aliados occidentales no pueden evitar responder a la agresión china por miedo a una nueva Guerra Fría, porque Pekín ya está expandiendo su ejército.
Durante su discurso, también retó al primer ministro Rishi Sunak a cumplir con el lenguaje que utilizó durante la contienda por el liderazgo del Partido Conservador del verano pasado. En aquel momento, el ahora primer ministro británico describió a China como "la mayor amenaza a largo plazo para Gran Bretaña y propuso que los 30 Institutos Confucio de Pekín en su país deberían cerrarse".
Cabe destacar que el Gobierno británico no mantiene relaciones diplomáticas oficiales con Taiwán y los ministros en activo son cautos a la hora de visitarla, aunque el presidente del Partido Conservador, Greg Hands, la visitó cuando era ministro de Comercio, el pasado noviembre.
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