UN "GOTEO CONSTANTE"
El primer piso del bloque era donde se ubicaba el corazón de la ilícita empresa. A través de la puerta número cuatro se producía el intercambio. Tal y como ha podido saber este medio, la clientela accedía normalmente por la calle Cáceres, la paralela. De ahí, subían por las escaleras a la vivienda, hasta la reja de acceso. "Tú dabas el billete y alguien a quien no veías nunca te pasaba la droga en papelas alargadas", ha explicado un antiguo comprador. "Salías por Còrdova sin ningún problema y tampoco se notaba que llevases nada porque todo era siempre en pequeñas cantidades fáciles de disimular".
"Era un goteo constante de gente", han asegurado las fuentes policiales consultadas, que añaden que, en ocasiones, también se contaba con una persona que hacía de "filtro": "Si había mucho follón en la escalera o los vecinos estaban cabreados, una persona en la calle hacía de filtro y controlaba el paso".
UN "BÚNKER"
Parte de la pared luce hoy totalmente derribada: el operativo de la policía catalana pasó por destruir íntegramente el acceso. Y no fue tarea fácil: los mossos tardaron casi una hora en echar abajo la puerta. "Aquello era un búnker", han detallado algunos policías.
Los responsables de la trama delictiva gastaron una gran cantidad de dinero en "blindar la choza". Era habitual, de hecho, ver circular por la calle coches de alta gama que contrastaban con la apariencia de los edificios, todos con paredes desgastadas llenas de grafitis.
BASES DE METAL
El objetivo del blindaje era, lógicamente, retrasar al máximo la entrada de la policía: el grupo acopló al suelo unas barras con una base o planchas de metal que también adhirieron a las paredes. "De esta manera, si alguien empujaba desde fuera hacia dentro, la fuerza se diversificaba por las barras e iba hacia el suelo, las paredes y el techo", han detallado las fuentes consultadas. "Lo convirtieron en un tanque".
Así, derribar la puerta fue una tarea "casi imposible" para los mossos. Por ello, se optó por "rajar" la puerta directamente, para superar el obstáculo de las planchas de metal.
"TRADICIONAL"
Algunos de los vecinos de la zona, preguntados por Metrópoli, no se han sorprendido de la actuación de los mossos: "Aquí se lleva vendiendo droga 15 años", han asegurado los residentes. "Casi era la calle más tradicional para ello". También la más conflictiva: en Còrdova se han vivido auténticas batallas campales, además de algún crimen. Sin ir más lejos, hace seis meses, un hombre mató a otro con una llave mecánica, lo que desencadenó menos de 24 horas después un tiroteo a plena luz del día.
"Ir a detener a uno suponía tener que enfrentarte con 10 más", han asegurado algunos agentes a este medio, aunque han admitido que "era mucho peor" hace años.
JÓVENES O MENORES
Respecto al joven detenido, los agentes lo tienen claro: "A veces, cuando saben que los van a cazar, ponen a chicos jóvenes o incluso a menores al frente para que la pena no sea tanta". Incluso se ve como "motivo de orgullo": "Sacrificarte por el bien del grupo hace que luego seas más respetado", han asegurado los más veteranos patrulleros que han intervenido estos edificios en más de una ocasión.
Por otra parte, el tiempo empleado por la policía para acceder a la vivienda también es aprovechado, como sucedió en esta ocasión, por los miembros de la banda para deshacerse de la mercancía: "O la tiran por el váter o la pasan de un piso a otro mediante unas cuerdas que tienden en las ventanas o balcones. Las bolsas con la droga las pasan con pinzas, a veces hasta otro bloque".
LA "COLOMBIANA"
El punto de venta de droga de la calle Còrdova era uno de los más importantes de todo Sant Roc, pero no el único. Hace un par de años, los Mossos d'Esquadra también desmantelaron otro importante punto caliente. Ubicado en la misma calle Còrdova, pero en el número 31, se encontraba "la colombiana", que es el nombre con el que se le conocía popularmente.
Aquella operación, que se produjo hace un par de años, se saldó con 13 detenidos, casi 40 implicados y un macrojuicio celebrado en noviembre de 2022 en el que declaró un gran número de personas, entre ellas policías.
Sin embargo, estos negocios proliferan aún hoy en todo el municipio: "Igual hay 30 o 40 más, como el de calle Granada, Chile o en la misma Córdova", han asegurado algunos agentes.
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