viernes, 5 de mayo de 2023

Rapapolvo vecinal a la Copa América

 


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Se preveía tensión y la hubo. Los organizadores de la Copa América, tanto los privados como las Administraciones que les apoyan, aguantaron ayer un auténtico chaparrón en el barrio de la Barceloneta, en una reunión vecinal que pretendía, precisamente, asegurar la paz durante la carrera de regatas que se celebrará en la Ciudad Condal a partir de agosto de 2024. 

Uno de los buques AC75 que se utilizarán en la Copa América de Barcelona / Cedida
Uno de los buques AC75 que se utilizarán en la Copa América de Barcelona / Cedida

Ocurrió en el Centro Cívico Barceloneta, donde el organizador privado, el Emirates Team New Zealand, la Fundación Barcelona Capital Náutica y el Ayuntamiento de Barcelona, con la sonada ausencia de Jordi Rabassa --concejal de distrito de BComú que plantó a los vecinos por "encontrarse en campaña"--, aguantaron estoicamente un memorial de agravios del barrio pescador. Los vecinos reprocharon a los organizadores que el macroevento "se esté organizando sin contar con ellos y sin dejar beneficios" para una zona muy castigada por el turismo masivo. 

Cara a cara

Y eso que organizadores e instituciones desembarcaron en masa y echaron mano de una batería argumental. Acudieron Joan Torrella, coordinador de la Copa América en el Ayuntamiento de Barcelona --y exdirector general de Turisme de Barcelona--; Ignasi Armengol, director general de la Fundació Barcelona Capital Náutica (BCN); Óscar Gallego, director de Operaciones de la BCN; Yolanda Hernández, gerente del distrito de Ciutat Vella; una representante del Emirates Team New Zealand, equipo organizador y defensor del título; y Albert Vilumara, consejero delegado de la empresa organizadora, entre otros. 

Por parte vecinal, se acercaron una cuarentena de vecinos, incluyendo a representantes históricos del barrio como Lourdes López, de la Asociación de Vecinos L'Òstia; Manel Martínez, vicepresidente de la Asociación de Vecinos de Barceloneta, y Carmen Piera, la presidenta, entre otros. 

Reproches

La sesión, de más de dos horas de duración, se inició con una somera explicación de lo que será la Copa América en verano de 2024, y que se celebrará junto a la Barceloneta, en la zona del Puerto. Tras ello, arrancó un caldeado turno de preguntas vecinales, la parte mollar de la reunión. Y es aquí cuando hubo notoria tensión. Algunos residentes alertaron de que se está organizando la Copa "de espaldas a ellos y sin contar para nada con el barrio", mientras que otros advertieron de que el evento "no dejará nada positivo" para la zona. 

Otros predijeron, entre aplausos, que la carrera de regatas sí tendrá impactos, pero negativos. "Subirán los alquileres aún más --se están alquilando cuartos de casa de 25 metros cuadrados a 2.000 euros al mes--, habrá más agolpamiento de personas o efectos sobre la movilidad". Hubo quejas inesperadas, como la del las consecuencias sobre los pescadores --"podrán salir a faenar"-- o contra el "vaciado de supermercados" que algunos equipos de la Copa que ya han llegado a Barcelona para entrenar "hacen cada mañana, acaparando barras de pan y verduras y dejando sin productos a la gente mayor que sale a comprar un poco más tarde". 

Empleo y consecuencias positivas

¿Qué respondieron los organizadores? Defendieron que la Copa "proyectará Barcelona al mundo y que no será un evento temporal, sino que dejará huella, lo que llamamos el legado, en 15 líneas de trabajo que van desde la sostenibilidad a la investigación científica". Armengol, por ejemplo, recordó que la cita de 2024 "tendrá un impacto de 1.200 millones de euros, equivalente al 5% del Producto Interior Bruto (PIB) de Cataluña en un año". Y parte de esa riqueza se quedará en el barrio, pues se trabajará con los planes de empleo para la Barceloneta que ya existen y también se priorizará que los equipos contraten a proveedores locales. 

Barceloneta Barcelona / CG
Vista general del barrio de La Barceloneta / CG

Asimismo, la BCN y la Copa subrayaron que la carrera "no dejará deuda económica" y que las aportaciones públicas "están perfectamente acotadas y señaladas": 10 millones el Ayuntamiento de Barcelona y 30 millones la Generalitat de Cataluña y el Gobierno, más los avales privados, recientemente ampliados por el lobi Barcelona Global. Será viable, sostuvieron, y positiva para la capital catalana. 

Costuras tensadas al máximo

Sea como fuere, las dos partes tendrán que esmerarse mucho más a fondo para evitar conflictos. Es así porque la Barceloneta ya presenta mucha saturación turística y la Copa añadirá más presión humana. Los organizadores prometieron planes de seguridad y de limpieza especiales. Si la Copa desborda o no el barrio pescador --donde, por cierto, Xavier Trias (CiU) comenzó a perder las elecciones municipales de 2015 por la crisis de los pisos turísticos-- lo decidirán cuestiones como la colocación de baños, la seguridad, el vallado de las zonas o la gestión del ruido nocturno, entre otras. 

Eso sí, como dijo uno de los presentes, la competición en sí ya escama a algunos residentes. "Algunos llevamos muchos años y hemos visto unos Juegos Olímpicos o tres regatas World Race en Barcelona. Hemos asistido a muchas reuniones como la de hoy --por ayer--. Hemos escuchado el mismo rollo. Y jamás ninguno de estos eventos ha dejado nada para el barrio, siempre nos dejáis tras la valla, mirando los eventos exclusivos desde lejos", apostilló a modo de conclusión. 

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