Si bien no se puede hablar de los masivos botellones y fiestas que contaban con DJ y grandes equipos de música, una constante que duró hasta unas pasadas semanas, si demuestra que los vecinos de barrio, como ya advirtieron a Metrópoli, tenían razón: "El vallado será una medida ineficaz", explicaban, al tiempo que aclaraban que la gente o bien se colaría o bien se desplazaría a las inmediaciones.
Y eso mismo es lo que ha sucedido. Durante la primera noche del cierre con vallado, los turistas se acumularon a las afueras del recinto. No acceder no supuso que desistieran de hacer botellones. Ahora, con la segunda, algunos han llegado a colarse en el recinto para continuar lo que casi parece ya una tradición que, no obstante, ha ocasionado grandes problemas a los vecinos, que no podían dormir por el ruido.
NUEVAS MEDIDAS
La concejal del distrito, Rosa Alarcón, ha reconocido que la medida del vallado no ha sido suficiente. Considera que hará falta, aproximadamente, un año hasta que desde el consistorio barcelonés puedan cambiar el hábito de promoción de las fiestas y la imagen que tienen los búnkeres en redes sociales como enclave de fiesta y botellón. Mientras tanto, ha avanzado que habrá que hacer un refuerzo en la zona por parte de la Guardia Urbana.
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