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La temperatura del aire y de los mares no tienen precedente en miles de años. Sin embargo, la anomalía más intensa en el planeta sigue estando en el gran refrigerador del mundo, la Antártida
El 2023 no solo acabará siendo el año más cálido del que se tiene conocimiento, sino también el más extremo. La temperatura del aire y de los mares no tienen precedente en miles de años. Sin embargo, la anomalía más intensa en el planeta sigue estando en el gran refrigerador del mundo, la Antártida. «El hielo marino aumenta y disminuye naturalmente a lo largo del año. En su punto máximo del invierno austral duplica el tamaño del continente antártico. Al principio del verano (noviembre/diciembre), comienza a derretirse nuevamente», explica la climatóloga polar Ella Gilbert e investigadora del British Antarctic Survey.
Sin embargo, este ciclo natural de avance y retroceso del hielo ha saltado por los aires este año. «Hubo una extensión mínima récord (el punto más bajo del año, típicamente es en febrero/marzo) en el 2023, y el hielo marino no se ha recuperado realmente desde entonces. El congelamiento ha sido muy lento este año, y en este momento hay un área mucho más baja cubierta por hielo flotante de lo que esperábamos. Esto está muy por fuera del rango que consideraríamos normal. Faltan alrededor de 2,4 millones de kilómetros cuadrados (aproximadamente el tamaño de Argelia) de hielo en comparación con lo registrado en las últimas décadas», apunta.
Es de sobra conocido que los polos se están calentando con más intensidad que el resto del mundo debido al fenómeno de la amplificación. Sin embargo, la propia Gilbert reconoce que «este es un evento sin precedentes, y no lo hemos visto nunca en el registro satelital, y según las reconstrucciones históricas, tampoco en los últimos 100 años».
La investigadora asegura que la Antártida está en la primera línea del calentamiento global, aunque añade lógicamente que «los mayores impactos para las personas y los ecosistemas de los que dependemos se están desarrollando en lugares más habitados como China, Canadá y el sur de Europa».
Gilbert señala además los efectos que produce el hecho de que el hielo no se recupere cuando le corresponde. «El hielo marino es brillante y blanco y actúa como un espejo, manteniendo la Antártida y el planeta frescos. Con menos hielo marino, el hemisferio sur puede calentarse y esto afectará al clima mundial. La pérdida de hielo marino también afecta la circulación oceánica, los patrones climáticos locales y la cantidad de nieve que llega al continente antártico, lo que finalmente afecta a la salud de las capas de hielo», concluye.
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