No extraña a nadie y se ha vuelto algo, por desgracia, algo habitual. Los tiroteos en el barrio de La Mina de Sant Adrià de Besòs se producen cada pocas semanas, aunque hay algunos que aseguran que los disparos se escuchan a diario. La mayoría de veces no suelen ocasionar graves daños. Tampoco heridos. Muchas veces ni siquiera trascienden: el vecindario no habla. Sin embargo, las refriegas entre dos o más implicados están ahí.
Metrópoli ha podido saber que uno de los últimos episodios con armas de fuego tuvo lugar la noche del pasado miércoles, 26 de julio. A los Mossos d'Esquadra les entró el incidente en la sala, tal y como han confirmado a este medio, pero no tuvo mayor relevancia: se trataron, de nuevo, de unas balas perdidas al aire. Aún así, el suceso se suma a una larga lista de acontecimientos similares, todos ocurridos en los alrededores de la Rambla Camarón, el epicentro del barrio.
DISCUSIÓN ENTRE NARCOTRAFICANTES
Del tiroteo del 26 de julio poco se sabe. Tanto mossos como Policía Local acudió al lugar de los hechos, pero cuando las patrullas llegaron el conflicto ya se había disipado. Los testigos que habían podido presenciar lo mínimo tampoco informaron profusamente de lo sucedido. "Ha sido una discusión entre dos narcotraficantes", es la teoría, según fuentes policiales, que se baraja.
Idéntico fue el anterior tiroteo que tuvo lugar en La Mina hace poco más de un mes. El 1 de julio se dispararon otros cinco tiros al aire que los asistentes al Festival de Cante Flamenco, celebrado simultáneamente, escucharon perfectamente, aunque la policía catalana negó el suceso.
FAMILIAS ENFRENTADAS
El modus operandi tras una discusión o conflicto entre los grupos asentados en la zona no es una novedad. Las riñas implican, en su mayoría, sangre. Las familias enfrentadas llegan a las manos y a las armas. Ni siquiera el Consejo de Ancianos, integrado por los gitanos más veteranos que velan por la paz en el barrio, puede controlar aquellas situaciones que acaban desbordándose. Una de ellas, la que más viral se hizo y que circuló por las redes sociales, fue la ocurrida el pasado 11 de junio, a principios de verano, cuando los familiares de dos jóvenes emparejados no aceptaron la ruptura de los novios y acabaron protagonizando brutales escenas. Entre los vídeos que se difundieron el más destacado fue uno en el que un coche amarillo embestía a un hombre y lo arrastraba varios metros. En aquella ocasión también se desenfundó un arma que acabó hiriendo a uno de los implicados: la bala le perforó el fémur.
A punto estuvo de salirse de control, además, otra pelea que por pocos metros no se produjo en los límites de Sant Adrià, pero que numerosas fuentes atribuyen a familias de La Mina. Se trató de un tiroteo entre clanes en un bar de la calle Llull. Los policías pudieron seguir el rastro del autor, que se resistió a salir del vehículo y atropelló a los coches patrulla, dejando a tres mossos heridos de carácter leve. Finalmente lo detuvieron.
EL "FANFARRONEO"
No es ningún secreto que en el barrio de La Mina las armas de fuego de todo tipo proliferan. Algunas fuentes vecinales, que por motivos obvios no quieren revelar su identidad, explican: "Poco pasa para la cantidad de pistolas que hay por aquí". La última trifulca mortal tuvo lugar en septiembre del año pasado, cuando un hombre murió baleado. Lo cierto es que cuando el objetivo está fijado, no suelen fallar.
Sin embargo, las mismas fuentes hacen una distinción: "Una cosa es un problema gordo y otra los disparos que se suelen escuchar, que van al aire", detallan. "Eso es el fanfarroneo, sobre todo de los jóvenes, que se ven con pistolas y se creen alguien". Una muestra de poder y una chulería que pueden salir caras, pero que por el momento parecen exhibirse este verano impunemente.
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