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Un mes, exactamente 38 días, se ha tardado en tratar un brote de sarna en un geriátrico de Santa Coloma de Gramenet donde viven 146 ancianos y en el que se estima que 53 residentes y otros tres trabajadores se habrían infectado. El pasado 27 de junio se tuvo conocimiento del primer caso, pero no ha sido hasta el viernes 4 de agosto cuando todos los usuarios, trabajadores y familiares han sido medicados para atajar la transmisión del virus y se ha desinfectado el centro. Los correos intercambiados entre la residencia y Salut demuestran que la lista de espera para acceder a dermatólogos de la sanidad pública provocó hasta un mes de demora en hacer frente a la infección. Una las familiar ya ha presentado una denuncia ante la Generalitat. "Es vergonzoso", se queja.
El pasado 23 de junio, verbena de Sant Joan, los responsables de esta residencia de Santa Coloma ya se dieron cuenta de una serie de lesiones en la piel que presentaban algunos residentes del centro. "Los trasladamos al CAP, que no tienen dermatólogo, y una médica de cabecera recetó varios antihistamínicos para curarles", cuentan desde el geriátrico, que pide anonimato. Al mismo tiempo, esta doctora pidió citas con el especialista, el dermatólogo, en el Hospital Esperit Sant de Santa Coloma, centro de referencia del geriátrico, para que afinara el diagnóstico.
En urgencias
A pesar de estos tratamientos, uno de los residentes, de 97 años, parecía no mejorar. Los familiares y la residencia lo llevaron a las urgencias del hospital Esperit Sant, donde un médico le diagnosticó sarna. La residencia supo del diagnóstico el 27 de junio, día en que enviaron un correo electrónico alertando de la situación al Servicio de Epidemiología de la Conselleria de Salut. Los protocolos de la Generalitat establecen que, ante un posible caso sospechoso de sarna, se debe aislar al anciano. "Es lo que hicimos. También desinfectamos la habitación y toda su ropa", cuentan desde el geriátrico. El CAP, sin embargo, pidió una visita con el dermatólogo para confirmar el diagnóstico. No se produjo hasta el 17 de julio, 21 días más tarde.
A la espera del dermatólogo
A finales de junio el servicio de Epidemiología, conocedor de los hechos, estableció un seguimiento del caso. El 4 de julio, otro paciente que había sido atendido en el CAP semanas atrás consiguió visita con el especialista del hospital comarcal. "El dermatólogo dijo que podría ser sarna, le dieron la medicación, pero pidió hacer una analítica para confirmarlo", explica la residencia. El mismo 4 de julio, la residencia volvió a escribir un correo a Epidemiología, recordando que había otros ancianos en el geriátrico con lesiones en la piel esperando un dermatólogo.
La Generalitat propuso ese mismo día hacer un reportaje fotográfico. Consiste en que el centro envíe fotos de todos los pacientes sospechosos, y relaten su sintomatología, edad y qué se ha hecho al respecto. De esta forma un dermatólogo de su hospital de refencia, el Esperit Sant, podía valorar caso por caso. El 5 de julio, la residencia envió el informe de 16 residentes, y el 7 de julio hizo llegar los partes de 20 residentes más. En total, 36 ancianos que podían estar infectados. Paralelamente, la residencia pidió una desinfección con insecticida en el geriátrico. Poco más pasó en el centro. Mientras, la sarna se iba expandiendo.
Picaduras de insecto
El 17 de julio -tres semanas después-, el primer paciente al que se le detectó la infección fue visitado por el especialista, quien diagnosticó la lesión como una picadura de insecto. La valoración del primer reportaje fotográfico llegó 15 días después de ser enviado: el viernes 21 de julio. "Valoraron a los primeros 16 ancianos y nos dijeron que no era sarna, sino picaduras de insecto. De los 20 restantes seguimos sin tener dignóstico a día de hoy", explican desde el centro. Otro paciente que esperaba el resultado de las analíticas también recibió un diagnóstico por picadura de insecto. Justo ese mismo día, otra anciana fue diagnosticada con sarna. Y, en un correo electrónico, el geriátrico reclamó que se visitara a todos los ancianos físicamente uno a uno. "Les planteamos dos opciones: o que viniera un dermatólogo aquí, o nosotros llevarlos al hospital alquilando un autobús", insiste la residencia.
Salut explica a este diario que aquel el 21 de julio decretaron el brote de sarna. Ya había un caso confirmado y otro de probable. "Se decidió volver a pedir que se valorara a los residentes con lesiones por picaduras de insecto para confirmar si había otros casos y tomar las medidas de control más adecuadas", resumen desde la 'consellería', que recuerdan que debe haber al menos dos casos para declarar un brote. Pero desde el centro apenas notaron ningún cambio. "El Servicio de Epidemiología no ha pisado la residencia", se quejan.
El favor de ir a la privada
El martes 25 de julio la residencia volvió a reclamar una valoración de todos los ancianos con problemas en la piel. A aquellas alturas, dos trabajadores habían sido diagnosticados por una mutua. La dirección del geriátrico volvió a hacer la misma petición al día siguiente. Desesperada, la residencia pidió a una familiar que llevara a su madre a un dermatólogo privado. Se trata de Francisca Molero, ginecóloga jubilada cuya madre, de 90 años, vive en el centro desde inicios de 2023. "Lo pedimos como favor", reconoce la dirección. "A mí me extrañó, pero me di cuenta de que la residencia no tenía apoyos, no sabían qué más hacer", cuenta Molero. Al día siguiente, 26 de julio, la madre de Molero fue diagnosticada con sarna. La visita costó 75 euros, contando la medicación.
De hecho, no fue hasta el 31 de julio, el pasado lunes, cuando Salut logró que un dermatólogo del Hospital de Can Ruti visitara a cuatro ancianos del geriátrico, a modo de cribado. Son 34 días después del primer diagnóstico, y 10 más tarde de la declaración del brote. "Decidimos escoger a cuatro personas de las distintas plantas: si todos daban positivo, es que había brote", cuenta el centro. En aquel momento ya eran más de 50 los ancianos que padecían afecciones en la piel.
Después de esta visita, el Servei de Epidemiologia reunió al centro con los médicos del CAP y decidieron que todo el geriátrico empezara el tratamiento este viernes 4 de agosto. "Es un proceso complejo, porque se va a desinfectar toda la residencia y se van a tomar la medicación a la vez todos los residentes y trabajadores, además de sus familiares: si no, no sirve de nada", cuentan desde el centro. Según confirma la Generalitat, y a pesar de la tardanza, de los 53 residentes sospechosos solo hay seis diagnósticos realizados.
Quejas por falta de medios
"Estamos hablando de pacientes muy vulnerabes y de un problema de salud. Ha habido cero empatía por parte del Hospital Esperit Sant y el Departament de Salud, con riesgo de lesiones y sobreinfecciones: mi madre se rascaba del picor, tenía heridas en la piel", cuenta Molero. Ella ya ha interpuesto una queja formal ante les 'conselleries' de Salut y de Drets Socials, responsable de las residencias. "Hay una falta grave de empatía y sensibilidad, pero también de recursos, han fallado muchas cosas", se queja. Fuentes sindicales del comité de empresa del hospital señalan que el centro acusa falta 0de recursos y que, si bien puede gestionar el día a día, no tiene medios suficientes para hacer frente a situaciones excepcionales como esta, un problema extendido entre los hospitales comarcales. El centro hospitalario ha declinado hacer declaraciones.
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