Los vecinos se quejan de que se llena de turistas que vienen a comer y dejan la plaza llena de basura
Ya hace tiempo que es habitual ver la plaza de la Gardunya llena de turistas que suenan en los bancos para comer en ella. Situada en el acceso de detrás del Mercado de la Boquería, se re urbanizó en el año 2014 para que tuviera un nuevo uso. El objetivo era que dejara de ser una zona de carga y descarga, una especie de puerta de atrás, para que fuera una zona verde para el vecindario. En cambio, han sido los turistas quienes la han ocupado casi completamente, especialmente a la hora de comer.
El Mercado de la Boquería es uno de los lugares más típicos de la ciudad para catar la gastronomía local. Como en el interior el espacio es limitado, muchos acaban en los bancos de la plaza de la Gardunya. "Dentro no hay espacio y hace mucho calor. Aquí es mejor, al aire libre", ha declarado una visitante italiana. De hecho, algunos la encuentran bien estructurada para comer en la calle: "Hay mucho mobiliario y muchas papeleras. Parece muy bien montado, no está sucio", ha explicado otra visitante.
El suelo, los bancos y las papeleras, llenos de residuos
Si los turistas ven la plaza como un espacio adecuado para sus necesidades, los vecinos lo ven como una oportunidad perdida. Casi no quedan asientos libres y, además, embrutecen el suelo. "Los turistas dejan mucha suciedad. Los que comen en la acera y en los bancos se van y dejan toda esta basura. Es muy lindo que vayas a sentarse y esté lleno de latas, mojado y, a veces, incluso haya pixum", lamenta Vicente Pérez, un comprador habitual del mercado.
Según Ricardo, que también va a menudo a La Boquería, por las mañanas, los turistas dejan el rechazo al suelo "porque las papeleras están llenas". En este sentido, un trabajador de la limpieza ha confirmado que es una zona en la que tienen que hacer batidas con frecuencia por la cantidad de basura que se acumula.
Una fachada del mercado, infrautilizada
La plaza se ideó para esponjar la entrada principal del Mercado de la Boquería. Ahora bien, el Ayuntamiento de Barcelona todavía no ha comenzado el concurso para asignar a los paradistas que ocuparán las paradas sin servicio. "Estas paradas que tocan en la plaza de la Gardunya continúan cerradas, todavía no han salido a subasta. Se pretendía que hubiera dos fachadas con tiendas abiertas, pero como no ha sido así la segunda fachada del mercado nunca ha hecho esta función", ha declarado Óscar Ubide, gerente de la Asociación de Comerciantes de La Boquería.
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