Beteve
Desde que los viajeros facturan sus maletas, los equipajes tardan 3,5 minutos en recorrer alguno de los seis patios de la T2B hasta los remolques de las empresas de "handling"

(ACN/Redacción) "Eso es lo que, cuando viajamos, el pasajero no ve". Así describe la jefa del Departamento de Instalaciones Especiales del aeropuerto de El Prat, Sheila Muñoz, el entramado de 2,1 kilómetros de cintas del sistema automatizado de tratamiento de equipajes (SATE) de la T2 del aeropuerto de El Prat, que ya cumple con los requisitos de la normativa europea. Desde que los viajeros facturan sus maletas, los equipajes tardan 3,5 minutos en recorrer alguno de los seis patios de la T2B hasta los remolques de las empresas de servicio de tierra, "handling", que las transportarán hasta el avión. El SATE de la T2, que entró en pleno funcionamiento hace medio año, tiene una capacidad para analizar 7.200 equipajes por hora.
Los equipajes suben por una cinta situada a pocos metros de los mostradores de facturación, en una zona restringida al público, para ser identificados automáticamente y ser distribuidos en cada avión. El equipamiento, que también se encuentra operativo en la T1, ya incorpora los requisitos de la nueva normativa europea de detección de explosivos EDS ("explosive detection system") Standard 3.
12 máquinas de inspección de maletas
En total, hay 12 máquinas de inspección que disponen de la tecnología más avanzada, la tomografía computarizada, equivalente a los TAC aplicados a la medicina. Según Aena, además de mejorar la inspección, aportan más fluidez en la gestión de las maletas.
En tres minutos y medio, cada equipaje pasa el primer nivel del control automático EDS y es derivado hacia el remolque de la empresa de "handling" para que lo traslade a la bodega del avión. De hecho, el 80 % de las maletas lo supera sin problemas, frente al 50 % del anterior sistema, de manera que se gana con "agilidad y seguridad", según Aena. Muñoz detalla que la normativa prevé hasta cuatro fases más que pueden dilatar un poco más este proceso. En caso de que el equipaje sea sospechoso, pasa a una segunda fase de la inspección, que consiste en el análisis de la maleta por parte de operadores de seguridad.
El tercer nivel de control, con la Guardia Civil
Si, aún así, consideran que contiene algún producto que puede comprometer la seguridad del vuelo, se eleva a un tercer nivel y la maleta pasa por otra máquina que lo escanea con la supervisión, esta vez, de la Guardia Civil. Los agentes pueden estar unos minutos más analicionándola y, si es necesario, "conciliar" con el pasajero para que responda sobre su contenido, un extremo que ya supondría llegar al cuarto filtro.
El último nivel de inspección, el quinto, tiene lugar cuando se confirma que el equipaje contiene material explosivo. En este caso, se encierra en un contenedor presurizado y se traslada a un espacio controlado para hacerlo detonar. "No hemos llegado nunca con un equipaje real", confirma la jefa del Departamento de Instalaciones Especiales del aeropuerto de El Prat. De hecho, puntualiza, sólo se han hecho simulacros previendo este escenario.
11 millones de maletas este 2023
Actualmente, por la T2 pasan dos quintas parte de los viajeros anuales del aeropuerto. En 2019, El Prat registró más de 52 millones de viajeros, su máximo histórico, y este 2023 la cifra aún quedará ligeramente por debajo, en torno a los 50 millones. Hace cuatro años, se gestionaron 11.952.986 equipajes y el año pasado, con más de 40 millones de viajeros, 9.431.878. La previsión para este año apunta a unos 11 millones de maletas, según fuentes de Aena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario