lunes, 13 de mayo de 2024

Los búnkeres del Carmel ya atraen más visitantes con la verja cerrada que abierta

 LaVanguardia


Los turistas se aglomeran ahora por la montaña, tanto que los vecinos no pueden ni pasear al perro

Los búnkeres del Carmel ya atraen más visitantes con la verja cerrada que abierta

Los búnkeres del Carmel ya atraen más visitantes cerrados que abiertos

Vecinos de los búnkeres del barrio del Carmel denuncian que el lugar atrae ya más visitantes luego de la hora de su cierre a las siete y media de la tarde que mientras permanece abierto, que últimamente los turistas se aglomeran por los caminos y los claros de la montaña de los alrededores, que la masificación del mirador del Turó de la Rovira no hace otra cosa que agravarse, que ya no pueden ni pasear al perro.

Montse, la vecina de la calle Mühlberg a lasque unas cuantas semanas atrás unos cuantos guiris embriagados hurtaron buena parte de su colada –la ropa de trabajo de su hijo y un par de chándales–, detalla que prácticamente cada tarde, después del correspondiente cierre de las vallas levantadas el año pasado en torno a las baterías antiaéreas, los visitantes no cesan de acercarse a la zona. Y que bien pertrechados de latas de cerveza, botellas de vino blanco, bolsas de patatas fritas y unos cuantos altavoces portátiles se concentran por los caminos de la montaña, por los pequeños claros que se abren más abajo, algunos hasta por la terraza de una de las casitas que allí se levantan...

Estas aglomeraciones no se dan únicamente los fines de semana

Estas aglomeraciones no se dan únicamente los fines de semana

El empeño del Ayuntamiento para frenar la saturación de los búnkeres del Carmel , para que la gente venga al lugar atraída por su historia y su cultura y no tanto para hacerse un montón de selfies con una espectacular vista de Barcelona, no están dando grandes resultados. El Consistorio no encontró el modo de combatir la fuerza de las redes sociales. El objetivo del cierre de los búnkeres era precisamente paliar las aglomeraciones. El verano ya se vislumbra complicado.

“Es que la gente ya no puede ni sacar a pasear el perro –prosigue esta vecina–, porque por los caminos no cabes, tienes que estar abriéndote paso todo el rato, y a ratos ellos tampoco caben y se dispersan aún más, porque ya son tantos que ya bajan hasta el puente de madera, mucho más abajo. Y durante el día todo parece muy de postal, pero por la noche también continúa viniendo gente. A este paso este verano va a ser muy duro”. Ante la escasa atención que de un tiempo a esta parte presta la Guardia Urbana al lugar, algunos saltan la valla y se cuelan en los búnkeres. Pero la mayor parte de los visitantes prefiere acomodarse en un hueco en la montaña y montarse allí el picnic.

Los visitantes se acomodan también en cualquier claro

Los visitantes se acomodan también en cualquier claro


“La verdad es que algunos hacen lo que les da la real gana –continúa Montse–. Hasta nos tiraron una valla que pusimos para cortar el paso hacia las viviendas. Así que una pared de mi casa se convirtió en una especie de pipí can. Se supone que este solar es del Ayuntamiento, pero no lo atiende. Una vecina se puso siete candados, porque tanto trajín de gente por la noche provoca mucha intranquilidad. Aquí es que siempre habíamos vivido como en un pueblo en medio del campo. En marzo ya advertimos a la gente del Ayuntamiento que todo esto iba a peor, y nos dijeron que tomarían medidas, pero hasta ahora no han hecho nada”.

La afluencia de visitantes creció tanto que los problemas para llegar en transporte público al barrio del Carmel también se están agravando. Estos días las aglomeraciones en los buses de las líneas 22 y 24 se prolongan ya hasta la noche. A la plaza Lesseps llegan tan atestados que en ocasiones los conductores no pueden permitir que suban todos los que les esperan. Así que algunos viajeros se cuelan forzando la última puerta del vehículo. Ante tanto descaro algunos conductores visiblemente hartos de la situación y un tanto estresados detienen el bus hasta que los espabilados se bajan. Las personas mayores se quejan de que los asientos para ellas reservados están ocupados. El Ayuntamiento está incrementando los servicios de varias líneas de los barrios de montaña a fin de paliar estos problemas.

Estos caminos solían estar mucho más despejados

Estos caminos solían estar mucho más despejados

LV

Desde el Consell Veïnal del Turó de la Rovira subrayan que muy pronto volverán a montar protestas en las calles, que ya se están coordinando con otras entidades de otros rincones de la ciudad, como Vallcarca, Can Baró y la Salut, para denunciar la creciente saturación de los barrios de montaña de Barcelona.

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