martes, 6 de agosto de 2024

Barcelona derriba el chiringuito del restaurante playero Red Fish

 ElPeriodico


El club de patín de vela podrá mantener su actividad, pero la restauración debe limitarse al interior de sus instalaciones y prescindir del edículo exterior

Edículo y terraza del restaurante Red Fish, en el exterior del Club Patí Vela Barcelona, que ha sido derribado. unos días.

Las piquetas y excavadoras han borrado del litoral barcelonés el 'chiringuito' o edificación con terraza más singular y pintoresco de la playa. Tras una larga pugna municipal y legal, el ayuntamiento ha procedido al derribo del edículo del restaurante de Red Fish. La medida ha sido la consecuencia final de un acuerdo municipal para la continuidad de la actividad del club de patín de vela situado junto al Port Olimpic, que en cumplimiento de la ordenación de la zona exigía la eliminación de esa construcción que se alzaba presidiendo unos 3.000 metros de zona exterior a pie de mar. Finalmente ha sido una demolición y no un desmontaje, como se había ordenado.

El Gremi de Restauració de Barcelona, que lideró la defensa del espacio por su carácter ciudadano e incluso impulsó una campaña de apoyo con famosos en 2023, ha lamentado la medida. "Hoy nadie gana nada. Barcelona, menos", señala su presidente, Roger Pallarols, en instagram. El titular de la actividad de restauración había alegado que el negocio resultaba inviable si se limita al 8% del espacio interior en el edificio del club (según nueva normativa), que supone unos 90 metros cuadrados. Por contra, la gran mayoría del espacio que han explotado en los últimos años lo componían la terraza y el edículo (levantado con otro propósito en 2011) que ellos mismos reformaron hace unos años y ahora finalmente ha quedado reducido a escombros.

Fuentes del distrito de Ciutat Vella explican a este diario que el pasado viernes 26 de julio, B:SM (la empresa municipal gestora) y el Club Patín de Vela llegaron a un acuerdo que se ha materializado con la firma de una adenda en el contrato existente entre ambas partes vigente hasta 2031. Este garantiza la continuidad de la actividad del club dentro del Port Olímpic, "para lo cual hará falta solicitar y tramitar una nueva licencia de actividad --deportiva, pero especificando el servicio de restauración limitado al 8% del recinto-- "y también retirar el edículo del restaurante, pues este es incompatible con el actual Plan de ordenación y usos" de la zona.

Interior del edículo de Red Fish que podría ser retirado la próxima semana.

Para el ayuntamiento, "garantizar la actividad de esta asociación sin ánimo de lucro permitirá legalizar su situación y mantener las actividades que realiza de promoción y difusión de la navegación con la embarcación de patín de vela" mediante contrato de cesión en la playa del Somorrostro.

Las mismas fuentes precisan que el consistorio ya ha notificado ya la caducidad de los permisos otorgados al club, que tiene tiempo hasta el 30 de septiembre para presentar una "nueva petición de licencia de actividades que regularice su situación actual". Y recuerdan que el operador afectado ha logrado adjudicarse, vía concurso público, uno de los restaurantes del nuevo Balcón Gastronómico del Port Olímpic, cuyos detalles reveló EL PERIÓDICO el pasado sábado.

La historia previa

El pabellón, chiringuito o edículo de la discordia, alma mater de Red Fish, tiene una curiosa historia. Inicialmente fue un Pabellón Endesa, un prototipo solar autosuficiente construido e instalado en el marco del Congreso Internacional Smart City BCN 2011. Era obra del arquitecto Rodrigo Rubio, pero luego cayó en desuso y deterioro. No obstante, con la creación del Club Patí Vela Catalana fue sometido a un costoso proceso de reforma y se colocó en su emplazamiento actual, coronado por un jardín vertical que en la imagen adjunta estaba en obras. 

Logró la correspondiente licencia para su actividad hostelera en 2017. Pero en los últimos años, su devenir estaba ligado a la ordenación y transformación del Port Olímpic, que pasó a ser de gestión municipal, y además la concesión del club finalizó en 2020, aunque se suscribió un nuevo contrato para preservar su actividad deportiva el pasado febrero.

Poco después, en mayo de 2023, el pleno del ayuntamiento aprobó el mencionado Plan Especial Urbanístico de Ordenación y Usos de la zona y se formalizó el acuerdo entre el Ministerio, la Generalitat y el consistorio para que todos los espacios del Moll de la Marina quedasen adscritos al Port Olímpic. De ese modo, destacan las mismas fuentes del distrito, la "nueva definición de usos" limita la actividad en este muelle a usos náuticos o de economía azul y "excluye las actividades lucrativas". Lo que condenaba al famoso edículo a ser desmontado, pese a la ofensiva en contra de la patronal.

El ayuntamiento puntualiza que, a través de B:SM, siempre se ha mostrado "proactivo" para buscar un "acuerdo satisfactorio y encontrar una solución" para el club, según la normativa vigente y "en igualdad de condiciones con el resto de operadores del puerto".


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