Se descubre vida oculta en las entrañas de los respiraderos hidrotermales

 

Durante mucho tiempo se creyó que las profundidades del subsuelo marino, bajo los respiraderos hidrotermales, albergaban únicamente microorganismos y virus. Sin embargo, en la superficie marina, criaturas asombrosas como el gusano gigante Riftia pachyptila prosperan en estos ambientes extremos. 

A pesar de que se asume que sus larvas se dispersan a través de la columna de agua, nunca han sido observadas directamente en su trayecto. Esto llevó a los científicos a plantear una hipótesis: ¿es posible que estas larvas viajen a través de fluidos provenientes del subsuelo?

Una expedición reciente ha arrojado luz sobre este asunto. Levantando estantes de lava lobulada en el fondo marino, los investigadores descubrieron gusanos tubícolas adultos y otros animales característicos de los respiraderos, escondidos en cavidades del subsuelo. 

Esta conexión entre las comunidades animales del suelo marino y las que habitan debajo de él sugiere que estas especies no están limitadas a la superficie, sino que exploran un entorno aún más profundo, habitando los espacios subterráneos del lecho oceánico.

Nuevas preguntas

Uno de los aspectos más sorprendentes de este hallazgo es la presencia de estos organismos adultos en el subsuelo, lo que refuerza la idea de que las larvas de gusanos tubícolas podrían dispersarse a través de las zonas de recarga del sistema hidrotermal, un entorno no explorado previamente con tal minuciosidad. 

La implicación de esta dispersión subterránea va más allá de la biología: estos animales viven en simbiosis con bacterias que oxidan productos químicos reducidos y fijan carbono, lo que podría afectar a las mediciones geológicas y químicas a nivel regional.

Este avance en la comprensión de los ecosistemas submarinos abre también nuevas preguntas sobre la complejidad de la vida en estos entornos. ¿Hasta qué punto se extienden estos hábitats desconocidos bajo el suelo marino? 

Una hallazgo más inesperado de lo imaginado

Monika Bright y Sabine Gollner, investigadoras a la cabeza de esta misión, han dejado claro que aún queda mucho por descubrir. Su equipo descendió a más de 2.500 metros de profundidad en la dorsal del Pacífico oriental, utilizando un robot submarino, con la esperanza de rastrear las misteriosas larvas de los gusanos tubícolas.

Sin embargo, lo que encontraron fue más inesperado de lo que imaginaban. Al intentar levantar una roca de lava con la ayuda de una barra de acero, el equipo reveló cavidades ocultas que contenían fluidos cálidos y, para su sorpresa, una variedad de animales, entre ellos, gusanos tubícolas de medio metro de longitud. Este descubrimiento apunta a la existencia de un ecosistema más profundo de lo previsto, que utiliza las cavidades formadas en la corteza terrestre como hábitat.

El gran reto ahora es determinar hasta dónde se extiende este misterioso ecosistema. Según Gollner, el enfriamiento y crecimiento de la lava forman capas verticales que pueden albergar vida en profundidades aún desconocidas. Esto plantea interrogantes muy relevantes sobre la conexión entre las poblaciones de animales que habitan la superficie y aquellas que podrían estar migrando a través de las grietas del subsuelo. ¿Es su movimiento aleatorio o está gobernado por fenómenos físicos aún no comprendidos?

Para los investigadores, este descubrimiento subraya la importancia de tomar medidas urgentes para proteger estos entornos antes de que posibles cambios ambientales los alteren irreversiblemente. La idea de perforar el basalto para explorar más a fondo su extensión es una de las propuestas que los científicos ya están considerando.