Las medusas, criaturas marinas aparentemente simples, han sido objeto de análisis en un nuevo estudio publicado en la revista Current Biology. Sorprendentemente, a pesar de carecer de un cerebro central, al menos una especie de medusa ha demostrado tener la capacidad de aprender de su entorno. Este fascinante descubrimiento desafía las nociones convencionales sobre la inteligencia animal y ha generado debate entre aficionados a los deportes acuáticos, a menudo víctimas de la toxicidad de las medusas.
El estudio se centró en la medusa Tripedalia cystophora, una especie que se encuentra en el Caribe y que, a pesar de su pequeño tamaño, es capaz de cazar presas similares al plancton mientras se desplaza entre las raíces de los manglares. Para comprender mejor la capacidad de aprendizaje de estas medusas, un equipo de científicos liderado por Anders Garm, profesor asociado de biología marina en la Universidad de Copenhague, diseñó un ingenioso experimento.
En un tanque circular, los investigadores recrearon un entorno con rayas blancas y grises. Las medusas inicialmente se dirigían hacia las rayas grises, que simulaban ser las raíces de los manglares, chocando contra la pared del tanque en el proceso. Sin embargo, en cuestión de minutos, estas criaturas marinas aprendieron a evitar las rayas grises, reduciendo drásticamente las colisiones y mejorando su capacidad para sortear obstáculos.
Lo que resultó aún más asombroso fue el análisis de los “ojos” de las medusas, llamados ropalios, que están distribuidos alrededor del borde de su campana. Cuando los científicos estimularon eléctricamente estos ropalios para replicar las señales generadas durante las colisiones, las medusas comenzaron a generar señales de “esquivar” cuando se encontraban con las barras grises.
A pesar de esta capacidad de aprendizaje sorprendente, las medusas parecen olvidar lo que han aprendido aproximadamente 20 minutos después de que terminó el experimento. Este proceso de aprendizaje, que se asemeja al condicionamiento pavloviano, demuestra que estas criaturas pueden adaptarse rápidamente a su entorno, incluso sin un cerebro central.
Si bien aún existen muchas incógnitas sobre los mecanismos precisos detrás de esta habilidad de aprendizaje en las medusas, este estudio representa un paso importante en la comprensión de los sistemas nerviosos de los animales y plantea la posibilidad intrigante de que procesos neuronales avanzados sean una característica fundamental de todos los sistemas nerviosos, incluso en las criaturas más simples de nuestro planeta.
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