Metropoli
El desierto del Sahara es uno de los lugares más misteriosos de nuestro planeta. Sus más de 9 millones de kilómetros cuadrados recorren gran parte del norte de África en una inmensa extensión de arena habitada por enclaves y elementos que sorprende a los científicos cada vez que hay un nuevo hallazgo.
Grandes montañas, cordilleras gigantes, montes volcánicos, ciudades de adobe rojo o templos de civilizaciones antiguas habitan en la inmensidad del desierto del Sahara. Miles de personas lo visitan cada año haciendo un bonito recorrido en camello o en vehículos 4x4 para disfrutar de la belleza de sus recónditos enclaves, pero este árido destino esconde secretos ocultos.
En su territorio se encuentra un lugar de lo más extraño, que llama la atención de todo el que lo descubre y que ha creado numerosos debates en la comunidad científica debido a su verdadero origen. Este elemento natural es conocido como el Ojo del Sahara.
La Estructura de Richat o el Ojo del Sahara
Una gran formación circular de tonos verdes y marrones fue descubierta en mitad del desierto que le da nombre. En el año 1965, un grupo de astronautas de la famosa expedición Géminis de la NASA comenzaron a utilizar como punto de referencia un inmenso círculo al que denominaron Estructura de Richat.
Este accidente geográfico está ubicado en el extremo occidental del continente africano, concretamente en Mauritania. Apodado como el Ojo del Sahara, cuenta con un diámetro de 50.000 metros, un imponente tamaño que sorprendió a los expertos, que durante años trataron de descubrir su origen y la fecha estimada de su creación.
Desde la década de los 60 se han realizado un sinfín de investigaciones para determinar la naturaleza de este fenómeno. Las primeras hipótesis apuntaban a la colisión de un gran asteroide contra la tierra millones de años atrás, pero finalmente fue descartada. Una segunda teoría pretendía explicar que esta estructura surgió debido a la erosión y la fuerza del viento y durante años fue la más aceptada.
Existen también ciertas especulaciones en las cuales se atribuye este fenómeno a una antigua ciudad perdida o a una invasión alienígena, pero obviamente no hay pruebas científicas que avalen la existencia de una civilización en la zona y por supuesto, tampoco las hay de que una nave extraterrestre aterrizara en el desierto del Sahara dejando una huella de miles de metros.
El origen del fenómeno
Un reciente estudio confirmó que los sedimentos del Ojo del Sahara se formaron hace unos 542 millones de años en el periodo Proterozoico. La principal hipótesis que plantea esta investigación es que en la zona se produjo un plegamiento al ejercer fuerza tectónica contra las rocas sedimentarias, dando lugar a esta peculiar estructura circular.
Por su parte, un grupo de investigadores del Journal of African Earth Sciences, realizaron un estudio en 2014 en el que negaban la creación a partir de las placas tectónicas y achaca este accidente geográfico a la presencia en la zona de una gran ruta volcánica que elevó las rocas del volcán hacia la superficie creando el Ojo del Sahara.
Otros científicos apuntan a un fenómeno que se remonta a Pangea, pero todos están de acuerdo en que los tonos verdes, azules y marrones que protagonizan este fenómeno se debe al tipo de roca que, debido a la erosión del viento y las lluvias, han salido al exterior. Un sinfín de teorías rodean a este impresionante fenómeno natural que nos demuestra, una vez más, el poder y la grandeza de la naturaleza.
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