En los últimos años, la búsqueda de planetas similares a la Tierra ha evolucionado rápidamente gracias a instrumentos avanzados como el espectrógrafo ESPRESSO. Equipos de investigadores han avistado recientemente un hallazgo de un planeta de masa subterrestre en la conocida como Estrella de Barnard, uno de los vecinos estelares más próximos al sistema solar, a tan solo 1.8 parsecs. Este descubrimiento resulta relevante, ya que permite acercarnos a la posibilidad de hallar cuerpos celestes con condiciones que podrían algún día permitir estudios atmosféricos detallados. Se suma además a una serie de hallazgos de planetas similares a la Tierra, aunque en este caso en concreto no es habitable.El artículo, publicado en Astronomy and Astrophysics, muestra este hallazgo de una forma bastante interesante detalla de una forma muy interesante cómo el hallazgo de un planeta muy similar en composición a la Tierra, aunque mucho más pequeño, podría permitirnos estudiar la atmósfera de otros planetas cercanos de una forma mucho más profunda que hasta ahora. Eso sí, nada de esto habría sido posible si no contáramos con una tecnología muy interesante.
Un hallazgo logrado gracias al 'Very Large Telescope'
ESPRESSO, montado en el Very Large Telescope (VLT a partir de ahora), tiene la capacidad de detectar variaciones de velocidad radial (RV a partir de ahora, por sus siglas en inglés) de apenas centímetros por segundo. Este nivel de precisión ha sido esencial para identificar y caracterizar planetas de masas comparables o menores a la de la Tierra en torno a estrellas cercanas, principalmente de tipo M, como la Estrella de Barnard. Las estrellas de tipo M, al ser menos luminosas y menos masivas que el Sol, tienen zonas habitables más cercanas, lo que facilita la observación de posibles planetas rocosos orbitándolas.
El planeta recientemente descubierto alrededor de la Estrella de Barnard posee un periodo orbital de aproximadamente 3.15 días y una masa mínima calculada de 0.37 masas terrestres, lo que corresponde a cerca de tres veces la masa de Marte. Este planeta se encuentra en una órbita muy cercana a su estrella, a una distancia de aproximadamente 0.0229 UA, y tiene una temperatura de equilibrio estimada en 400 K, por lo que su atmósfera sería demasiado caliente para albergar agua líquida en su superficie.Al contrario que otros planetas enanos que hemos visto, no es, por lo tanto, un planeta habitable. No obstante, este planeta representa un añadido realmente importante al catálogo de exoplanetas rocosos cercanos, abriendo la posibilidad de investigar su composición atmosférica en futuros estudios y pudiendo entender mucho mejor todas estas cuestiones.En términos de detección, el equipo de ESPRESSO utilizó un modelo Kepleriano para confirmar la señal de este planeta, empleando un análisis basado en la reducción de los efectos de actividad estelar.La Estrella de Barnard presenta una baja actividad magnética, característica de estrellas de su tipo, lo que simplificó la separación entre las señales de actividad estelar y la señal planetaria, permitiendo la detección de este planeta en un periodo orbital corto. Esta baja actividad fue modelada con un proceso estocástico gaussiano, minimizando las variaciones en las mediciones de velocidad radial atribuibles a la estrella en lugar del planeta.
Además del planeta de 3.15 días de periodo orbital, el estudio ha encontrado señales adicionales a periodos orbitales de 4.12, 2.34 y 6.74 días, sugiriendo un posible sistema multi-planetario. Sin embargo, debido a la debilidad de estas señales y su cercanía a la actividad estelar, no se puede confirmar con certeza su origen planetario sin observaciones adicionales.
La identificación precisa de planetas con estas masas extremadamente bajas requiere una serie de observaciones prolongadas, especialmente cuando sus órbitas están tan cerca de la estrella como en este caso. De confirmarse, estos otros posibles planetas tendrían masas subterrestres, orbitando a distancias aún más próximas a la Estrella de Barnard, en un sistema compacto con varios planetas.Este tipo de descubrimientos es fundamental para los estudios de habitabilidad, pues los planetas de masa subterrestre, al ser rocosos y tener órbitas cercanas, presentan las condiciones ideales para estudios detallados con futuros instrumentos. El objetivo a largo plazo es utilizar telescopios aún más avanzados, como el Extremely Large Telescope (ELT), para analizar las atmósferas de estos planetas y buscar posibles biomarcadores.
En el caso de la Estrella de Barnard, este planeta orbita demasiado cerca de la estrella para ser considerado potencialmente habitable, pero su cercanía al sistema solar permite utilizarlo como objeto de prueba para perfeccionar técnicas de detección y caracterización de los planetas más cercanos a nosotros.
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