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La NASA descubre un “almacén” de CO2 en el espacio. Si el transporte creado para ahorrar toneladas de CO2 fue un antes y un después, este último descubrimiento ni siquiera necesita carta de presentación. Cabe destacar que el término “dióxido de carbono” (CO2) hace referencia a un gas incoloro y soluble en agua, cuyas moléculas están compuestas por un átomo de este elemento químico y dos de oxígeno, unidos por enlaces dobles covalentes.
El CO2 conforma alrededor del 0,04% de los gases presentes en la atmósfera terrestre. Es un gas vital para la vida tal y como la conocemos y está presente en varios compuestos orgánicos, entre ellos los hidrocarburos (gas natural, petróleo, etc.) o el aire que exhalan los seres vivos aerobios (o sea, los que respiran). Tiene una considerable importancia a nivel biológico, puesto que las plantas lo necesitan para realizar la fotosíntesis y un determinado tipo de cyanobacterias para sus procedimientos de obtención de energía.
Pese a estar de forma natural en la atmósfera, el dióxido de carbono es, junto con otros compuestos, un gas de efecto invernadero. Esto quiere decir que contribuye a la formación de una capa gaseosa en la atmósfera que impide la radiación del calor e incrementa la temperatura de la superficie planetaria. Esto deriva en cambios climáticos paulatinos cuyos efectos padecemos los seres vivos.
La NASA y el mundo entero descubren un almacén de CO2
En este contexto, un grupo de científicos del MIT ha encontrado moléculas en el espacio que almacenan la mayoría del dióxido de carbono. Así es como el organismo espacial y el mundo entero ha descubrieron un auténtico “almacén de CO2”. Detectaron una nube interestelar de moléculas de pireno, un descubrimiento que podría revelar el origen de este elemento de la tabla química del sistema solar. Este grupo ha hallado una gran cantidad de pireno, un tipo de hidrocarburo aromático policíclico (HAP), en una nube interestelar.
Esta nube, que está compuesta de gas y polvo, es parecida a la que originó el sistema solar. Por lo tanto, este hallazgo desliza que el pireno podría ser uno de los principales almacenes de dióxido de carbono del universo y puede que también el responsable de gran parte del gas nocivo que hoy conforma el sistema solar. Según se informó en MIT News, esta investigación brinda una evidencia sólida de que las moléculas presentes en la nube interestelar primitiva se transmiten a los cuerpos rocosos que componen los sistemas solares.
Un hecho que fortalece la teoría de que el pireno y otras moléculas de carbono fueron cruciales en el desarrollo de la vida de nuestro planeta y podrían ser cuantiosos en otros sistemas. El pireno, compuesto de anillos de átomos de gas negro, es la molécula más grande detectada hasta el momento en el espacio usando astronomía de radio. Estas moléculas, los HAP, tienen la capacidad de almacenar hasta el 25% del carbono en el espacio.
Un “almacén” de CO2 en el espacio, la noticia que deja sin palabras a la NASA
Su presencia en cometas, meteoritos e incluso en el asteroide Ryugu otorga apoyo a la teoría de que estas moléculas son los ladrillos básicos del sistema solar. Para hacer esta investigación, los científicos emplearon el telescopio de Green Bank en Estados Unidos e interceptaron un isómero de pinero en la nube TMC-1, que se sitúa a temperaturas extremadamente bajas, de apenas 10 grados kelvin (alrededor de 263 grados centígrados bajo cero).
Este detalle es especialmente relevante, ya que deja entrever que estas moléculas pueden crear incluso en condiciones extremas de frío, un dato significativo para la evolución de carbono en el universo. El comportamiento del pireno es similar al de un almacén de CO2 estable en condiciones intergalácticas.
Un descubrimiento parecido al de la reciente detección de un objeto veloz en el espacio, que demostró que algunos cuerpos interestelares y sus partículas pueden incidir en la evolución del sistema solar y puede que también en otros. El equipo de investigación mencionado planea seguir estudiando estas moléculas en TMC-1 y analizar si el pireno fue producido en esa nube o si llegó de alguna otra zona del universo.
De esta manera, la NASA y el mundo han descubierto un “almacén” de CO2 flotando en la vía láctea. Una noticia sumamente importante teniendo en cuenta que el CO2 lleva casi 500 millones de años detrás de los cambios de temperatura de la Tierra.
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