Metropoli
Están perfectamente organizados. Se han preparado para este momento durante mucho tiempo. Tienen práctica, lo llevan haciendo desde hace meses, incluso años. Son expertos y saben que sus actos, en la mayoría de las ocasiones, no tendrán consecuencias. Hablamos de las bandas criminales que operan en el Aeropuerto de Barcelona, que ha visto gravemente vulnerada su seguridad.
Actúan en los aparcamientos, en la entrada, en la zona de embarque e incluso en el interior de los aviones, tal como denunció este medio en exclusiva hace unas semanas. Sin embargo, desde hace un tiempo, se ha detectado un aumento de robos en las Salas VIP, frecuentadas por pasajeros de un alto poder adquisitivo.
Infiltrados entre los pasajeros
El ‘modus operandi’ de estas bandas es el trabajo en equipo. “Son grupos organizados, formados por entre tres y cinco personas, en su gran mayoría bosnios, rumanos o búlgaros”, señala Víctor Riverola, comunicador especializado en el Aeropuerto de Barcelona. “En las Salas VIP solo entra uno, que va muy arreglado para pasar desapercibido entre la gente”, explica a Metrópoli.
Según detalla Riverola, el delincuente accede de dos maneras diferentes: infiltrándose en un momento de confusión mientras entran o salen otros pasajeros o bien comprando la tarjeta ‘priority pass’ o un billete en clase ‘business’. “Les sale a cuenta pagarlo porque recuperan el dinero con lo que roban después”, apunta.
Una vez dentro, el ladrón busca a la presa más fácil. Esta no es una tarea complicada, ya que en este tipo de estancias los clientes “están más relajados”. Aprovecha cuando los pasajeros están despistados haciendo un café, comiendo, en el baño o usando el ordenador para robar el equipaje. “Lo intercambian por otra maleta para no levantar sospechas cuando salen de la sala”, detalla Riverola a este digital.
En la puerta espera otro integrante de la banda, que lleva el equipaje robado hasta el parking, donde un tercero se lo lleva en coche hasta un paradero, por ahora, desconocido.
Potestad de la Guardia Civil
“Tengo muchos contactos en el Aeropuerto. Todo lo que sé me lo han contado los trabajadores de las Salas VIP”, explica nuestra fuente, quien también añade que en noviembre, el último suceso que le consta en esta zona, “les robaron el pasaporte a dos turistas americanas”.
Fuentes de Aena consultadas por este diario alegan que las actuaciones relativas a la seguridad de estas zonas de acceso restringido son potestad de la Guardia Civil y que, por su parte, “colaboran en lo necesario” con ellos. Riverola, sin embargo, expresa que “sería de agradecer que Aena se mojara un poco más en estos casos”.
Control de seguridad
Para acceder a las Salas VIP, tal como cuenta Riverola (que ha estado en varias de ellas), es necesario superar el control de seguridad. Después, en el mostrador, se debe enseñar la tarjeta de embarque o de fidelización. “No hace falta identificarse y se puede invitar a una persona”, asegura.
El Aeropuerto de Barcelona cuenta con cinco Salas VIP repartidas entre la Terminal 1 y 2. La primera tiene cuatro: Sala VIP Colomer, Sala VIP Pau Casals, Sala VIP Miro, Premium VIP Lounge. La Terminal 2 actualmente cuenta con una, la Sala VIP Canudas.
Robos en aviones
El Aeropuerto de Barcelona traviesa una situación crítica. Tras hacer público el sinvivir de los trabajadores del aeródromo, quiénes conviven diariamente con agresiones, robos, amenazas e insultos, este medio se hizo eco del aumento de delitos organizados en la zona aire. CCOO denunció la situación, que se extiende hasta el interior de los aviones.
“Las bandas organizadas, que adquieren billetes baratos para poder acceder a la zona de embarque, también aprovechan para subir a las aeronaves. En un momento de confusión del pasajero, cuando este está guardando su maleta, buscando su asiento o abrochándose el cinturón, sustraen cualquier objeto o pertenencia”, explicaba hace unas semanas a este medio José Manuel Jurado, responsable de comunicación de CCOO del Baix Llobregat.
Esta área, conocida bajo el nombre zona aire, también es potestad de la Guardia Civil que, al cierre de este artículo, no ha dado respuesta a las preguntas formuladas por Metrópoli.
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