Tres millones de personas viven en las costas del Océano Ártico y en los territorios situados en el Círculo Polar, y es justamente allí donde se está fundiendo el permafrost (tierra mezclada con hielo) debido al calentamiento global. Eso implica graves riesgos para esas poblaciones, que han sido analizados en un estudio multidisciplinario dirigido por la Universidad de Viena (Austria) y la Universidad Técnica Danesa (Dinamarca).
Los investigadores identificaron cinco riesgos clave, que afectan a las infraestructuras, el transporte y los suministros, la calidad del agua, la seguridad alimentaria y la salud. Los científicos destacan que el deshielo del permafrost supone un mayor riesgo de exposición a enfermedades infecciosas y liberación de contaminantes, así como de interrupción de las rutas de suministro a pueblos y ciudades. El estudio se ha publicado en la revista Communications Earth and Environment.
El creciente deshielo del suelo de permafrost no solo plantea una amenaza global debido al CO2 y al gas metano almacenados en ellos
El creciente deshielo del suelo de permafrost no solo plantea una amenaza global debido al CO2 y al gas metano almacenados en ellos, sino que también tiene otras consecuencias que a menudo se pasan por alto o se subestiman.
Para identificar estos riesgos, los científicos estudiaron cuatro regiones del Ártico entre 2017 y 2023 en el marco del proyecto "Nunataryuk": Longyearbyen (Svalbard, Noruega), el municipio de Avannaata (Groenlandia), la región del mar de Beaufort, el delta del río Mackenzie (Canadá) y el distrito de Bulunskiy en la República de Sajá (Rusia). El equipo estaba formado por ingenieros y físicos, así como por científicos medioambientales, sociales y sanitarios.
En concreto los investigadores identificaron cinco peligros principales, que además están interrelacionados: daños en infraestructuras de todo tipo, interrupción de la movilidad y distribución de mercancías, disminución de la calidad del agua, riesgos para la seguridad alimentaria y exposición a enfermedades y contaminantes.
Desprendimientos peligrosos
Las infraestructuras en las zonas costeras, a lo largo de los ríos, en los deltas y en las regiones montañosas están particularmente en riesgo. Como informó un participante en el estudio: "Tengo un campamento junto al río. Este verano, un gran trozo de tierra junto a mi cabaña se desprendió y se hundió en el río. Da miedo".
Algunas erosiones son lentas, pero en las regiones del delta, grandes trozos de tierra pueden desprenderse literalmente de la noche a la mañana.
En cuanto a la salud de la población y los y ecosistemas, los expertos están preocupados por los contaminantes de los antiguos sumideros de petróleo y gas que se liberan al medio cuando se descongelan los suelos. Tradicionalmente, la industria dejaba sus residuos directamente en el suelo, asumiendo que el terreno permanecería congelado permanentemente, un hecho que ahora está cambiando drásticamente con el aumento del calentamiento global.
Caza y pesca en peligro
En Canadá y otras regiones donde la población depende en gran medida de la caza y la pesca, la erosión del suelo también afecta la seguridad alimentaria, ya que se complica el acceso a los animales, los suelos se convierten en arenas movedizas y se producen derrumbes por descongelación (un tipo de deslizamiento de tierra).
En Longyearbyen, en Svalbard, el deshielo del permafrost también supone una amenaza para el acceso al agua potable, ya que la presa de la principal fuente de agua, Isdammen, está construida sobre suelo helado. Esto supone una gran preocupación para la salud y el bienestar de la población local.
En el proyecto de seguimiento ILLUQ, los científicos están investigando ahora el complejo de temas relacionados con el permafrost, la salud y la contaminación.
"El análisis exhaustivo de los riesgos fue posible gracias al intenso intercambio con las partes interesadas locales y los científicos especializados en permafrost, y por primera vez incluye no solo los procesos físicos, sino también una visión general completa de los impactos sociales del deshielo de los suelos de permafrost", explica la antropóloga y codirectora del estudio Susanna Gartler, de la Universidad de Viena.
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