El Mediterráneo, que moja gran parte de la costa española, es uno de los mares más importantes del mundo, no solo fue cuna de grandes civilizaciones como Egipto, Fenicia, Grecia o Roma, sino que también es un centro de comercio y crecimiento económico importante para muchas regiones desde tiempos de antaño. Sin embargo, poco saben que estuvo a punto de desaparecer hace seis millones de años debido a un fenómeno geológico extremo.
Esta mega sequía es conocida como la Crisis de Salinidad del Messiniense. Durante miles de años, la evaporación del agua y la falta de conexión con el Atlántico convirtieron esta vasta extensión en una gigantesca cuenca salina. Ahora, un reciente estudio del Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia (CNRS) ha logrado explicar cómo y por qué ocurrió este evento, que transformó por completo el ecosistema del Mediterráneo.
Un mar al borde de la desaparición
La investigación, publicada en la revista Nature, señala que el principal responsable de la casi total evaporación del Mediterráneo fue, de hecho, el estrecho de Gibraltar, que permaneció prácticamente cerrado durante aproximadamente 10.000 años. Este bloqueo impidió la entrada de agua del Atlántico, lo que provocó un desequilibrio hidrológico extremo. A medida que el agua del Mediterráneo se evaporaba, la sal se acumulaba en el fondo marino, creando una capa de depósitos salinos de más de un millón de kilómetros cúbicos.
Según el estudio, hasta el 83% del volumen de agua del Mediterráneo se perdió en este período, afectando especialmente a la cuenca oriental. Solo regiones más profundas del mar, como el Jónico y el Heródoto, conservaron parte de su agua en forma de salmuera que alcanzaba profundidades de más de un kilómetro. Así se provocó una de las mayores transformaciones geológicas y ambientales de la historia del planeta.
¿Por qué cerró el estrecho de Gibraltar?
La razón por la que el estrecho de Gibraltar estuvo bloqueando el agua durante tanto tiempo sigue siendo objeto de estudio, pero los científicos creen que la respuesta está en la actividad tectónica. Durante el Mioceno, la región experimentó intensos movimientos de placas que alteraron la geografía de la zona y restringieron el flujo de agua entre el Atlántico y el Mediterráneo.
Los efectos de este cierre fueron devastadores para la vida marina. Con el paso de los siglos, el Mediterráneo se convirtió en un entorno hostil, donde la sal impedía la supervivencia de la mayoría de las especies. Esta crisis del Messiniense marcó un punto de inflexión en la historia del mar, modificando su estructura tal y como la conocemos hoy en día.
El renacer del Mediterráneo
Por fortuna, el Mediterráneo no desapareció por completo. Hace unos 5,3 millones de años, un nuevo fenómeno geológico, conocido como inundación zancliense, permitió que el agua del Atlántico volviera a llenar la cuenca. Según los investigadores, esta gran inundación ocurrió de manera repentina y fue tan masiva que el nivel del mar aumentó más de 10 metros por día.
El evento se produjo cuando la presión del agua del Atlántico fue suficiente para romper las barreras geológicas en Gibraltar y Sicilia, abriendo de nuevo el paso entre ambos mares. El resultado fue una inundación sin precedentes que, en pocos años, devolvió el Mediterráneo a su estado original, permitiendo la recuperación de su ecosistema marino.
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