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La Antártida ha dejado de ser blanca. Ha ‘mutado’ a otro color y la noticia sorprende tanto como el inédito descubrimiento de energía en la Antártida. Según registra Enciclopedia Humanidades, la Antártida es uno de los 6 continentes de la Tierra y el cuarto de mayor tamaño. Dispone de una extensión aproximada de casi 14 millones de kilómetros cuadrados, una cifra con la que supone el 9,4% del total de la superficie terrestre del planeta. Producto de su localización geográfica, la Antártida cuenta con condiciones climáticas extremadamente frías con temperaturas medias de entre -10ºC y -30ºC.
Sumado a esto, se trata del continente más seco, con precipitaciones anuales que en pocas ocasiones sobrepasan los 200 mm. También es el más elevado, con una altitud promedio de 2.500 metros sobre el nivel del mar. Presenta las temperaturas más bajas de la Tierra, pudiendo llegar a los -60ºC.
Asimismo, la flora solía ser escasa, con limitadas variedades de hongos, musgos y líquenes. En lo que concierne a su fauna, es escasa en el continente, aunque sí presenta un escenario diferente en el agua con focas, elefantes marinos y ballenas que suelen migrar de acuerdo a la época del año.
Los ríos y lagos escasean, siendo el río más importante el de Onyx, con una extensión de 32 km. El territorio de la Antártida se divide en sectores gestionados por países que efectúan investigaciones durante todo el año.
El panorama de la Antártida de la forma menos pensada: ahora es de otro color
Como mencionamos anteriormente, la flora en la Antártida solía ser escasa, pero esto ha cambiado en los últimos 40 años. La península antártica ha vivido un incremento en más de 10 veces en su cobertura vegetal, una transformación impactante que advierte sobre las consecuencias del calentamiento global.
Investigaciones recientes publicadas en Nature, encabezadas por las universidades de Exeter y Hertfordshire, de la mano del British Antarctic Survey, emplearon datos satelitales para estudiar cómo la Antártica se está “volviendo verde” como efecto directo del cambio climático.
El estudio sacó a la luz que, desde 1986 hasta 2021, la cobertura vegetal en la Antártida pasó de menos de un kilómetro a casi 12 kilómetros cuadrados. De forma sorprendente, este procedimiento se aceleró en los últimos años, con una tasa de expansión anual de más de 400.000 metros cuadrados entre 2016 y 2021.
La vegetación de esta región, generalmente dominada por musgos, ahora se enfrenta a condiciones extremas, en las que el suelo es prácticamente inexistente y el paisaje continúa siendo abrumador: con hielo y roca como principales protagonistas.
No obstante, lo que antes era un punto insignificante de tierra verde ha aumentado mucho. Esto representa una transformación en curso que se ha agilizado por la intervención humana en el clima. Los investigadores han expuesto que esta vegetación no solo está incrementándose, sino que, conforme se instaura, puede hacer más fácil la conformación de suelo orgánico, algo que podría preparar el camino para que otras plantas lleguen y se instalen en la zona.
La Antártida se enfrenta a un grave problema: la colonización de plantas invasoras
En este contexto, podría abrirse la puerta a especies no nativas e invasoras, posiblemente traídas por turistas o científicos. Un escenario que terminaría amenazando el delicado equilibrio ecológico de la Antártida. Sumado a esto, los estudios realizados también subrayan que el calentamiento global está teniendo una incidencia desproporcionada en la península antártica, con tasas de aumento de temperatura muy superiores al promedio global.
Las proyecciones arrojan que, para finales de este siglo, las zonas sin hielo en la Antártida podrían triplicarse, convirtiendo la ecología del continente. El crecimiento de la Antártida verde, aunque apasionante desde el punto de vista científicos, planea serias preocupaciones sobre el futuro de esta zona del mundo. Una noticia que impacta y se suma al extraño hallazgo en la Antártida.
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