martes, 21 de enero de 2025

Los Pirineos cuentan con su propio Yeti: el hombre de las nieves duerme en este bosque muy cerca de Aragón


 El bosque es el segundo hayedo-abetal más grande de Europa, un paraje lleno de encantos y leyendas que merece una visita. Más información: Así es la ruta de senderismo más bonita de España: está en Zaragoza y es perfecta para hacer en invierno

Aragón

El ser humano siempre ha buscado explicar lo desconocido. Desde tiempos inmemoriales, las montañas, los bosques y los rincones más remotos de la naturaleza han dado lugar a relatos misteriosos y seres extraordinarios.

Si pensamos en el Himalaya, inmediatamente nos viene a la mente la figura del abominable hombre de las nieves, el Yeti, ese gigante cubierto de pelo que, según las leyendas, recorre sus cumbres nevadas. Pero ¿sabías que Europa también tiene sus propios relatos de criaturas enigmáticas?

En los Pirineos, una cordillera que separa España y Francia con sus imponentes cimas y frondosos valles, han surgido leyendas que alimentan la imaginación. Desde lobos gigantes hasta figuras espectrales, este lugar no solo es un paraíso para los amantes de la naturaleza, sino también el hogar de historias fascinantes.

Entre el norte de Navarra y los Pirineos Atlánticos encontramos el segundo hayedo-abetal más grande de Europa, por detrás de la Selva Negra de Alemania, La Selva de Irati cuenta con 17.000 hectáreas de extensión y se convierte en un lugar mágico para albergar todo tipo de seres fantásticos.

Entre estas narraciones destaca el Basajaunun ser que algunos consideran el equivalente pirenaico del Yeti. Sin embargo, a diferencia de su contraparte asiática, esta criatura no es solo un espectador de su entorno; se le atribuyen conocimientos ancestrales y una conexión especial con los bosques.

El Basajaun: el Yeti del Pirineo

De todas las leyendas de los Pirineos, la del Basajaun es, quizás, la más arraigada en la cultura local. Su nombre, que en euskera significa "señor de los bosques", describe perfectamente su papel: un ser mítico que protege la flora, la fauna y el equilibrio natural. En el imaginario popular, este gigante se presenta cubierto de una espesa capa de pelo, con una melena que llega hasta sus pies y unos rasgos humanos que mezclan misterio y familiaridad.

Cuenta la mitología que el Basajaun habita en lugares remotos y mágicos, como la Selva de Irati, uno de los hayedos-abetales más extensos y antiguos de Europa. Este bosque, situado entre Navarra y los Pirineos Atlánticos, es el escenario perfecto para estas historias. Con sus 17.000 hectáreas de árboles centenarios, suelos cubiertos de musgo y arroyos cristalinos, la Selva de Irati no solo impresiona por su belleza, sino que también parece guardar secretos que se pierden en la memoria de quienes lo visitan.

La Selva de Irati no es un bosque cualquiera. Este paraje único, que se extiende a solo tres horas de Zaragoza, es una joya natural donde la biodiversidad alcanza su máxima expresión. Robles, hayas, abetos y sauces se alzan majestuosos sobre un suelo alfombrado de helechos y musgo.

Entre sus ramas, aves como el quebrantahuesos o el águila real surcan los cielos, mientras que en los claros se pueden avistar corzos, ciervos y tejones. No es de extrañar que este lugar haya sido declarado Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA).

Sin embargo, lo que realmente distingue a la Selva de Irati no es solo su biodiversidad, sino las historias que se entrelazan con su arbolado. Aquí, entre los senderos que parecen no tener fin, los relatos del Basajaun cobran vida.

Este ser mitológico no solo protege el bosque de amenazas externas, sino que también comparte su conocimiento con los humanos, según las leyendas. Se dice que fue el primero en enseñar a los lugareños a cultivar trigo, forjar metales y construir molinos.

Relatos que se pierden entre los árboles

Las historias sobre el Basajaun no son las únicas que se cuentan en la Selva de Irati. En este rincón de los Pirineos, las tradiciones y la mitología vasco-navarra han dejado una huella imborrable.

Una de las leyendas más curiosas habla de un pastor que robó un candelabro de una cueva custodiada por Basajaun y su compañera, Basandere, la versión femenina de este genio del bosque. Según el relato, Basajaun persiguió al ladrón hasta que una señal divina lo obligó a detenerse, no sin antes advertirle que jamás volviera a intentar algo similar.

Este tipo de cuentos no solo nos muestran la riqueza cultural de la región, sino que también subrayan un mensaje importante: la naturaleza es sagrada y merece ser respetada.

En tiempos en los que el cambio climático y la pérdida de biodiversidad amenazan a lugares como la Selva de Irati, el Basajaun se alza como un símbolo del equilibrio entre el ser humano y su entorno.

Un espectáculo en cada estación del año

La Selva de Irati ofrece una experiencia única durante todo el año, pero es en otoño cuando su magia alcanza su máximo esplendor. Los tonos ocres, rojizos y dorados cubren el paisaje, transformándolo en una postal viva. Esta época atrae a turistas y fotógrafos que buscan capturar la esencia de este lugar mágico.

Caminar por sus senderos nos permite disfrutar de su belleza, e imaginar las historias que durante siglos han dado forma a este bosque. ¿Quién sabe? Tal vez, entre los árboles, se oiga el eco de un grito lejano, el aviso del Basajaun alertando a los pastores de un peligro cercano.

La Selva de Irati, con su impresionante biodiversidad y sus relatos ancestrales, es mucho más que un destino natural. Ya sea por su belleza, su misterio o su conexión con las leyendas, este rincón de los Pirineos es un recordatorio de que aún quedan lugares donde la magia y la realidad conviven en armonía.

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