Con las rías gallegas en horas bajas de producción marisquera, un equipo científico del Instituto Español de Oceanografía ha documentado otro foco de peligro: una especie invasora originaria de África y que amenaza, entre otros, a moluscos bivalvos como el mejillón que crece en las bateas de las Rías Baixas.
Es exótica, tiene un tamaño considerable (de 10 a 25 centímetros) y también es grande su potencial invasor. “Hay pocos, pero son bastante grandes, del tamaño de un puño adulto”, apunta a El Confidencial, Bruno Almón, uno de los ocho investigadores que firman el estudio.
La meona o mexona africana sería a las rías lo que el eucalipto a los bosques. Crecen rápido, forman inmensas colonias, desplazan a la flora marina autóctona y alteran los delicados equilibrios naturales del ecosistema. No podrían comerse a los bivalvos, pero sí ‘okupar’ su espacio, privarlos de alimento y ahogarlos en su hábitat.
¿Y dónde crece? La han encontrado en la boca de la ría de Arousa, frontera natural entre A Coruña y Pontevedra. Su nombre científico es la Pyura herdmani. Es una de las dos especies del llamado ‘cebo rojo’ africano o chorro de agua que si se presionan, expulsan por dos sifones. Es un tunicado -o ascidia- que habita en colonias adheridas a las rocas del fondo marino o a cualquier estructura artificial a la que puedan aferrarse en aguas litorales.
“Es largo, es tedioso pero es muy necesario para comunicar de forma inequívoca a la comunidad científica que existe, que está ahí y minimizar sus riesgos”, añade.
El primer ejemplar: en Ribeira
La primera pista de la presencia de esta especie invasora en Galicia la dieron en 2015 los buceadores del club Hydronauta, que realizan inmersiones regulares con fines científicos. Se la encontraron en el puerto deportivo de Ribeira (A Coruña) hace ya una década y su hallazgo hizo saltar las alarmas y abrió la espita a una investigación minuciosa. En 2022, un equipo científico rastreó los bajos en los puertos deportivos gallegos, desde Baiona hasta Arousa.
Las meonas africanas están, por ahora, bajo control, precisan desde el Centro Oceanográfico de Vigo. No obstante, advierten que tendrán que redoblar la vigilancia sobre la acuicultura gallega porque las corrientes podrían arrastrar las larvas y tocar espacios productivos aferrándose a las bateas donde “crecen los cultivos de mejillón más importantes del mundo”.
Los investigadores están convencidos de que es altamente improbable que esta especie hubiese llegado hasta Galicia de forma natural, en las migraciones marinas. También es improbable que estos tunicados hubieran soportado las frías aguas gallegas pero el calentamiento global y el aumento de la temperatura del mar les ha puesto la alfombra roja.
Control de las colonias
Saber que la Pyura herdmani habita en Galicia es el primer paso para frenar su impacto, subrayan los científicos. “Su detección temprana reviste una importancia fundamental a la hora de determinar si dichas especies se convertirán en invasoras, causando potencialmente graves afectaciones económicas y ecológicas”, señala Marc Rius, investigador catalán y coautor de un artículo que firman otros 7 investigadores.
El estudio fue un trabajo conjunto del personal investigador del Centro de Estudios Avanzados de Blanes (Girona), el Centro de Investigación Marina de la Universidade de Vigo (CIM), el Grupo de Estudo do Medio Mariño (GEMM), el IEO y la Universidad de Johannesburgo, en Sudáfrica y se publicó en la revista Biological Invasions en julio del 2024.
"Proporciona conocimientos y orientaciones vitales para la gestión inmediata del problema, para erradicar o al menos contener la dispersión de estas especies”, apuntan Xavier Turon y Elsa Vázquez, del CSIC y el Centro de Investigación Marina de Vigo, respectivamente. “Estudiar las primeras etapas de la introducción de especies no autóctonas (NEI) es crucial ya que permite acciones de gestión inmediatas para prevenir su propagación cuando hay más probabilidades de que sean efectivas”, concluyen.
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