El espacio es un gran desconocido incluso para los expertos sobre este tema, y aunque conozcan ciertos aspectos de él, lo cierto es que fácilmente pueden ser sorprendidos con un nuevo descubrimiento. Un ejemplo de ello es la misteriosa nube de Oort, la cual es el origen de muchos de los cometas de nuestro sistema solar, pero los astrónomos aún no saben qué aspecto tiene, no obstante, ahora, nuevas simulaciones hechas por el superordenador de la NASA pueden haberles dado un primer vistazo.
Una nueva investigación sugiere que la nube de Oort, esa misteriosa esfera de objetos helados en los confines del sistema solar, podría poseer un par de brazos espirales, asemejándose a una galaxia en miniatura. La forma exacta de la nube de Oort y cómo las fuerzas externas al sistema solar la afectan han sido un enigma.
La nube de Oort se originó a partir de los restos no utilizados de los planetas gigantes del sistema solar (Júpiter, Neptuno, Urano y Saturno) tras su formación hace 4.600 millones de años. Algunos de estos restos son tan grandes que podrían considerarse planetas enanos. A medida que estos planetas comenzaron a orbitar el sol, sus movimientos expulsaron el exceso de material mucho más allá de la órbita de Plutón, donde residen actualmente.
Esta nube se encuentra a una distancia extrema, por ejemplo, la nave Voyager 1 de la NASA tardará 300 años en alcanzar la nube de Oort y otros 300.000 años en salir de ella. Esto significa que los cuerpos en la nube son demasiado pequeños y débiles, y se mueven demasiado lentamente para ser fotografiados directamente incluso por los telescopios más potentes.
La mayor parte de nuestra evidencia proviene de cometas de largo período, 'bolas de nieve' de hielo y polvo expulsadas de la nube para orbitar alrededor del sol por perturbaciones gravitacionales. Para comprender mejor cómo podría ser la nube de Oort, los investigadores detrás del nuevo estudio utilizaron información de las órbitas de los cometas y las fuerzas gravitacionales dentro y fuera de nuestro sistema solar para construir un modelo de la estructura de la nube de Oort.
Cuando los científicos ejecutaron este modelo en la supercomputadora Pleiades de la NASA, arrojó una estructura para la parte interna de la nube que se asemeja al disco espiral de la Vía Láctea. Para confirmar esta estructura a través de observaciones, los investigadores necesitarán rastrear los objetos directamente o distinguir la luz reflejada de ellos de todas las demás fuentes de fondo y primer plano. Ambas son tareas increíblemente difíciles que aún no han recibido recursos dedicados.
Pero los investigadores creen que, si queremos entender de dónde vienen los cometas, cómo evolucionó nuestro sistema solar y el impacto continuo de la nube en nuestro vecindario cósmico, podría ser una buena idea comenzar a buscar.
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