La vida microbiana en la Tierra aún guarda sorpresas. Un estudio reciente revoluciona nuestras certezas sobre la aparición de la respiración oxigénica, revelando una adaptación mucho más antigua que las estimaciones aceptadas.
Este descubrimiento se basa en un análisis genómico y geoquímico innovador. Sugiere que ciertas bacterias ya aprovechaban el oxígeno hace más de 3.000 millones de años, mucho antes de la Gran Oxidación que transformó la atmósfera terrestre.
El oxígeno, una ventaja metabólica inesperada
Hasta ahora, los científicos creían que la respiración aeróbica (que utiliza oxígeno como combustible) era inexistente antes de la Gran Oxidación, ocurrida hace 2.400 millones de años. El estudio demuestra que bacterias ancestrales usaban este gas casi mil millones de años antes.
Esta adaptación temprana cuestiona la cronología clásica de la evolución microbiana. Indica que el oxígeno, aunque escaso, ya desempeñaba un papel clave en algunos ecosistemas mucho antes de su acumulación atmosférica.
Una metodología multidisciplinaria reveladora
El equipo combinó genómica, aprendizaje automático y datos geológicos para rastrear la historia evolutiva de las bacterias. El análisis de 1.007 genomas modernos permitió identificar las transiciones hacia un metabolismo aeróbico.
Los resultados, publicados en Science, destacan al menos tres linajes bacterianos que desarrollaron esta capacidad antes de la Gran Oxidación. Entre ellos, el ancestro de las cianobacterias, cuya fotosíntesis liberó después masivamente el oxígeno atmosférico.
Este enfoque abre perspectivas para estudiar otros rasgos evolutivos.
Para profundizar: ¿Qué fue la Gran Oxidación?
Este cambio geoquímico, ocurrido hace unos 2.400 millones de años, corresponde a la primera acumulación duradera de oxígeno en la atmósfera terrestre. Antes de este evento, nuestro planeta estaba dominado por entornos reductores, donde el hierro de los océanos y los gases volcánicos absorbían todo rastro de este gas.
El detonante principal fue la actividad fotosintética de las cianobacterias. Estos microorganismos producían oxígeno como subproducto metabólico, que primero se disolvió en los océanos antes de saturar los reservorios geoquímicos y escaparse al aire. Las bandas rojas de las formaciones ferruginosas dan testimonio de esta oxidación progresiva.
Las consecuencias fueron dramáticas para la biosfera primitiva. Muchas especies anaerobias, incapaces de tolerar este gas tóxico para ellas, desaparecieron, mientras que los organismos capaces de utilizarlo experimentaron una explosión evolutiva. Este giro preparó la emergencia, miles de millones de años después, de las formas de vida complejas que conocemos hoy.
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