viernes, 11 de abril de 2025

Mapean miles de kilómetros de fondo marino inexplorado y los investigadores se frotan los ojos al descubrir decenas de nuevas especies

 


En mitad del Océano Pacífico, frente a las costas del sur de Chile, un barco blanco y azul ha pasado desapercibido para la mayor parte del mundo. Pero bajo la superficie, a más de 3.000 metros de profundidad, ese mismo buque ha abierto la puerta de un universo que hasta ahora era completamente desconocido. Se llama RV Falkor Too y es la nave insignia del Schmidt Ocean Institute, uno de los centros de investigación marina más punteros.

En una expedición de 2024, el Falkor Too y su tripulación exploraron cuatro enormes cañones submarinos, las zonas donde el lecho oceánico se desploma en pendientes vertiginosas y la luz solar no ha llegado nunca. Con el vehículo teledirigido SuBastian, los científicos cartografiaron hasta 2.000 kilómetros cuadrados de fondo marino y, para su sorpresa, se encontraron con una comunidad biológica que nadie había visto antes.

Allí, donde la vida parece imposible, pululan organismos de lo más variado. Aparecen esponjas que flotan como nubes, corales que crecen en la oscuridad total, estrellas de mar con formas retorcidas, crustáceos traslúcidos y pulpos que parecen salidos de otro planeta. En total, el equipo documentó una sesentena de especies nuevas para la ciencia, sin nombre ni clasificación oficial por ahora. “Lo que estamos viendo aquí es radicalmente diferente”, señalaron los investigadores desde el barco, según recoge la revista Focus.

La expedición no solo se centró en descubrir nuevas criaturas. Los científicos quisieron estudiar los ecosistemas que se forman en torno a las filtraciones de metano, una especie de escapes naturales que surgen del lecho marino. Estas fugas crean un entorno químico que permite la existencia de vida sin necesidad de luz, una especie de oasis abisal.

Desde que el Falkor original se retiró en 2021, su heredero (el RV Falkor Too, activo desde 2023) se ha convertido en una auténtica referencia para la exploración oceánica. Con ocho laboratorios a bordo y capacidad para misiones largas, ya cubrió miles de kilómetros de fondo marino por todo el mundo.

Pero lo que encontraron en Chile, aseguran los investigadores, no se parece a nada de lo que habían visto antes, ni siquiera en otras regiones ricas en metano como América del Norte. La composición de las comunidades es diferente, la biodiversidad es más intensa y el entorno, más dinámico de lo que esperaban. Y así, sin hacer ruido en la superficie, el Falkor Too volvió a demostrar que el océano guarda secretos que ni siquiera la ciencia más avanzada puede prever.

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