Dos cruces invertidas junto al féretro del Papa Francisco. La imagen pasó casi desapercibida durante la ceremonia que trasladó el cuerpo del Pontífice desde la Casa de Santa Marta hasta la basílica de San Pedro del Vaticano, donde quedó instalada su capilla ardiente para que los fieles pudieran darle un último adiós. Y eso que millones de ojos estuvieron atentos a cada detalle de la retransmisión: desde la rica «simbología escondida» en la capilla papal, hasta la identidad de los cardenales que ya se adivinaban en el cortejo fúnebre.
Sin embargo, en el maremágnum informativo que rodea a las exequias del Pontífice no han faltado ni los bulos, ni las manipulaciones interesadas, ni, como en el caso que nos ocupa, las conspiraciones truculentas fruto de la ignorancia.
En las redes sociales se han viralizado, en las últimas horas, unas capturas de pantalla de la retransmisión oficial, que mostraban cómo el cuerpo del Santo Padre había sido depositado junto a dos evidentes cruces doradas... pero invertidas. Y las especulaciones se han desatado, entre los usuarios de X, Instagram, TikTok e incluso WhatsApp, que pretendían asociar a la Santa Sede con grupos satánicos, la masonería y toda una cohorte de variantes illuminati.
El motivo es que la cruz invertida es, junto al pentagrama, uno de los símbolos más empleados por los adoradores de Satanás, como un modo de burla a la Cruz de Cristo –cuya importancia, por otra parte, reconocen así de forma implícita–. Y lo cierto es que no se trata de ningún montaje: en efecto, el ataúd del Papa Francisco sí fue depositado junto a dos cruces invertidas. Pero no por el motivo que han difundido los conspiradores de internet.
La capilla ardiente del Pontífice se ha instalado en la nave central de la gran basílica vaticana, justo delante del Baldaquino de San Pedro creado por Bernini. El contorno del altar mayor está cercado por una pequeña balaustrada de mármol con luminarias de bronce, cuyas portezuelas lucen, hacia el interior (es decir, visibles para quienes celebran desde el altar, pero no para los fieles que miran hacia él) las cruces invertidas. Unas portezuelas que dan acceso hacia unas escalinatas que bajan hacia un nivel inferior.
Esa proximidad a la tumba petrina es la que da sentido a las cruces invertidas: según la Tradición milenaria de la Iglesia, san Pedro fue martirizado en Roma por predicar que Jesús había resucitado y negarse a reconocer la divinidad del emperador.
Primero fue hecho preso en la cárcel mamertina, aún conservada en el foro romano, muy próxima al Coliseo. Y después, enviado a una de las siete colinas de la Ciudad Eterna, la colina vaticana, donde sería ejecutado mediante la crucifixión.
Al ver que iba a morir del mismo modo que Jesús, Pedro, ya anciano pero con el mismo carácter impulsivo que manifiestan todos los textos evangélicos, exclamó que no era digno de compartir el mismo tormento que había sufrido el Hijo de Dios, y pidió ser crucificado cabeza abajo. Algo que obligó a los soldados romanos a colgar el travesaño horizontal a la altura de los pies, y a clavarle estos donde habría tenido que descansar la cabeza. Dicho de otro modo: la cruz de san Pedro era como la de Jesús... pero invertida.
Salvo san Juan, que lo hizo en el exilio, todos los demás apóstoles de Jesús murieron martirizados por negarse a callar su resurrección. Motivo por el cual también san Andrés fue crucificado y, como su hermano Pedro, pidió modificar su cruz, que en ese caso fue en forma de aspa.
La adopción de la cruz invertida como símbolo entre los satanistas fue, en realidad, una apropiación muy, muy posterior, ya en el siglo XIX. Y de ahí que no sea infrecuente encontrar este tipo de simbología en templos católicos centenarios, como la basílica Vaticana... y en la iconografía pop que el cine de terror ha asociado al culto al demonio.
Dicho de otro modo: las dos cruces invertidas que se han podido ver junto al féretro de Francisco, lejos de una burla al crucificado son un símbolo de respeto y una constatación de la sucesión apostólica que une a los primeros discípulos de Cristo con la Iglesia católica que hoy peregrina en la tierra.
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