Carta de un Hijo
Hoy, en este especial Día de la Madre, rendimos homenaje a esa mujer extraordinaria que ha sido el pilar de nuestras vidas. Ella, con su inagotable amor y sacrificio, ha dejado atrás sus propias ilusiones para dedicarse por completo a cuidarnos y protegernos. Su vida se ha tejido con hilos de desvelo y dedicación, siempre dispuesta a llevarnos de la mano por el camino del aprendizaje y la experiencia.
Desde nuestros primeros pasos, ella ha estado allí, sosteniendo nuestro pequeño mundo con su cariño infinito. Nos enseñó a levantarnos después de cada caída, a enfrentar los retos con valentía y a valorar las pequeñas cosas. Con su sabiduría, nos ha guiado, llenando nuestros corazones de enseñanzas que perdurarán por siempre.
Aquellos momentos en los que su risa iluminaba nuestras tristezas y sus abrazos compartían una calidez que, aún hoy, sentimos en lo más profundo del alma. Cada sacrificio realizado, cada lágrima derramada, cada sonrisa compartida, son testimonios de un amor que no conoce límites. Ella es la arquitecta de nuestros sueños, la que transforma lo cotidiano en magia y lo simple en extraordinario.
Hoy celebramos no solo su rol como madre, sino la esencia misma de su ser: una mujer valiente, fuerte y llena de amor. A ti, mamá, que has sembrado en nosotros valores y esperanzas, te agradecemos por cada día, por cada lección, por cada abrazo. Tu amor ha sido nuestro refugio y tu fuerza, nuestra inspiración.
En este Día de la Madre, celebremos la grandeza de quien lo da todo sin esperar nada a cambio. Agradezcamos por su dedicación, su esfuerzo y su infinito cariño. Que hoy y siempre, el eco de nuestro amor regrese a ti, multiplicado y eterno. ¡Feliz Día de la Madre!
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