Con la llegada del verano, las altas temperaturas, la humedad y los cambios en los hábitos de vida favorecen la aparición de numerosos riesgos ambientales. Entre ellos, las plagas encuentran el escenario ideal para proliferar, aprovechando las condiciones cálidas y la actividad humana al aire libre. Ya sea en zonas urbanas, rurales o costeras, los insectos, roedores y otros organismos aumentan su presencia durante estos meses, convirtiéndose en un problema no solo para el bienestar, sino también para la salud pública.
Además del malestar que generan, muchas de estas plagas actúan como vectores de enfermedades potencialmente graves. Las picaduras, las mordeduras o el simple contacto con algunos de estos organismos pueden desencadenar desde reacciones alérgicas hasta infecciones más serias. Por ello, las autoridades sanitarias suelen intensificar la vigilancia en esta época del año, lanzando recomendaciones preventivas a la población.
En este sentido, el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), uno de los principales organismos de salud pública de España, formado por investigadores, médicos especialistas y expertos en enfermedades infecciosas, han alertado sobre el repunte de la enfermedad de Lyme en nuestro país: un problema de salud que está relacionado con las picaduras de garrapatas. De hecho, estas pequeñas criaturas están aumentando su presencia.
Uno de los motivos principales que está favoreciendo su expansión es el cambio climático, pues ahora tienen temporadas de actividad más largas. Además, el crecimiento de zonas verdes en las ciudades y el auge de actividades al aire libre favorecen el contacto entre personas y garrapatas. Por otro lado, y el que suele ser más habitual, el contacto con animales domésticos y mascotas como los perros suele incrementar el riesgo hasta un 36 % más.
Sin embargo, las autoridades avisan de que las zonas rurales y de montaña son clave y, por consecuente, los que vivan en esos lugares o los que suelan transitarlos (senderistas, cazadores, excursionistas y campistas) deben ir con especial cuidado. Los expertos recomiendan revisar la piel después de haber estado en el campo o en contacto con animales, usar ropa adecuada (pantalones largos, camisas de manga larga y colores claros), aplicar repelentes y llevar un control veterinario frecuente de nuestras mascotas.
A menudo desconocida, la enfermedad de Lyme es una infección causada por una bacteria (Borrelia burgdorferi) que transmiten algunas garrapatas al picar. Los síntomas iniciales pueden ser fiebre, dolor muscular, fatiga y un sarpullido característico en forma de anillo y, si no se trata a tiempo, puede afectar a las articulaciones, el sistema nervioso y el corazón. Normalmente, el tratamiento se basa en antibióticos, pero es fundamental detectarla pronto para evitar complicaciones. Por ello, si aparece una picadura sospechosa o síntomas tras una excursión, es importante acudir al médico cuanto antes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario