En 1958, un equipo de investigadores soviéticos descubrió en las capas subterráneas de la Antártida, una cadena montañosa desconocida hasta ese momento. En homenaje a un geólogo ruso fallecido tres años, lo llamaron la Cordillera Gamburstev.
Desde entonces es uno de los relieves más enigmáticos que existen en el planeta Tierra. En 2009, un grupo de científicos finalmente ha podido detectar su origen. En un artículo publicado en la revista científica Nature, el geofísico Robin Bell, de la Universidad de Columbia, ha afirmado que la cordillera tuvo su origen hace mil millones de años.
Cuándo "desapareció" la Cordillera Gamburstev
Todavía eran años de Gondwana, el supercontinente que se fragmentó hace 250 millones o 100 millones de años, según diferentes estimaciones. Pero ha sido hace 34 millones de años cuando la Cordillera Gamburstev quedó completamente cubierta por una enorme masa de hielo, equivalente al tamaño de Canadá, que actualmente conocemos como la Antártida.
Sí, aunque suena difícil de creer, esta cadena montañosa muchas veces comparada con los Alpes por sus dimensiones es imposible de encontrar y mucho más compleja de estudiar, con temperaturas que alcanzan los -80º C.
Esta vez, la última novedad es el hallazgo de un grupo de investigadores liderado por el geólogo Timothy Paulsen, de la Universidad de Wisconsin-Oshkosh, y el termocronólogo Jeff Benowitz, de la Universidad de Colorado Boulder.
Qué sabemos por el nuevo estudio de la cordillera
Por el estado de las rocas, lo que han identificado es una historia mucho más dinámica de lo que los geólogos creían hasta hoy. La cordillera esconde una intensa actividad de formación de montañas, erosión y choque de placas tectónicas. Incluso un período glaciar hace 300 millones de años.
Con base en estos resultados, su historia geológica se asemeja a la del este de Australia, territorio con el que alguna vez ha estado conectado. Los estudios también confirman que los orígenes geológicos más antiguos han moldeado el paisaje moderno e influido en los ciclos de los glaciares y hasta en el clima global de la Tierra.
Si bien todavía persisten numerosos interrogantes sobre la topografía antártica, estos nuevos avances permiten arrojar luz sobre una de las geografías menos conocidas del planeta. Luego del éxito de la técnica de termocronología se estima que los desarrollos tecnológicos permitan obtener resultados más precisos mediante sensores sísmicos y análisis geoquímicos.
Durante 2025, otros estudios han ofrecido información inédita bajo el hielo. La cordillera de Gamburstev no está sola, ya que se han descubierto más de 400 lagos subglaciares, donde se estima que existen microbios únicos en el mundo.
El estudio de este territorio no es una mera casualidad. El 90% está cubierto por una gruesa capa de hielo de aproximadamente 2,2 kilómetros de profundidad. Considerando que gran parte de la Antártida Occidental se encuentra bajo el nivel del mar, si esta enorme masa de hielo acabara flotando en el océano podría tener consecuencias letales para el planeta.
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