De todos los destinos acuáticos que triunfan en las escapadas veraniegas, ya sean piscinas naturales (como esta poza considerada el Everest de los espeleólogos), paisajes fluviales, calas, playas kilométricas o parques acuáticos, hay uno que destaca por su espectacularidad. Estas son las cascadas, saltos en los que el agua se despeña desde metros de altura a pozas de agua cristalina. La escena que se genera, en un marco de naturaleza frondosa, impacta especialmente en un territorio como Castilla y León, y más cuando la cascada en cuestión ronda los 20 metros de altura.
UNA CASCADA ENTRE CAMPOS DE TRIGO Y CEBADA
La cascada del Peñón, también llamada cascada de Pedrosa de Tobalina, sorprende a los visitantes principalmente por su ubicación. Al norte de la provincia de Burgos, donde es más común esperar campos interminables de cereal (que también los hay), se encuentra la espectacular comarca de Las Merindades. Esta comarca hace de transición entre la montaña cantábrica y la meseta castellana, y ofrece un entorno verde plagado de pueblos medievales, desfiladeros y rincones acuáticos.
De entre todos ellos destaca esta cascada, perteneciente al municipio del Valle de Tobalina. Está formada por el río Jerea, uno de los afluentes del Ebro, y es uno de los destinos favoritos de los burgaleses para una escapada o excursión veraniega. Cada año recibe multitud de visitantes que se bañan en sus pozas y, si son lo suficientemente valientes, saltan desde sus 20 metros de altura para zambullirse en el agua (que, por cierto, está muy fría).
EL PUEBLO BAUTIZADO COMO EL LUGAR DE LAS PIEDRAS
Además de un destino acuático, Pedrosa de Tobalina conserva el encanto de los pueblos de la zona. Su parte vieja forma un pintoresco casco urbano conformado por casas solariegas con estructura de madera, piedra arenisca y solanas orientadas al este o sur, algunas de ellas rehabilitadas para su uso en la actualidad, aunque respetando la arquitectura tradicional. El nombre del pueblo, Pedrosa, significa precisamente “lugar de piedras”, un reflejo tanto de su entorno geológico (repleto de desfiladeros, zonas montañosas y cascadas) como de sus construcciones centenarias.
Pedrosa de Tobalina es también un destino ideal para senderistas: el pueblo, en un entorno natural privilegiado, es punto de partida de distintas rutas que recorren importantes puntos de interés del territorio, como los encantadores pueblos de Frías y Tobera, este último con su propia cascada, o el complejo kárstico de Ojo Guareña, un monumento natural un poco más alejado pero que compone una de las joyas del territorio.
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