Un grupo de científicos detectó pulsaciones profundas en la Tierra bajo África, las cuales podrían desencadenar la separación del continente.
Según los investigadores, los pulsos están formados por magma del manto fundido bajo la corteza de la Tierra que se mueve de forma rítmica. La pluma de manto caliente se eleva en pulsaciones que son como los latidos de un corazón, aseguran.
Finalmente, el continente se partirá en dos y se formará un nuevo océano.
Eso ocurrirá a lo largo de millones de años, a medida que las placas tectónicas se separen en zonas de fisura como las de la región de Afar, en Etiopía. Allí es donde los científicos encontraron la prueba del inesperado comportamiento.
“Descubrimos que el manto bajo Afar no es uniforme ni estático, sino que pulsa, y dichos pulsos llevan rasgos químicos distintos”, explicó Emma Watts, la investigadora que dirigió el estudio.
“Las placas agrietadas situadas arriba canalizan los pulsos ascendentes del manto parcialmente fundido. Esto desafía las ideas actuales sobre la interacción entre el interior de la Tierra y su superficie”, añadió.
En la investigación, los científicos recolectaron muestras de la región de Afar, donde confluyen tres grietas tectónicas. Los científicos han pensado durante mucho tiempo que el manto era empujado hacia arriba, lo que hacía que la corteza se extendiera y finalmente daría lugar a una nueva cuenca oceánica; pero no sabían cómo ocurría.
Para entender mejor ese proceso, tomaron las muestras y las combinaron con los datos y modelos existentes para comprender la pluma mantélica que se encuentra bajo la superficie de la Tierra.
Demostraron que hay una pluma asimétrica bajo la superficie.
También observaron que la evolución de los afloramientos profundos del manto está íntimamente ligada al movimiento de las placas situadas por encima. Según uno de los coautores, Derek Keir, el hallazgo tiene profundas implicaciones para la interpretación del vulcanismo superficial, la actividad sísmica y el proceso de desintegración continental.
Asimismo, el trabajo demuestra que los afloramientos profundos del manto pueden fluir bajo la base de las placas tectónicas y contribuir a concentrar la actividad volcánica donde la placa tectónica es más delgada. Seguir investigando incluye comprender cómo y a qué velocidad se produce el flujo del manto bajo las placas, concluye Keir
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