Una serie de fotografías aéreas tomadas en 1966 durante un vuelo estadounidense sobre la península antártica ha proporcionado a investigadores daneses una visión sin precedentes sobre el colapso de las plataformas de hielo. Este material, olvidado durante décadas, permite entender con mayor precisión cómo ha evolucionado el deshielo en la región y qué consecuencias puede acarrear para el nivel del mar a escala global.
El hallazgo ha sido posible gracias al trabajo del Departamento de Geociencias y Gestión de Recursos Naturales de la Universidad de Copenhague, cuyos científicos han analizado las imágenes mediante fotogrametría estructural. Una técnica que ha permitido reconstruir digitalmente la forma y el espesor del hielo que existía hace casi sesenta años. El estudio se ha centrado en la plataforma de hielo Wordie, que en los años 60 ocupaba una superficie de unos 2.200 kilómetros cuadrados en la bahía Marguerite.
La clave estaba bajo el hielo
Contrario a lo que se creía hasta ahora, el colapso de Wordie no se inició por el calentamiento del aire ni por la formación de lagos superficiales, sino por el aumento de la temperatura del agua marina que circulaba bajo la plataforma. "Nuestros resultados indican que el principal desencadenante del colapso de Wordie fue el calentamiento del mar bajo el hielo", explicó Mads Dømgaard, uno de los autores principales del estudio.
Esta forma de deterioro, más difícil de detectar visualmente, muestra que el proceso de fusión se estaba desarrollando de forma prolongada y silenciosa. Las nuevas evidencias refuerzan la necesidad de vigilar cómo las temperaturas oceánicas están afectando a las capas de hielo flotantes, muchas de las cuales actúan como barrera para el flujo de glaciares hacia el mar.
Consecuencias más allá del Polo Sur
Aunque la desaparición de la plataforma Wordie ha contribuido al aumento del nivel del mar solo en unos pocos milímetros, el fenómeno sirve de advertencia para otras estructuras mucho mayores, como las plataformas Ronne y Ross. Si estas llegaran a colapsar, podrían provocar un incremento del nivel del mar de hasta 5 metros, afectando a regiones costeras de todo el mundo.
El análisis histórico no solo ha permitido entender cómo se produjo el colapso de Wordie, sino que ha identificado patrones comunes de debilitamiento que podrían aplicarse al seguimiento de otras plataformas en riesgo. "Es una herramienta completamente nueva para realizar comprobaciones realistas sobre plataformas que están en proceso de colapso", añadió Dømgaard.
El trabajo, publicado en la revista Nature Communications, también plantea una reflexión sobre el ritmo al que se están produciendo estos cambios. "Todo apunta a que el desmoronamiento de estas estructuras es más lento de lo que se creía", indicó Anders Anker Bjørk. Esta aparente lentitud no implica tranquilidad, sino que hace más difícil revertir la tendencia una vez iniciada.
Una advertencia inequívoca
Bjørk fue claro al respecto: "Era ya como intentar girar un superpetrolero para frenar el deshielo, pero nuestros datos muestran que el proceso de colapso es aún más prolongado de lo que pensábamos. Y ese desarrollo más lento hará que sea más complicado revertirlo una vez iniciado".
Los investigadores coinciden en que los datos obtenidos suponen una llamada urgente a reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero. "Es una señal inequívoca de que debemos frenar las emisiones ahora y no en un futuro lejano", subrayó Bjørk.
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