Entre todos los fenómenos naturales que pueden producirse, probablemente que "aparezca y desaparezca" una isla no es de los más comunes. Este es el caso de la misteriosa isla de San Borondón, una acumulación de tierra situada frente a la costa oeste de África y que formaría parte del archipiélago canario, siendo la "novena isla" de este.
La existencia de esta isla corresponde realmente se trata de una leyenda que se ha ido extendiendo durante siglos, donde numerosos navegantes declaraban haberla visto, según explican desde el Gobierno de Canarias.
Concretamente, existen tres versiones diferentes acerca de la historia de esta isla. La primera de ellas atiende a su descubridor, San Brandán (de ahí el nombre), un monje irlandés que decidió embarcarse al Atlántico después de que un ángel se lo ordenase. Tras siete años navegando en la búsqueda de la vuelta a casa, este monje suplicó a Dios que les diese un terreno donde desembarcar y fue en ese momento cuando una tierra emergió del océano.
Otra versión similar
La segunda de las versiones, ofrece una pequeña variación con respecto a la primera. Así, explica que el monje fue el descubridor y estuvo residiendo en esta isla durante siete años. Como particularidad, esta segunda historia corresponde a los romanos, que se referían a la isla como Aprostitus ("la isla a la que no se puede llegar").
Otra de las versiones explica que esta isla apareció por última vez en cartas náuticas de los siglos XV y XVI, donde se especificaba que solo emergía dos veces cada cien años. Sin embargo, este dato no coincide con las numerosas versiones. Por este motivo, los expertos explican que podría tratarse de un fenómeno llamado fata morgana, una especie de espejismo que se produce cuando se dan unas condiciones atmosféricas muy concretas, donde se daría el reflejo de otra isla cercana. Estas condiciones son tan concretas que esto explicaría que se diese en tan pocas ocasiones.
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