20Minutos
El norte de España cada vez atrae a más veraneantes que huyen de las asfixiantes temperaturas que sufren otras zonas del país durante los meses estivales. Por ejemplo, en Asturias podremos disfrutar de una gastronomía de nivel, bellísimos paisajes cubiertos de verde y una amplia oferta de playas de naturaleza salvaje.
Allí no sufriremos las aglomeraciones y los problemas para encontrar hueco para poner la sombrilla. De hecho, todavía quedan arenales poco conocidos donde disfrutar de un ambiente tranquilo y relajado, y un ejemplo perfecto de ello es la espectacular playa de Almenada.
La playa de Almenada
El concejo de Llanes atesora en su territorio una capital con uno de los cascos históricos mejor conservados de toda Asturias, pintorescas aldeas, valles y montañas con una fauna y flora muy variada y más de treinta playas, entre la que se encuentra la de Almenada, muy cerca de la parroquia de Póo y dentro del Paisaje Protegido de la Costa Oriental.
Con 80 metros de largo y 20 de ancho, se extiende con su arena blanca y fina, dejando a sus espaldas una pared de acantilados rocosos cubiertos de vegetación. Concretamente, encontraremos este enclave en la ensenada que forma el río Vallina al desembocar en el mar. Su acceso es complicado y no dispone de servicios.
Una isla frente al arenal
Lo más llamativo de la playa es la isla que se alza justo enfrente: la isla de Almenada o de Póo. La arena se extiende hacia esa masa de tierra, creando una peculiar forma triangular, con una orilla a cada lado. Así, podremos caminar hasta la isla, aunque los grandes acantilados de esta nos impiden explorarla.
Eso sí, hay que tener en cuenta que solo podremos acceder al arenal con la marea baja, ya que durante la pleamar esta desaparece bajo las olas del mar Cantábrico. Es por ello que debemos controlar el cambio de marea y evitar permanecer allí cuando esta empieza a subir.

No hay comentarios:
Publicar un comentario