Cuando los muros de una iglesia portuguesa del siglo XV se derrumbaron debido al mal tiempo, revelaron algo más que polvo y escombros: dejaron al descubierto al menos doce esqueletos ocultos dentro de las paredes.
La antigua Igreja Matriz de Portimão (que se traduce como Iglesia Principal de Portimão) está situada en el punto más alto de la ciudad, cerca de la famosa playa de Praia da Rocha. Probablemente fue uno de los edificios más impresionantes de la región cuando se construyó, pero el paso del tiempo hizo mella en su estructura hasta provocar el colapso de uno de sus muros. Cuando los equipos llegaron al lugar para evaluar los daños, se toparon con una situación arqueológica inesperada. “Los trabajos para sustituir la pared acabaron dejando al descubierto parte de los huesos, y en ese momento se llamó a un equipo de arqueología para estudiar los hallazgos”, declaró una fuente del Ayuntamiento de Portimão a la Agencia de Noticias Lusa.
Las iglesias antiguas solían tener una doble función como lugares de culto y cementerios, y ahora han surgido preguntas sobre la posibilidad de que exista un camposanto más amplio en la zona, especialmente porque las paredes donde se hallaron los huesos rodeaban un patio. “Es normal encontrar restos óseos en obras cercanas a las iglesias”, explicó la misma fuente, “ya que eran lugares que antiguamente se usaban como cementerios”.
Los primeros análisis apuntan a la presencia de al menos doce cuerpos, aunque el equipo arqueológico no descarta descubrir más restos. Según un comunicado del consistorio, los huesos datan entre los siglos XVI y XIX, y los equipos están preparados para encontrar más esqueletos conforme avance la reconstrucción del muro.
Rita Dias, arqueóloga y directora de proyecto en ERA Arqueologia (la empresa responsable de los trabajos arqueológicos), declaró al medio Sul Informação que, debido a “varias cronologías superpuestas” en el lugar, es probable que la misma zona de enterramiento se utilizara en distintas épocas, a lo largo de varios siglos.
Los equipos deberán analizar los esqueletos para determinar el s***, la edad y posibles patologías de los individuos. “Hasta ahora no han aparecido restos que nos permitan fechar estos enterramientos con mayor precisión”, explicó Vera Teixeira de Freitas, arqueóloga del Museo de Portimão, también a Sul Informação. “Sin embargo, era de esperar que aparecieran vestigios de este tipo en la zona, ya que era común enterrar a la gente dentro y alrededor de las iglesias”.
Dias cree que los enterramientos en los atrios e inmediaciones de las iglesias finalizaron hacia la década de 1860, cuando las preocupaciones sanitarias llevaron a trasladar los cementerios a las afueras de las ciudades. La historia local apoya esta teoría: en 1863 se construyó un nuevo cementerio municipal.
Ahora solo queda preguntarse qué más podría esconder el resto de las paredes.
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