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El giro de 180 grados de Seguridad Social con la cuota de los autónomos obligará a subir más las cotizaciones a partir de 2027 si se quiere alcanzar el objetivo de que el colectivo pague según lo que ingresa realmente. El pasado lunes, el ministerio que dirige Elma Saiz rectificó su propuesta inicial de alzas de cuotas: las congeló para los tramos de menores ingresos y fijó incrementos de hasta el 2,5% para el resto el año que viene.
Sin embargo, el ministerio sigue manteniendo su meta de que en 2032 la base de cotización de los autónomos sea igual a sus ingresos reales, tal y como sucede con los asalariados. Sostienen que así se refleja en la ley, aunque organizaciones sectoriales como ATA rechazan esa interpretación. Para que esto suceda, las bases mínimas de cotización de los autónomos que ganan más de 1.167 euros al mes deberían aumentar entre un 23% y un 211% aproximadamente de aquí a 2032.
Los autónomos con menores ingresos —la mayoría en el sistema— son los que están más cerca del objetivo. Por ejemplo, el tramo más bajo de la tabla general ya cotiza por una base mínima de 951 euros al mes, por lo que, con un incremento del 23% repartido en siete años, sería suficiente para que un autónomo que ingresa 1.167 euros al mes (límite inferior del tramo) cotice por sus ingresos reales.
El caso más extremo es el de los autónomos con rendimientos netos de 6.000 euros o más al mes (cifra que coincide a grandes rasgos con la base máxima prevista para el año 2032 por Seguridad Social). Actualmente, este grupo tiene una base mínima de 1.976 euros al mes. Para que esa cotización se corresponda con sus ingresos reales, la base debería triplicarse en apenas siete años.
En el caso de los tramos de ingresos inferiores a 1.167 euros al mes (el SMI en 2022) la situación ess bases mínimas fueran creciendo en proporción al diferente. La idea inicial de Seguridad Social era que la salario mínimo interprofesional. De hecho, las bases mínimas en esos tramos ya están muy próximas a los ingresos reales de los autónomos. El Gobierno decidió congelar las cuotas para estos tres tramos inferiores a 1.167 euros en 2026, en los que se encuentran en torno a 1,4 millones de autónomos, según fuentes oficiales de Seguridad Social. Buena parte de estos autónomos decidieron cotizar por encima de la mínima en 2023, según trasladan las mismas fuentes.
Sobreesfuerzo a partir de 2027
Seguridad Social ha pasado de proponer subidas de cuota de entre el 3,8 y el 35% anual en el periodo 2026-2028 a plantear un incremento como máximo del 2,5% solo en 2026. Este menor ritmo de crecimiento obligaría presentar subidas más drásticas en los próximos años para alcanzar el objetivo de 2032.
"Si las subidas se posponen —como ocurre con la propuesta de 2026—, el esfuerzo tendrá que concentrarse en la segunda mitad del periodo, y eso puede generar tensiones para muchos autónomos", explica Jesús Fernández-Bravo, presidente del Registro de Economistas Asesores Laborales (EAL), en conversación con La Información Económica. "La magnitud del ajuste pendiente es considerable. Sin una senda clara de incrementos graduales, será difícil alcanzar el objetivo de cotizar por ingresos reales en 2032", añade el especialista.
"La decisión de 2026 puede interpretarse como una pausa política que encarece el futuro. O se acelera después, o se renuncia de facto a la convergencia plena. Es improbable que en 2032 se logre la cotización por ingresos reales si las subidas siguen siendo tan moderadas", apunta el especialista.
Fernández-Bravo considera que el objetivo marcado es "deseable", en términos de equidad y sostenibilidad, pero "difícil de cumplir en la práctica". "La heterogeneidad del colectivo —autónomos con ingresos muy bajos, falsos autónomos, profesionales liberales, pequeños negocios familiares o emprendedores con rentas muy variables— hace que aplicar una correspondencia estricta entre cotización e ingresos resulte muy complejo", sostiene.
"Si se llegara a una equivalencia total, muchos negocios de baja rentabilidad o con ingresos irregulares no podrían asumir las cotizaciones plenas. En sectores como el comercio minorista, la hostelería o ciertos servicios personales, el margen es tan ajustado que una subida fuerte de cuotas podría empujar a parte del colectivo a la economía sumergida o al cese de actividad", apunta.
El presidente de EAL sostiene que lo más "realista" es pensar que en 2032 se llegará a una "aproximación razonable" en la cotización respecto a los ingresos reales, pero no una igualdad perfecta. "Es probable que el sistema mantenga cierta flexibilidad: tramos amplios, reducciones o deducciones para ingresos bajos, y fórmulas que permitan adaptarse a la estacionalidad o a las variaciones mensuales", zanja.
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