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La Rambla de Barcelona, actualmente en obras de reurbanización hasta 2027, no es solo una vía emblemática de la ciudad, sino que es una parada obligatoria para todos los turistas. Su atractivo turístico combina con una gran actividad comercial: quioscos de prensa y flores, restauración y el mercado más antiguo de la ciudad, la Boqueria. Sin embargo, hay un elemento que a lo largo de los años ha levantado la discordia entre los vecinos del barrio Gótico: Las terrazas de los restaurantes. Actualmente, esta vía cuenta con 62 bares o restaurantes y la mitad cuenta con licencia de terraza. Muchos ciudadanos ven en la Rambla una suerte de slalom plagado de obstáculos pensados para el turista más que un espacio propio para disfrutar del centro de la ciudad paseando.
En este contexto, y aprovechando que las obras en el tramo central de la Rambla entrarán en su fase final el 19 de enero, el Ayuntamiento ha anunciado que se acometerá una reordenación de las terrazas en esta zona en 2026 para cumplir con su objetivo: que vuelva a ser un lugar para pasear a la vez que se garantiza la actividad económica. Así lo ha explicado este martes la responsable de Promoción Económica, Raquel Gil, en una rueda de prensa en la que ha detallado que la idea es liberar 1.436 metros cuadrados de la actual configuración de la vía, ubicando las terrazas entre los alcorques de los árboles, ganando así un 33% de espacio para pasear en el tramo central.
En esta línea, Gil ha afirmado que esta reordenación conllevará una reducción de las terrazas que hay actualmente, aunque no ha especificado el número de mesas y sillas que se retirarán. El consistorio está todavía negociando con el Gremi de Restauración y los Amics de la Rambla la afectación concreta que tendrá sobre los negocios. "No podemos aterrizar el porcentaje, pero tiene que permitir no perder de vista el objetivo de ganar espacio para la ciudad y que, a la vez, se respete al máximo posible la actividad económica para no poner en peligro la viabilidad de los negocios", ha dicho Gil.
Por el momento, en enero empezará la reforma de la mayor parte del ámbito central de La Rambla, lo que ya obligará a retirar temporalmente algunas de estas terrazas. Concretamente, se llevarán a cabo trabajos de infraestructuras, pavimentación, alumbrado y mobiliario urbano que se ejecutará en diferentes etapas, desde el Liceu hasta el Pla de l'Ós y la calle Nou de la Rambla. Con esta ampliación de la zona de ejecución de obras, también se reubicarán provisionalmente los quioscos de prensa y los de las floristas.
Estos cambios se suman a una transformación de usos de La Rambla que ha sido constante a lo largo de los últimos años. Primero desparecieron las tradicionales pajarerías: antaño La Rambla era uno de los lugares más icónicos de la ciudad, donde los barceloneses podían comprar un pájaro, un pez o una tortuga. Obligados al cierre, estos espacios se transformaron en puestos de souvenirs, pero la masificación turística y la gentrificación elevaron la presión sobre estos establecimientos a los que el Ayuntamiento echó el cierre a finales de verano de 2024 y derribó en febrero de este año.
Así se reubicarán las terrazas
Para hacer posible esta ganancia de espacio para los peatones, se establece que las terrazas deben respetar unas distancias y separaciones que garanticen la comodidad y la seguridad de la ciudadanía, manteniendo libres los elementos de paso, las salidas de metro, los monumentos, las jardineras, los alcorques y los puntos de señalización, alumbrado y vados.
Hasta ahora, las terrazas podían ocupar, mediante distintas autorizaciones, espacios a ambos lados del tramo central y en las aceras laterales. Con la nueva ordenación, deberán ubicarse exclusivamente en el tramo central. Como criterio general, las terrazas se dispondrán de manera que se garantice un amplio espacio libre para el paso que, con la reforma, supondrá pasar de los 2,40 metros actuales en los tramos más congestionados a disponer de entre 8,50 y 9,60 metros de anchura, según el tramo. Esto implica que el espacio destinado a los peatones será aproximadamente tres veces mayor, según el consistorio.
En el marco de las negociaciones entre el consistorio, el Gremi de Restauració y Amics de la Rambla, también se ha abierto la puerta a actualizar la imagen de las terrazas para "incidir en la calidad global de la nueva Rambla". Una vez se llegue a un acuerdo, compartirán con el sector la definición de los elementos que configuran dichas terrazas.
"Es un principio de acuerdo"
Por su parte, el director general del Gremi de Restauració, Roger Pallerols, ha dicho que por el momento se trata de un "principio de acuerdo" y que todavía debe negociarse cuál será el resultado final de las conversaciones con el Ayuntamiento y los Amics de la Rambla. "Yo no doy nada por hecho", ha afirmado y ha reconocido que "todavía quedan conversaciones para hacer".
De hecho, a diferencia del Ayuntamiento, Pallerols ha indicado que, aunque ve "positiva" la reordenación de las terrazas para ganar espacio para los peatones, considera que "no necesariamente tiene que implicar una reducción de mesas y sillas". Así, ha apostado por trabajar para "minimizar el impacto de mesas y sillas" a la vez que se busca un punto que permita hacer "compatible" el aumento de espacio para los peatones con el mantenimiento de los negocios.
En cuanto a la reordenación de las terrazas, el presidente de Amics de la Rambla, Àlex Balletbó, ha insistido en la importancia de que si se produce una reducción de mesas, sea proporcional para todos los locales para que "todo el mundo pierda más o menos lo mismo".
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