sábado, 18 de julio de 2020

La Okupa de Colau

La okupa de Colau: "¿A una pensión? Pero si en este piso tengo la playa y el colegio de los niños cerca”

Karen ocupó la vivienda en 2017. Desde entonces, ha hecho frente a todos los desalojos con la ayuda del propio Ayuntamiento.


ENRIQUE  RECIO   .... . CRONICA GLOBAL 

Noviembre de 2017. Antonia López nombre ficticio para preservar su identidad— acaba de perder a uno de los inquilinos más antiguos de su edificio en propiedad, en el barrio de La Barceloneta (Barcelona) y a escasos metros de la playa de San Sebastián.
Aunque es una mala noticia para esta catalana después de tantos años como arrendadora, trata de no perder el tiempo. Habla con el arrendatario, firma el fin del contrato, le entrega las llaves y zanja el asunto. La vivienda, de 70 metros cuadrados, volvía a estar libre para alquilarse. O eso era lo que creía esta propietaria.
Apenas había pasado un par de horas, cuando Antonia se desplazó a su edificio para echarle un vistazo a la casa antes de colocar el cartel. Su sorpresa fue mayúscula. Habían cambiado la cerradura y escuchaba voces en el interior. Karen, de origen latino, y una chica de 17 años habían okupado su vivienda. De nada sirvió el diálogo que intentó mantener con la indeseada inquilina. Recibió el chivatazo de que estaba vacía, pinchó la luzel agua y desde entonces hasta hoy sigue viviendo en el apartamento de esta propietaria. 
Lo insólito no es solo que esta okupa siga en el interior del apartamento, sino que lo hace con el beneplácito del Ayuntamiento de Barcelona y de su primera edil, Ada Colau, desde hace más de tres años. Y todo aún habiendo tenido la opción de irse a una pensión en Sabadell (Barcelona), que le ofreció el departamento de Servicios Sociales. "¿Para que quiero una pensión? Para estar todo el día en la calle... aquí estamos bien y mis hijas tienen el colegio al lado", relata la okupa, en una entrevista con una televisión local. 

El desalojo fallido

Ante la imposibilidad de echar a Karen, tras haber llamado a los Mossos d'Escuadra y haber intentado llegar a un acuerdo con ella, esta propietaria terminó llamando a Fuera Okupas. Esta empresa es experta en el desalojo de okupas en todo el país, pero especialmente en Barcelona donde tienen el mayor flujo de trabajo, según explican a EL ESPAÑOL. Su porcentaje de éxito roza el 100%, pero este caso no ayudó a mantener el porcentaje. 
Esta brigada de desokupadores conformada por agentes profesionales, entre ellos comerciales, abogados y un compedio de expertos en deportes de contacto como el bóxeo y el judo, se presentó en la vivienda el pasado noviembre. Como con cada expediente, este grupo empezó a investigar la zona durante los primeros días y poco después estableció un control de acceso en el portal del edificio de Antonia López. 
Este sistema se basa en que solo pueden salir y entrar del edificio aquellos inquilinos o propietarios de la finca. Los boxeadores controlan la entrada. En otras palabras, si Karen y su compañera salían del bloque, no volverían a entrar. Normalmente, antes de llegar a este punto, Fuera Okupas trata de alcanzar algún tipo de acuerdo con los indeseados inquilinos, pero en esta ocasión se pudo conseguir. 
Para sorpresa de estos trabajadores, a los pocos minutos de plantarse en el portal, empezaron a llegar decenas y decenas de personas a increparles. Todo se debía al Sindicat Habitatge Raval. Una plataforma pro-okupa que opera en la ciudad condal y que había dado la voz de alarma. "Fuera Okupas está haciendo un control de acceso en casa de Karen. ¡Echémoslos a ellos!", informaron en su cuenta de Twitter. El mensaje corrió como la pólvora.
Acudieron, según testigos, unas 200 personas. 

"¡Passarem!"


En cuestión de segundos, los tres operarios se vieron rodeados de la muchedumbre al grito de "¡Passarem! (pasaremos) ¡Fascistas! ¡Nazis!". En todo momento, según puede advertirse en el vídeo, los trabajadores mantienen la calma, incluso cuando se produce un pequeño forcejeo entre ambos grupos. La tensión es tal que incluso se presentan allí los Mossos d'Escuadra. Los agentes intentan mediar, sin éxito. Poco después, llegan hasta allí también dos representantes de Urbanismo del Ayuntamiento de Barcelona. 
"Vino la concejal de Urbanismo en el distrito del Raval y otra compañera. Nos dijeron que parasemos el control de acceso; que ellos se encargarían de mantener una reunión en el Ayuntamiento de Barcelona con la propietaria y la okupa", cuenta Jorge Fe, el jefe de Operaciones de Fuera Okupas. 
Finalmente, Jorge y sus cuatro trabajadores se marchan del lugar tras el consejo de los representantes locales y las fuerzas de seguridad, y esperan unas semanas a la celebración de dicho encuentro en el Consistorio barcelonés. Sin embargo, cuando llega la fecha, les comunican que no pueden estar presentes, ni siquiera como representantes legales de Antonia, la dueña del edificio. 
Las conclusiones al término de la reunión, según expuso la clienta de Fuera Okupas, eran la siguiente: la okupa se iba a quedar sí o sí. "En Urbanismo le dijeron que le habían marcado con una x y que le podían hacer la vida imposible. Al día siguiente de la reunión, le volvieron a dar el agua a la okupa en la vivienda", asegura el fundador de la empresa de desalojos. 

¿Una pensión ? La ubicación de la vivienda okupada, a escasos metros del mar.

Desde que la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, tomó el mando en 2015, ha cumplido con su promesa de permitir la okupación de edificios municipales en desuso. La condición, afirmó en su momento el gobierno municipal, era que la seguridad de las estructuras de esos inmuebles estuviese garantizada. No obstante, la permisividad de Colau, cuyo pasado como activista estuvo centrado en reivindicar el derecho a la vivienda, ha provocado que movimientos pro-okupa como el anteriormente mencionado hayan tomado poder en la ciudad condal. 
En una entrevista con Betevé, una canal de televisión local en Barcelona, Karen admite que está viviendo en la casa desde nombre de 2017, cuando okupó la vivienda. También que no tiene planteado marcharse hasta que le ofrezcan algo mejor. "He tenido que okupar esta casa. Estuvimos parando desahucios los dos últimos años hasta que llegó el momento en que no pudimos. No me queda otro remedio", confiesa esta mujer. 
Preguntada por si ha recibido ayudar u opciones para irse a otro lugar y abandonar la vivienda okupada, esta okupa admite que "tiene una ayuda de 300 euros" que emplea para darle de comer a sus hijas. Respecto a marcharse, señala: "¿Qué pensiones están dado? ¿Pensiones en Sabadell? No tiene ni siquiera cocina, para estar todo el día en la calle... me quedo aquí. ¿Cómo llevo a mis hijas al colegio? Lo tienen aquí al lado. Yo lo único que quiero es vivir tranquila con mis hijas, no pensar que me van a desalojar. Aquí estoy okupando y me mandan matones, quiero vivir tranquila", insiste Karen. 

Vía penal 

La okupación se había convertido, en pocos más de tres años, en una pesadilla para la dueña del edificio. Así que llevo su caso a los tribunales y demandó a Karen por la comisión de un delito de usurpación. Una contienda legal que finalmente ha ganado la propietaria. Los jueces han fallado que la okupa debe abandonar la vivienda, pero se ha recurrido la decisión del juzgado de primera instancia. De este modo, este caso puede alargarse años hasta que la sentencia sea firme. La pregunta es, cuando sea así, ¿podrá recuperar Antonia su vivienda?
Lo cierto es que la indefensión de los propietarios ante la okupación de la vivienda es absoluta. Una vez se produce, existe la vía penal y la civil para recuperar el inmueble. La nueva normativa aprobada en julio de 2018, permite que, cuando el procedimiento es civil, no sea necesario identificar a quienes okupan el inmueble, lo que ha agilizado el proceso a la hora de desalojarlos.
Si se opta por este procedimiento, se condena al okupa a abandonar el inmueble y a que pague las costas del procedimiento, así como los daños y perjuicios que se hayan producido. Contra esta sentencia no cabe recurso. Por otro lado, cuando el hecho se denuncia a través de la vía penal, bajo el delito de usurpación u ocupación, el procedimiento suele durar años, mientras los okupas siguen disfrutando del inmueble. Y eso precisamente es lo que tiene planeado Karen, disfrutar de su casa al lado de la playa hasta que sea inevitable. 

La ruta del miedo por las Urgencias de Barcelona

La ruta del miedo por las urgencias de Barcelona: “Vamos de cabeza a otro confinamiento”


Los rebrotes se desbocan en la capital catalana y los municipios aledaños. Ya hay un hospital donde los sanitarios están advertidos de que se pueden quedar sin vacaciones.


DAVID  LOPEZ  FRIAS  ........ EL ESPAÑOL


En urgencias del Hospital de Bellvitge (L’Hospitalet) ya advierten a todo el que llega preguntando qué hacer si tiene síntomas de Covid-19: “Si está muy mal, que venga. Si su estado no es muy grave, que vaya primero al CAP que le corresponde”. Están cribando casos y derivando a los ambulatorios, porque el repunte en Barcelona y alrededores es real y en el hospital lo reconocen: el coronavirus ha vuelto (si es que alguna vez se fue) con más fuerza que nunca.
La situación es grave, hasta el punto que la Generalitat ha recomendado a los barceloneses un confinamiento domiciliario. La capital está afectada, pero también su vecina L’Hospitalet, de la que solamente le separa una calle. Muchos de sus casos se están tratando en el Hospital Moisés Broggi de Sant Joan Despí, el primer centro ‘tensionado’ de Cataluña. Es decir, el único en el que a sus médicos ya les han advertido de que pueden quedarse sin vacaciones si la situación no mejora.
La situación no parece, desde fuera, tan crítica como en los meses de marzo y abril. Es porque los hospitales (aún) no están saturados, ya hay test y se sabe de la amenaza del Covid-19. Pero desde dentro, los sanitarios son los primeros en no verlo claro. “La gente se ha relajado demasiado y se ha olvidad de las normas de seguridad, Si seguimos así, vamos e cabeza a otro confinamiento”, le cuenta una fuente sindical a EL ESPAÑOL, desde donde realizamos una ruta por las urgencias de los puntos más críticos del coronavirus en Barcelona. Los hospitales están preocupados, los CUAP saturados y los CAP desbordados.

Hospital tensionado

“Los médicos ya saben que pueden quedarse sin vacaciones este año y así se les ha hecho saber”, cuentan desde el Hospital Moisés Broggi de Sant Joan Despí. Es uno de los muchos municipios del Área Metropolitana de Barcelona (AMB) amenazados por el rebrote de Covid-19 de verano. El Moisés Broggi asume muchos de los casos procedentes de zonas de L’Hospitalet como La Torrasa, uno de los principales focos de los rebrotes. Es, el Broggi, un hospital ‘tensionado’. Advertido de lo que puede pasar en verano: que la gente tenga que confinarse en pleno mes de julio.
En la puerta, igual que en la del Hospital del Bellvitge (el otro gran centro que atiende a la gente de L’Hospitalet y donde se derivan a los más graves) no se percibe sensación de colapso. Una decena de personas espera a sus familiares a a salida de Urgencias, y solamente hay una mujer que reconoce tener a su padre, de 72 años, ingresado por síntoma de Covid-19: “Se empezó a encontrar mal ayer, lo trajimos y lo ingresaron; sabemos poco más”, reconoce.
Hospital de Bellvitge
Hospital de Bellvitge DLF
En gran medida se debe a que en los hospitales tienen claro el proceso de cribaje: las urgencias hospitalarias solamente atenderán a las personas en peor estado y con perfil de riesgo evidente. Lo advierten en la ventanilla de admisiones de Urgencias, donde reconocen que el incremento de pacientes con síntomas de Covid-19 se ha incrementado mucho en los últimos 4 o 5 días. En el Broggi reconocen tener a medio centenar de personas diagnosticadas, de las cuales, 5 o 6 están en la UCI. La nota positiva es que no se ha registrado ningún deceso.
Pero, aunque no se perciba sensación de colapso, los médicos reconocen que la situación es preocupante. En el Broggi no han desmantelado la planta que habilitaron para atender a afectados por el patógeno; la han reforzado y se espera que vaya a más en los próximos días. Como principal causa de estos rebrotes, la poca concienciación de la ciudadanía: “Nos hemos relajado y ahí están los resultados. Es Barcelona, Lleida y una zona importante de la costa de Girona. O nos mentalizamos, o vamos de cabeza a otro confinamiento”, le cuenta a EL ESPAÑOL una fuente de los sindicatos de sanitarios.

CUAP, el paso intermedio

El CUAP Pura Fernández está en un polígono industrial de L’Hospitalet. Es el siguiente paso en la ruta del sintomático, si en Bellvitge no consideran que el paciente esté lo suficientemente grave. En la puerta del CUAP ya advierten con un cartel: “Hay dos horas de espera”. CUAP significa Centro de Urgencias de Atención Primaria, lo que vendría a ser el paso intermedio entre el hospital y el ambulatorio de barrio. Ahí también reconocen que que “en los últimos 3 o 4 días ha habido un aumento de casos bastante importante”. Los pacientes con síntomas son valorados aparte por los médicos, que deciden ingresarlos en el Broggi, en Bellvitge… o mandarlos a casa. “Si los síntomas no son muy graves y dan positivo en la PCR, lo mejor es el confinamiento domiciliario”, explican en admisiones.
Hospital Moisés Broggi
Hospital Moisés Broggi CG
Sin embargo, no parece que la ciudadanía sea plenamente consciente de lo que está sucediendo. A media tarde, la gente busca la sombra de los parques de L’Hospitalet, muchos de ellos sin mascarillas. En uno de los bares de la calle Cobalt (donde se ubica el CUAP), dos hombres debaten, en torno a dos cervezas, acerca de la inconsciencia de sus convecinos. Lo hacen, eso si, sin mascarilla puesta.
En el CUAP también recomiendan que el primer paso que dé la persona con síntomas sea el de consultar en el ambulatorio de su barrio. En el CAP, su centro de proximidad, el último eslabón de la sanidad pública. Este movimiento es el que está permitiendo que en los hospitales todavía no se haya decretado la alarma por colapso, porque ahora hay pruebas PCR suficientes como para que en los centros de barrio se puedan diagnosticar casos. Pero es precisamente en estos CAP donde se está notando más el rebrote, y en algunos casos es difícil de sobrellevar.

Atasco en los CAP

Del hospital al CUAP y de ahí al CAP. Siguiendo la ruta del covid salimos de L’Hospitalet y nos adentramos en Barcelona. Para pasar de una ciudad a tra solamente hay que cruzar una calle. En Barcelona hay un barrio que se llama Eixample Esquerra (Ensanche Izquierda) y que es el que más afectación de Covid-19 tiene en toda la ciudad. En la puerta de su CAP, el Comte Borrell, se forma una notable cola de gente. La mayoría, vecinos que vienen a preguntar qué hacer si tienen síntomas de Covid-19. Sufren el rebrote más duro de los 29 que se han declarado oficialmente en toda la capital catalana. Rebrotes que, a menudo, se funden con los de la vecina L’Hospitalet de Llobregat, dada su proximidad y la constante movilidad de los habitantes de ambas urbes. Cambiamos de municipio, pero el problema es el mismo. Son las dos ciudades más pobladas de Cataluña, lo que convierte este área en un auténtico polvorín.
En el Comte Borrell hacen esperar su turno a todos los pacientes en la acera, les obligan a respetar las medidas de seguridad y hay un cartel en la entrada que ya advierte: “En este centro, las pruebas PCR no se hacen a la carta. Será un médico el que decida si se deben practicar o no”. El aviso viene porque la noticia ha calado entre gran parte de los vecinos: el barrio es el más afectado de Barcelona y uno de los puntos más candentes de toda Cataluña.
Una sanitaria, tapada hasta arriba y con mascarilla y pantalla, selecciona los casos y hace un primer filtro. También reconoce el incremento tan evidente de consultas en los últimos días relacionadas con el coronavirus. Y a la pregunta de si se está colapsando el centro, su única respuesta es señalar con la mirada al resto de personas que hacen cola en la acera, esperando que les digan si son susceptibles de hacerse el test o no.
CAP Comte Borrel, en el Eixample Esquerra, el barrio con más casos de Barcelona
CAP Comte Borrel, en el Eixample Esquerra, el barrio con más casos de Barcelona DLF
“Ahora tenemos tests suficientes y podemos hacerlos a los pacientes que vienen con síntomas claros o que saben que han estado en contacto con alguna persona que haya dado positivo. En invierno se descontroló más la cosa porque faltaban pruebas. Pero aun y así….” concluye, dejando la frase abierta, con la mirada de nuevo en la cola, cada vez más nutrida, que se forma en la puerta del ambulatorio.
Pero unos metros más abajo hay un par de bares y bancos para sentarse. En ambos hay gente sin mascarillas. La calle es un hervidero, huele a viernes por la tarde. De los de toda la vida, de los de salir de trabajar y arreglarse para salir. O de volver de la playa y prepararse para la fiesta. Uno de los camareros del bar, cuando se le pregunta, gruñe y vaticina un nuevo confinamiento en breve. Su compañero le discute y empiezan a debatir sobre las consecuencias económicas de un nuevo cierre. “O nos morimos de virus, o nos morimos de hambre” concluye la conversación.
O de ambas cosas. Barcelona y su área metropolitana están viviendo los peores momentos de la pandemia, que ya parecía olvidada y enterrada el mes pasado. Desde el sector sanitario advierten de que estamos abocados a un nuevo confinamiento si seguimos ignorando las medidas de seguridad. Si eso sucede, los bares y los comercios volverán a cerrar. Ese sería el golpe definitivo que le asestaría el coronavirus a muchos pequeños y medianos empresarios, a muchos trabajadores. Aunque Barcelona, en verano, es tan difícil de controlar como una pandemia. El sol, el turismo, la playa (que está a reventar) y el hartazgo por un confinamiento del que no hemos aprendido nada.

BonArea y Litera Meat los dis focos ocultos

BonÀrea y Litera Meat, los dos focos ocultos del virus en Lleida y Aragón

La Cooperativa Agropecuaria de Guissona y el Grupo Pini, en Binéfar, escamotean información sobre múltiples contagios en sus plantas


IGNASI  JORRO   .......  CRONICA GLOBAL


¿Qué pasa en Lleida y Aragón? Buena parte de la respuesta a esta pregunta no se podría responder sin citar dos de los focos ocultos de propagación del virus SARS-CoV-2, al menos para buena parte de la prensa, en Guissona y Binéfar. En estos dos municipios operan las macroinstalaciones de BonÀrea y Litera Meat (Grupo Pini). Dos empresas cárnicas que han encajado brotes de contagios con el patógeno en el pasado y los vuelven a sufrir.
En la localidad catalana, y según el mapa de la Agencia de Calidad y Evaluación Sanitaria (AQuAS) de Cataluña, hay 261 positivos y 839 sospechosos. No parecen muchos, pero el porcentaje sobre el total de población es aterrador: una de cada siete personas del municipio tiene coronavirus o presenta síntomas equivalentes. La tasa de positivos por 100.000 habitantes es de 368, muy superior a Lleida (193) o L'Hospitalet de Llobregat (143), localidades en las que ya rigen reclusiones o recomendaciones de no salir de casa. Binéfar, en Aragón, está en fase 2 flexibilizada. El municipio sufrió un primer envite del virus en abril, con centenares de infectados. Entonces, uno de los mataderos, Fribin, sumó cerca de 200 casos. Litera Meat, de Grupo Pini, más de 250. Ahora han vuelto las restricciones.

Un titán fuera del foco

Pese a la preocupante situación epidemiológica en ambos municipios, pocas voces citan a las dos grandes empresas. Y las administraciones van a la zaga. La Generalitat de Cataluña anunció ayer restricciones de movimiento en la comarca de La Noguera, pero no en La Segarra, donde BonÀrea tiene su ciudad de la carne. Tomó la decisión el Gobierno catalán pese a que el grupo cárnico admitió que tiene 60 trabajadores contagiados. Lo hizo el 12 de julio, cuando adujo que el porcentaje de infectados (1,2%) sobre el total de empleados era "inferior" al de la población en general y los trabajadores de servicios esenciales, en particular.
bonarea guissona coronavirus
Vista de los muelles de carga de camiones de BonÀrea / CG
Menos fácil de argumentar, BonÀrea negó un brote en Guissona, donde trabajan 4.000 de sus 5.500 empleados. Algunos medios, como Ara, desvelaron que los trabajadores del gigante cárnico en cuarentena podrían alcanzar los 900. Pero Guissona y BonÁrea no existen en los medios. El peso específico en la economía catalana de este conglomerado y sus conexiones políticas y mediáticas propician un apagón informativo. Cada día salen 300 camiones de esta planta.

Gigante italiano 'en la sombra'

Algo similar ocurre con Litera Meat, de Grupo Pini, en Binéfar. La sexta planta del italiano Grupo Pini en Europa fue uno de los puntos negros durante la primera ola de la pandemia y nadie duda que está contribuyendo al rebrote en las comarcas orientales de Aragón, por bien que algunas autoridades apuntaran al botellón como causa del brote comunitario en el municipio. La planta, que sacrifica 22.000 cerdos al día, es un proveedor de primer nivel para el mercado asiático desde que firmara un acuerdo con la china WH Group, el mayor productor de cerdo del mundo.
En abril, CC.OO y CNT denunciaron falta de seguridad en el matadero de la compañía en el municipio. Hubo acciones legales y escritos interpuestos en Inspección de Trabajo por presunto "hacinamiento" de trabajadores. Ya en julio, el PP local exigió aclarar si Litera Meat ha despedido a temporeros de la carne por ser positivos. La mayoría de empleados de la planta son extranjeros y viven en el entorno de la factoría, también en Lleida, una de las zonas con un virulento rebrote.

El 'pelotazo' chino en peligro

Las dos historias de focos de transmisión del patógeno de Guissona y Lleida quedan fuera del debate salud-economía. Tanto BonÀrea como Litera Meat son empresas muy saneadas que marchan viento en popa. La primera arrojó una facturación de 1.920 millones de euros en 2019, un incremento del 5,7% respecto al ejercicio anterior. La reina de la carne en Cataluña, Valencia, Aragón y Andorra ganó hasta 71,5 millones de euros, un 12% más que el año precedente. Destinó 15,6 millones a dividendos. Pese a presentar unos libros inmaculados, el gigante alimentario es cicatero con la información. Ha arrastrado incluso a los grandes sindicatos, que piden no difundir "rumores" sobre la Corporació Alimentària Guissona. La realidad es tozuda: la localidad en la que opera el conglomerado que fundó Jaume Alsina presenta un elevado porcentaje de positivos.
Por lo que respecta a Litera Meat, el matadero de Grupo Pini se ha agigantado en tiempo récord. Aterrizó en Binéfar en julio de 2019 y en diciembre ya exportaba su primer contenedor marítimo de carne a Isla Reunión. El auténtico pelotazo de esta factoría de matriz italiana, no obstante, llegó en enero de 2020, cuando el complejo cárnico de la compañía transalpina logró la certificación de la República Popular China para exportar carne a la potencia asiática. Ello es importante, porque China es el mayor consumidor de esta carne, y se calcula que la peste porcina africana ha barrido la mitad de ejemplares de las explotaciones del país. En este contexto llegó el acuerdo entre Grupo Pini y WH Group para este mercado. La entente se centra en la exportación de 25.000 toneladas de cerdo al mes por un valor de 60 millones de euros. No obstante, los medios chinos ya dieron el aldabonazo de alerta [consultar artículo aquí] sobre la crisis en Litera Meat en abril. Un nuevo brote epidémico en la planta podría quebrar la confianza de los compradores asiáticos. Es quizá por ello que pocos en Binéfar o en el resto de Aragón y España hablan de este macromatadero: hay mucho en juego.

viernes, 17 de julio de 2020

Cataluña no paga lo Prometido a los Sanitarios

Cataluña no paga la 'extra' de 1.350 euros que prometió a sus sanitarios

El Govern será incapaz de abonar el bonus por Covid-19 en agosto: la gratificación queda congelada hasta septiembre, como mínimo


IGNASI JORRO  ......  CRONICA GLOBAL

Cataluña no pagará, de momento, la gratificación de hasta 1.350 euros a los sanitarios por su esfuerzo durante la pandemia del virus SARS-CoV-2. El Gobierno catalán ha anunciado a los trabajadores del sector de la salud --al menos del sector 100% público-- que será incapaz de cumplir el compromiso de abonar la extra que prometió en la nómina de agosto. El bonus, pues, queda aplazado como mínimo hasta septiembre.
Lo han explicado fuentes sindicales a este medio, que han lamentado que los sanitarios "tengan que hacer el enésimo esfuerzo" sin recompensa por parte de la Administración autonómica. Ésta, al parecer, se precipitó anunciando una compensación de entre 350 y 1.350 euros a los profesionales de los hospitales públicos y concertados, englobados en la red Siscat, por su esfuerzo durante el envite de la pandemia en primavera. Lo hizo en junio. Cuando se acerca el cierre de nómina de agosto, la extra a los sanitarios no seran abonadas .

"El sistema no está diseñado para ello"

Al parecer, el Govern tuvo buenas intenciones con el personal sanitario, pero los gestores fallaron en los detalles. "El sistema de recursos humanos del Instituto Catalán de la Salud (ICS) no está preparado para estratificar al personal según categoría y tiempo de exposición al Covid-19, la llamada presencialidad. Hay que recuperar las hojas de horas, guardias y demás", explican las voces consultadas. Por ello, el proveedor público de servicios sanitarios, con 40.000 empleados, ya ha anunciado de que no podrá pagar la extra prometida en agosto.
La promesa es hacerlo en septiembre. El ICS prevé que en dos meses sí habrá podido calcular cuánto se expuso cada sanitario al Covid-19 y cuál es su categoría, los dos factores que determinan qué cantidad del bonus cobrará. Ello es, precisamente, lo que solivianta a la parte social. Todos los sindicatos, salvo Metges de Catalunya (MC), tildaron de "clasista" el complemento. "Un auxiliar de enfermería que se jugó el tipo en primera línea contra el Covid cobrará 350 euros. Un oftalmólogo que hizo telemedicina durante toda la crisis sanitaria y no vio el virus se embolsará 1.350 euros por su categoría laboral. Es injusto", lamentan las 
mismas voces.

Vacaciones en el alero

El impago del bonus a los sanitarios catalanes, al menos los que quedan dentro del perímetro del ICS, que también es el mayor empleador de Cataluña, llega en un momento delicado para el sistema asistencial. La encrucijada es compleja porque los gestores sanitarios deben compaginar el derecho al descanso de los profesionales con la dotación adecuada de personal para controlar los rebrotes de contagios con el patógeno que se han detectado en BarcelonaL'Hospitalet de Llobregat y Lleida. Esta última capital de provincia vive desde hace días en confinamiento perimetral y, desde el miércoles, en semirreclusión.
Las medidas de encierro en esta zona entraron en vigor porque ya hay contagio comunitario del virus. Ello quiere decir que los brotes no se pueden trazar y aislar y se han descontrolado. Ante esta situación, el hospital público de referencia de Lleida, el Arnau de Vilanova, ha planteado reducir las vacaciones a su personal sanitario al 50%: 15 días en lugar de 30. El resto de jornadas se disfrutarían antes de final de año o se abonarían. Un esfuerzo más para los sufridos médicos, enfermeros, auxiliares, camilleros y celadores que, además, no recibirán la extra que les prometieron los consellers Alba VergésPere Aragonès y Meritxell Budó.




Colau El Govern llego tarde a Lleida y ha llegado tarde Area Metropolitana

Colau: "El Govern llegó tarde a Lleida y ha llegado tarde al área metropolitana"

POL   PAREJA     .......   EL DIARIO.ES


La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha comparecido este viernes para criticar la gestión de la Generalitat en la contención de los rebrotes de las últimas semanas. "Es evidente que el Govern llegó tarde a Lleida y llega tarde al área metropolitana de Barcelona", ha afirmado Colau, que ha añadido que es una "percepción objetiva" que comparten "otros ayuntamientos y expertos sanitarios".
Este viernes, la Generalitat de Catalunya ha pedido a casi tres millones de vecinos de Barcelona y otros 12 municipios de su área metropolitana no salir de casa salvo para lo imprescindible y que no acudan a sus segundas residencias debido al incremento de la transmisión comunitaria del coronavirus.
Colau ha vuelto a insistir en los "déficits de coordinación" de los rastreadores y ha recordado que desde su consistorio llevaban días avisándolo."Hace una semana ya alertamos de que había problemas serios con el sistema de rastreo", ha señalado la alcaldesa, que ha vuelto a tender la mano para ofrecer los recursos del Ayuntamiento. "Nos llegaba gente a la que le habían detectado el virus y no se seguían sus contactos".
Sobre las órdenes del Govern, Colau ha criticado la falta de concreción y el poco margen que han tenido los ayuntamientos afectados para estudiar el decreto. Ha recordado también que hay una serie de medidas que son prohibiciones y otras en cambio son recomendaciones. "Barcelona no está confinada", ha afirmado la alcaldesa, que sin embargo ha pedido a toda la ciudadanía que reduzca los encuentros con otra gente y los limite a su círculo más próximo. Los 13 representantes de los municipios afectados se reunirán el sábado por la mañana con el president de la Generalitat, Quim Torra y el resto del Govern para trasladarles el "desconcierto" por la falta de concreción así como intentar consensuar y coordinar todas las medidas.
A pesar que desde la Generalitat han pedido esta mañana que nadie salga de casa excepto para actividades esenciales, Colau ha optado por mantener algunas actividades culturales en la ciudad que se celebran este fin de semana como el Grec, el Cruïlla o les Nits al Fòrum porque, según ha explicado, en estos eventos se garantiza la higiene, la distancia y además los asistentes quedan registrados.
También ha apostado por mantener la actividad en centros deportivos siempre que se lleven a cabo deportes individuales y ha recordado que en estos centros deportivos municipales no se ha detectado un solo contagio.
Sobre la posible prohibición de ir a la playa, la alcaldesa ha respondido que esta tarde se reunirá con el resto de alcaldes de los municipios afectados que también tienen acceso al mar para intentar pactar medidas conjuntas. Sí que ha avanzado, sin embargo, que su apuesta es "como mínimo" reducir el aforo.
El metro de la ciudad suspenderá a partir del sábado la ampliación del horario nocturno de los fines de semana y vigilias de festivo y los últimos vagones saldrán a las 12 de la noche en lugar de las 2, una medida que según Colau se lleva a cabo para "desincentivar el ocio nocturno".
El primer teniente de alcalde, Jaume Collboni, ha explicado que el Ayuntamiento ha pedido "aclaraciones" al Govern para que concrete la situación en la que quedan restaurantes, comercios y negocios como cines o teatros que aplican las medidas de seguridad necesarias y que durante los últimos meses han hecho inversiones para poder adaptar sus espacios. "Hemos pedido aclaraciones para que todo el mundo tenga muy claro qué se puede hacer y qué no", ha remachado.

33 brotes en la ciudad

El coronavirus avanza rápido en Barcelona, ya hay 33 brotes y los casos aumentan exponencialmente. La semana del 29 de junio al 5 de julio hubo 164 positivos, la siguiente ya fueron 497 positivos. Esta semana, a falta de los positivos que se registrarán entre el sábado y el domingo, ya son 414 los nuevos positivos detectados en la ciudad. Según ha precisado la concejal de Salut de la ciudad, Gemma Tarafa, el 30% de los nuevos contagios son menores de 34 años.
Tanto la zona metropolitana Sur, a la que pertenece L'Hospitalet, como la región sanitaria de la ciudad de Barcelona han multiplicado sus contagios en una semana. La incidencia del virus en la capital era a fecha 13 de julio de 4,9 casos de media diaria en la última semana por cada 100.000 habitantes, el doble que la semana anterior, aún lejos de L'Hospitalet (12,5), que en esa fecha era el tercer gran municipio de Catalunya en incidencia de coronavirus después de Balaguer (64) y Lleida (59).
Lo que preocupa sin embargo a las autoridades es que L'Hospitalet y Barcelona –como otros municipios metropolitanos– son una continuidad urbana con una enorme movilidad y densidad de población. A ello hay que añadir una cifra de contagios que sube día a día con la seria duda de que el sistema de rastreo esté funcionando (en Lleida la Generalitat ya ha reconocido que quedó superada).

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