El paso a paso de la organización de la rave ilegal de Llinars
A la macrofiesta ilegal de Llinars del Vallès (Barcelona), que se celebró por Fin de Año, asistieron más de 1.500 personas. ¿Cómo es posible organizar una fiesta de estas magnitudes sin que nadie se dé cuenta? Desde de ElCaso.com, hemos hablado con uno de los asistentes, que nos ha explicado todos los detalles de la organización de esta rave.
Avisan de la rave por un grupo de WhatsAppp
Los organizadores, un chico de Tarragona de 22 años y una joven de 29 años de Holanda, ya hacía días que habían alertado a todo el mundo de esta fiesta a través de un grupo de WhatsApp. Se trata de un grupo donde los integrantes son jóvenes que acostumbran a ir a las raves
Los organizadores eran conscientes de las consecuencias que suponía que los policías se dieran cuenta de esta macrocelebración, así que no facilitaron la ubicación a nadie hasta el mismo 31 de diciembre, que es cuando empezó la fiesta.
Pasan la ubicación a último momento
"Muchas personas nos pensábamos que la fiesta sería en Girona o en Tarragona y ya hacía días que había mucha gente con sus furgonetas por estas zonas, pero a último momento, dijeron que se haría en un pueblo próximo a Barcelona. Se esperaron hasta el último momento para compartir la ubicación", comenta el chico entrevistado.
Consideraron que la nave abandonada de la Bòbila, donde se hizo la fiesta, era el lugar ideal para hacer esta rave, ya que cumplía con dos puntos importantes: en primer lugar, estaba muy apartado y, el segundo y más importante, que estaba en una zona de muy difícil acceso para los policías.

Un joven que asistió a la rave ilegal de Llinars del Vallès (Barcelona) explica cómo se ha organizado esta fiesta / Cedida
El camino principal para entrar en la nave tenía unas piedras enormes en medio, de manera tal que los coches de policías no podían entrar. ¿Pero entonces, cómo consiguieron entrar los más de 200 vehículos que había?
"Muchos de los asistentes de la rave entraron por un camino secreto por donde no nos veía a la policía y pudimos acceder con las furgonetas y con los coches", explica el joven. Antes de la macrofiesta, sin embargo, llegaron los organizadores que montaron todo el escenario y, después, poco a poco, empezó a venir el resto de la gente, a los cuales habían facilitado la ubicación la misma tarde de la fiesta.
Zona de muy difícil acceso para los policías
Tanto los organizadores como el resto de asistentes eran conscientes de que sería muy difícil que los desalojaran: "Los policías no querían entrar porque nos tenían miedo, sabían que si entraban se liaría mucho". Aunque los mossos sospechaban de una fiesta a Fin de Año, no se imaginaban que sería de estas dimensiones y no tenían efectivos suficientes para desalojarlos y, por eso mismo, tardaron más de 40 horas al hacerlo
Esta fiesta, que en principio era gratuita, les ha salido muy cara a todas las personas que han sido identificadas, ya que se enfrentan a multas de 3.000 euros por haber incumplido las medidas de prevención del coronavirus y atentar contra la sanidad pública.